Función pastoral del Decano y del decanato dentro de una más vigorosa pastoral diocesana.

1. En la organización pastoral de nuestra Arquidiócesis, que ha buscado la comunión y la descentralización para atender con mayor eficacia y prontitud a los fieles, el decanato y el decano han cobrado poco a poco protagonismo y se van constituyendo como unidad básica de animación y coordinación de los proyectos pastorales, sobre todo en la Misión diocesana.
2. El presente escrito pretende ser una exhortación para todos aquellos que tienen un rol importante (de servicio) dentro de la pastoral diocesana, los tiempos han cambiando, la diócesis ha cambiado, la manera de hacer pastoral también tiene que cambiar.
3. No es problema de Mensaje, sino de lenguaje. No son los contenidos los que se buscan modificar, ni siquiera las formas, lo que es necesario cambiar son las actitudes y el espíritu con el que se asume la Misión y las prioridades pastorales.
4. Los programas, los planes de pastoral, las estructuras eclesiales, son frías si no se revisten de espiritualidad, por eso es necesario superar una pastoral sin alma. Analicemos los caminos naturales que impulsan nuestra pastoral diocesana, la parroquia merece reflexión aparte:
A. EL DECANATO.
5. Es necesario insistir en la unidad dentro del decanato: que sea en verdad el lugar de la integración armónica de todos los ministerios y los carismas. Las experiencias de trabajo en común favorecen la madurez de las comunidades y son de gran valor en el proceso pastoral con el que estamos comprometidos.
6. Todos los miembros del decanato cuidarán de vivir inspirados por el Espíritu de Jesús, de modo que se sientan miembros del Cuerpo de Cristo, donde todos y el trabajo de cada uno es importante e indispensable para el éxito de la tarea de la evangelización (Cf. 1 Pe 2, 4-6).
7. Cuando el servicio es expresión de la fe viva se está dispuesto a trabajar con alegría donde sea necesario: el grupo, la parroquia, el decanato, la vicaría, la diócesis, el país. El servicio alegre, abnegado y perseverante es el terreno propicio donde se manifiesta el Espíritu del Señor promoviendo vocaciones misioneras.
8. El amor y la comunión son un testimonio poderoso para ser creíbles (Cf. Jn 17, 21). La comunión no brota automáticamente, sino se construye con la gracia de Dios, promoviendo la fraternidad y la aceptación de todos, especialmente de los laicos.
9. La tarea pastoral del decano se sintetiza en el servicio de comunión y colaboración que habrá de ofrecer a sus hermanos: sacerdotes, miembros de vida consagrada y laicos.
10. En la pastoral de la que hablamos, el decano no será el que resuelva o ejecute todas las iniciativas o acciones decanales. Su servicio será de promoción, acompañamiento, coordinación e integración de los proyectos comunes con todas las parroquias, grupos organizados, movimientos y comunidades; de tal forma que se garantice la ejecución de lo acordado en beneficio de todo el decanato.
11. Esto será siempre con sentido eclesial, ayudando a superar el que las parroquias sean consideradas como comunidades cerradas y autónomas; los carismas como distintivos que dividen y separan; y los sistemas, movimientos y organizaciones apostólicas como respuestas en competencia unas con otras.
12. Las parroquias buscarán participar, expresando su aprecio y apoyo a las tareas del decanato. Tenderán puentes por medio de los agentes. La conversión a la comunidad, que conlleva el conocimiento recíproco, la amistad y la ayuda mutua, es la base de un trabajo en común.
13. Para que el decanato trabaje a favor de la pastoral diocesana, más que la multiplicación de iniciativas, lo importante será que todos los responsables unifiquen sus criterios, de acuerdo con las necesidades y características del decanato, y por supuesto la prioridad será la Misión diocesana y el Plan Diocesano de Pastoral.
14. Una vez determinada la tarea común del decanato, se esclarecerá el objetivo, el conjunto de acciones a realizar dentro de tiempos establecidos, el proceso y la evaluación del trabajo realizado.
15. Se asegurará la atención a las tareas fundamentales de la pastoral profética, litúrgica y social, sin desequilibrios ni vacíos, a fin de superar las carencias de muchas parroquias que se limitan a la liturgia y dejan vacíos en la catequesis y en la pastoral de la caridad; así mismo se promoverá especialmente a aquellas parroquias que parecen no interesarse por el proceso misionero arquidiocesano.
16. Con este ambiente debe promover el decano las reuniones ya establecidas de decanato y prioridades donde convivan, oren, evalúen y planifiquen juntos, sacerdotes, miembros de la vida consagrada y laicos; y también reuniones por separado, en donde cada uno de estos grupos se apoye en el crecimiento de su propia vocación.
17. Todos los decanatos deberán tener la capacidad de acompañar a las personas en su descubrimiento y encuentro con Cristo, en la conversión y adhesión a él, así como en la maduración de su opción apostólica.
18. Quienes desean incorporarse a las tareas de la Misión están necesitados de la formación y maduración de su fe, que les permita ser evangelizadores eficaces. Esto no está resultando fácil, pues contamos con pocos formadores organizados.
19. Sean muchos o pocos los agentes que se incorporen, necesitamos una estructura mínima de formación que los apoye. En los inicios del nivel elemental, corresponde a la parroquia sentar las bases de esta formación. La parroquia no puede renunciar ni delegar lo que constituye una parte fundamental de su tarea (formar misioneros). El decanato es y debe ser también, la instancia viable para formar misioneros.
B. EL DECANO.
Como mero ejercicio de reflexión el siguiente apartado tiene la finalidad de que juntos maduremos, complementemos, quitemos o pongamos los elementos que consideremos fundamentales para tener mas claro el perfil del decano. No dudo será un instrumento útil en apoyo a la comunión y, en consecuencia, a una más vigorosa pastoral en nuestra Iglesia particular.
Este escrito esta inspirado en el Código de Derecho Canónico y en las enseñanzas de la Iglesia, se ha tomado en cuenta la experiencia de nuestras comunidades parroquiales y de decanato, a la que se añade la reflexión que ha generado nuestro proceso en la Misión Diocesana en esta IV etapa.
Se resalta la figura del decano como un sacerdote cuya misión al servicio de la comunión, implica una seria responsabilidad y aceptación, especialmente por parte de los presbíteros y demás miembros de las prioridades decanales.
Además de la encomienda pastoral en la propia parroquia, el decano tiene que ser elemento unitivo y dinámico en las demás parroquias de su decanato, y ha de estar en cercanía y diálogo frecuente con el Vicarío regional, Vícario diocesano y por supuesto con los Señores Obispos. Esto supone dedicación y, por tanto, una atinada organización de su tiempo. Debe ser un animador nato de la misión.
Por tanto, pedimos a los presbíteros, que en el discernimiento para presentar al Obispo candidatos a ocupar el cargo de decano, actúen con responsabilidad y esmero; así serán presentados como candidatos los que por su experiencia, aceptación y capacitación sean en ese momento los que mejor desempeñen este cargo de decano.
Tal vez la figura del decano y la organización operativa del decanato, aquí presentadas, resulten, para algunos, un ideal no fácilmente alcanzable. Hagamos el saludable intento de plasmar en los hechos lo que expresan las palabras contenidas en esta reflexión.

I. NOMBRAMIENTO DEL DECANO Y DURACION EN SU CARGO
1. El decano es todo sacerdote idóneo nombrado por el obispo diocesano, con ministerio pastoral en una de las comunidades que conforman el decanato, el cual es puesto al frente del mismo. (c. 553 § 1 y 2).
& 1. El Obispo debe nombrar al decano, una vez oídos a los sacerdotes que ejercen su ministerio en el decanato para el cual sea nombrado.
& 2. La consulta se hará mediante votación secreta y por escrito. Todos y sólo los sacerdotes son candidatos, para que uno de éstos ordinariamente, sea designado como decano, según el prudente juicio del obispo diocesano.(c. 553, § 2. 554, § 1).
– Se puede tomar en cuenta, como voto consultivo, el parecer del vicario de pastoral, ya que el decano formará parte de la Junta Diocesana de Pastoral.
2. El decano iniciará su servicio desde el momento en que reciba el nombramiento del obispo diocesano, por el cual formará parte de la Junta Diocesana de Pastoral.
& 1. El decano será nombrado por un periodo de 3 años, a partir de la fecha en que se le dio el nombramiento (c. 554, § 2).
& 2. Al iniciar el oficio del nuevo decano, cesa el anterior en sus funciones.
& 3. El obispo diocesano puede remover libremente de su oficio a un decano, cumplido o no el periodo, si existe causa justa (c. 554, § 3).

II. CUALIDADES EXIGIDAS AL DECANO
3. El candidato a decano debe estar lleno de caridad sacerdotal; tener espíritu fraternal y apostólico; ser abierto a los demás y ser comprensivo; estar en sintonía con el proceso pastoral de la diócesis y conocer el decanato; debe ser sacerdote comprometido con los demás sacerdotes y con los laicos.
III. ANIMACION Y COORDINACION DE LA ACCION PASTORAL
4. El decano debe animar, fomentar y coordinar la actividad pastoral del decanato, buscando siempre la comunión y participación de todos (c. 555 § 1).
1º. Promoviendo la unidad e integración de todos los miembros que conforman el consejo decanal, dando participación y voz a los consagrados y a los agentes laicos.
2º. Siendo el principal animador y mediador entre el proceso pastoral diocesano y el parroquial, buscando que se realice el plan diocesano de pastoral y la Misión, tanto a nivel decanal como parroquial.
3º. Debera procurar que el decanato cuente con los representantes de las diversas tareas pastorales requeridas. Igualmente, procurará contar con un equipo decanal (sacerdotes) que le auxilien en forma más cercana en el cumplimiento de sus funciones. Este equipo estará integrado por el secretario y el ecónomo.
4º. Promoviendo anualmente un programa pastoral decanal.
5º. Preparando, con el equipo decanal, todas las reuniones.
6º. Visitando las parroquias de su decanato, según lo determine el obispo diocesano.
7º. Cuando haya visita pastoral, preparando lo que le compete según la «Guía para la Visita Pastoral», en las comunidades de su decanato y participando en ella, asumiendo lo programado por el Sr. obispo.
8º. Estará atento a que los párrocos y responsables de comunidades, presenten al obispo la solicitud de construcción de los nuevos templos, para que nadie comience a edificar, sin antes haber recibido la aprobación expresa del obispado.
9º. En coordinación con el equipo que estudia los límites parroquiales y la creación de nuevas parroquias en el Consejo Presbiteral, tomará la iniciativa para que, junto con el párroco y en equipo cualificado, se estudie la creación de nuevas parroquias en su territorio, cuando así lo esté exigiendo el bien pastoral de los fieles. Dicho estudio se remitirá al citado equipo para que éste, a su vez, lo presente oportunamente al Consejo Presbiteral.
10º. Cuando una parroquia quede vacante y en ésta no haya ningún vicario parroquial, el decano coordinará la atención pastoral de la misma, pidiendo ayuda a todos los sacerdotes del decanato; igualmente en caso de una enfermedad que implique una larga ausencia.
11º. Cuando convenga promover a un sacerdote de su decanato a otro lugar, oportunamente se lo comunicará al obispo. Igualmente le informará de los sacerdotes de su decanato, candidatos a ser párrocos o a emprender alguna especialización académica.
12º. Escuchará a los fieles en general y a los agentes laicos en particular, cuando tengan peticiones y demandas de sus comunidades, no atendidas por sus sacerdotes.
IV. ACOMPAÑAMIENTO Y PROMOCION DEL PRESBITERIO
5. Las tareas de acompañamiento y promoción del presbiterio, que son de suma importancia, los realizará en estrecha colaboración con el Consejo Presbiteral.
6. Ha de cuidar que los clérigos de su decanato vivan conforme a su estado y cumplan diligentemente sus deberes, mediante un acompañamiento cercano, que haga más visible la solicitud y atención del obispo diocesano, primer responsable de los sacerdotes de su diócesis.
& 1. Para velar por el bien de sus compañeros sacerdotes:
1º. Procurará promover, ante todo, espacios de oración y reflexión, para que los sacerdotes de su decanato, encuentren más y mejores medios de santificación (cf. c. 276 § 2, 2-5), proponiendo el propio ministerio pastoral como la fuente original de la espiritualidad sacerdotal (cf. c. 276 §2, 1).
2º. Ayudará con mesura y prudencia sacerdotal, a quien parece peligrar en su vocación sacerdotal o entrega pastoral, especialmente en lo que se refiere al cumplimiento de los consejos evangélicos (cf. c. 275; c. 528-537; 584), procurando extremar la caridad con los sacerdotes en situaciones difíciles, encauzándolos al diálogo fraternal con el obispo diocesano (cf. c. 555 §2, 2).
3º Velará por la formación permanente de los sacerdotes de su decanato, motivándolos para que asistan a diversas reuniones y participen en los talleres y cursos teológicos pastorales, programados tanto a nivel decanal como diocesano (cf. c. 555 §2; c- 279 §2, 2).
4º Promoverá la solidaridad y subsidiaridad sacerdotal, a través de diversas formas ( diocesanas, decanales, etc…), como (CCYAS, seguro social,Mutual, etc…)
5º Motivará a los sacerdotes y agentes laicos de su decanato para que, con un espíritu misionero, estén disponibles al servicio evangelizador (durante un tiempo determinado y acordado con el obispo diocesano) en otras parroquias y en otras diócesis.
6º Motivará a los sacerdotes de su decanato para que visiten y apoyen a los sacerdotes enfermos y ancianos. Asimismo cuidará que tengan suficientes auxilios espirituales y económicos (cf. c. 555 §3).
7º Cuidará que se celebre dignamente el funeral de los sacerdotes que fallezcan en su decanato. Y proveerá también para que, cuando enfermen o mueran, no desaparezcan o se quiten de su sitio los libros, documentos, objetos y ornamentos sagrados u otras cosas pertenecientes a la Iglesia (cf. c. 555 §3).
& 2. Ha de ser cabeza del presbiterio decanal asumiendo las funciones siguientes:
1º. En los días previos al inicio del trabajo pastoral de un nuevo párroco, estará presente en la entrega de la parroquia que el párroco saliente hace al entrante.
2º. Procurará el decano, cuando remuevan de su cargo a un párroco entrar en comunicación con el obispo diocesano, para dar lectura al nuevo nombramiento durante la celebración con ocasión del inicio del trabajo pastoral del nuevo párroco. Asimismo, apoyará a la comunidad en la organización de la recepción.
3º. En el relevo de un párroco ayudará al nuevo para que reciba el inventario completo de los bienes parroquiales, con todos los documentos de respaldo. Estará atento a que aparezcan claramente separados los bienes parroquiales de los bienes personales, tanto del que entrega como del que recibe.
4º. Procurará que el párroco nuevo, al inicio de su administración parroquial, exprese con claridad su voluntad sobre sus bienes personales, en testamento notariado, para evitar una malversación de los fondos parroquiales.

V. ATENCION A LA DIGNA CELEBRACION DE LA LITURGIA
7. El decano vigilará que las funciones religiosas se celebren según las prescripciones de la Sagrada Liturgia; se cuide diligentemente el decoro y esplendor de las iglesias y de los objetos y ornamentos sagrados, sobre todo en la celebración eucarística y en la custodia del Santísimo Sacramento.
1º. Promoverá una reflexión seria entre los sacerdotes de su decanato, cuando parezca que se infrinjan las prescripciones de la Sagrada Liturgia, emanadas de la Santa Sede o del obispo diocesano, sobre todo cuando se trata de la Celebración Eucarística.
2º. Propiciará que el presbiterio de su decanato logre tener criterios y acuerdos que los unan, en los que se refiere a la preparación, celebración y recepción de los sacramentos, (sobre todo los de I. C) según los lineamientos de la Iglesia universal y de la propia iglesia diocesana.

VI. SUPERVISION DE LIBROS, DOCUMENTOS Y BIENES PARROQUIALES
8. El decano cuidará que se administren con diligencia los bienes eclesiásticos, y se dé adecuado mantenimiento a las casas parroquiales para que se conserven dignas y funcionales.
1º. Periódicamente revisará con cuidado la puesta al día y la guarda correcta de los libros parroquiales. A saber: Bautismos; Matrimonios; Confirmaciones; Primeras Comuniones; Defunciones; Gobierno; Economía e Inventario Parroquial. (El obispo determinará el tipo de inventario).
2º. Al terminar la revisión de los libros, se levantará un acta, en el Libro de Gobierno de la parroquia. Y se informará al obispo diocesano el resultado de esa revisión. Vigilar que los bienes eclesiásticos no sean mal administrados en las parroquias, especialmente cuando se trata de obras de arte o monumentos sacros.
3º. Finalmente, procurará siempre que todas las normas diocesanas sean cumplidas, en tiempo y forma, en su decanato, según lo estipulado en cada documento. Igualmente urgirá para que cada párroco actualice anualmente, sus licencias parroquiales.

Comunicado DECLARACIONES ARZOBISPO 17 DE ABRIL

Con motivo de la estancia del P. Jorge Loring, en Durango, para dictar diversas conferencias en distintos ambientes sociales, el viernes 17, cité a una Rueda de Prensa para entregarle un reconocimiento público por su desempeño evangelizador y misionero. Después de la exposición y las respuestas del Padre, los reporteros siguieron haciendo preguntas a mí en torno a una Exhortación Pascual que les compartí.

En una de mis respuestas, expresé que “adelante de Guanaceví por ahí vive el Chapo”.

Deseando puntualizar mi expresión y la expectación suscitada , comento que el sustento de mi expresión, se basa en lo que es del dominio público, de lo que el pueblo habla y de lo que yo escucho de feligreses y ciudadanos en los recorridos por ciudades, pueblos y comunidades del Estado, que hablan desde su experiencia de sufrimiento e impotencia de superar la inseguridad y la violencia; también según su experiencia de oportunidades, la gente afirma que él estuvo aquí, allá o acullá. Este conocimiento puede parecer ingenuo, acrítico o fantasioso; pero es conocimiento de contacto pastoral directo. De todas maneras me disculpo ante quien se haya escandalizado con una frase escueta basada sobre todo en el sentir de la gente que habla con su pastor.

Hoy, fiesta litúrgica del Amor Misericordioso de Dios, imploro que este Amor, cambie los corazones de todos y nos ayude a erradicar causas, como el narcotráfico, que minan las bases de la sociedad.

Apreciando la ecuanimidad del Sr. Gobernador, auguro la Paz y la Misericordia Divina a todos en este día.

Durango, Dgo.19 de abril del 2009.

Héctor González Martínez

Arz. de Durango

FELICITACIÓN

En Vísperas de la Semana Santa, el Congreso Legislativo del Estado aprobó una reforma al artículo primero de la Constitución del Estado de Durango, quedando de la siguiente manera:
“El Estado de Durango reconoce, protege y garantiza el derecho a la vida de todo ser humano, al sustentar expresamente que desde el primer momento de la fecundación entra bajo la protección de la ley y se le reputa como nacido para todos los efectos legales correspondientes, hasta su muerte natural, salvo las excepciones que establezca la ley…”.
Aunque, como es explicable, no todos los Diputados votaron favorablemente, de corazón, felicito sincera y ampliamente, al Congreso del Estado y a cada uno de los Sres. Diputados. Particularmente felicito al Sr. Diputado Jorge Herrera Delgado, Presidente del Congreso. Les felicito, porque enseña la Revelación del Antiguo Testamento: “Yahvé me dirigió la palabra en estos términos: antes de haberte formado en el vientre, te conocía; y antes de que nacieras, te tenía consagrado; yo te constituí profeta de las naciones” (Is 1,5) Y el salmista medita: “mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo hecho en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra” (Sal 139,15). En esta Revelación reconocemos la obra de Dios desde la concepción hasta la edad adulta.
En consecuencia el Catecismo de la Iglesia Católica enseña: “la vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales esté el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida” (2270). Desde el siglo I, los documentos eclesiásticos han declarado la malicia moral de todo aborto directamente provocado (Didajé 2,2; Carta a Bernabé 19,5; Carta a Diogneto 5,5; Tertuliano Apología 9).
“Dios, Señor de la vida, has confiado a los hombres la excelsa misión de conservar la vida, misión que deben cumplir de modo digno del hombre. Por consiguiente se ha de proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción; tanto el aborto como el infanticidio son crímenes abominables” (GS 51,3). “El derecho inalienable de todo individuo humano inocente a la vida constituye un elemento constitutivo de la sociedad civil y de su legislación” (Catic 2273). “Los derechos inalienables de la persona deben ser reconocidos y respetados por parte de la sociedad civil y de la autoridad política. Estos derechos del hombre no están subordinados ni a los individuos ni a los padres, y tampoco son una concesión de la sociedad o del Estado: pertenecen a la naturaleza humana y son inherentes a la persona en virtud del acto creador que le ha originado.
Entre estos derechos fundamentales es preciso recordar a este propósito el derecho de todo ser humano a la vida y a la integridad física desde la concepción hasta la muerte” (Donum Vitae). “Puesto que debe ser tratado como una persona desde la concepción, el embrión deberá ser defendido en su integridad, cuidado y atendido médicamente en la medida de lo posible, como todo otro ser humano” (2274) Por ello, “quien procura el aborto, si este se produce, por el mismo hecho incurre en excomunión” sin necesidad de que alguien se la declare. Con esta pena, la Iglesia quiere manifestar la gravedad del crimen cometido.
¡Bien por el Congreso del Estado: que todos aprendamos la cultura de la vida!
Durango Dgo. 18 de Abril de 2009 Héctor González Martínez
Arzobispo de Durango

Invocarán mi Nombre y yo los Bendiciré en el lecho del Nazas

INVOCARÁN MI NOMBRE Y YO LOS BENDECIRÉ
En el lecho del Nazas

Estimados Hermanos Obispos, HH. Autoridades Civiles, Apreciados Presbíteros católicos y ministros evangélicos, Queridos religiosos y religiosas, Apreciables Organizaciones de Iniciativa Privada, Estimadísimos fieles todos.
Por todas partes de esta Región, tobosos (Bolsón de Mapimí), irrítilas o laguneros (Torreón, Gómez, Lerdo), texues y ocoles (S. Pedro) o zacatecos (Parras), lucharon por la posesión de estas tierras y vinieron a ser sus primeros, antiguos y legítimos posesores.
La mañana brumosa del 12 de octubre de 1492, el vigía en turno, Rodrigo de Triana, desde el mástil de una carabela de Cristóbal Colón, frente a las costas de Guanahaní en el archipiélago de las Bahamas, gritó: ¡Tierra! Esa fecha fue para el mundo el descubrimiento de nuevos horizontes y posibilidades. Leer más

Procesión ante la Violencia en Cd. Lerdo

PROCESIÓN ANTE LA VIOLENCIA
En Cd. Lerdo

1.- Saludo.
Saludo a ustedes: Autoridades Civiles, Pastores y Fieles del Decanato de Cd. Lerdo, Dgo. que han organizado y participado en esta Procesión cívico-religiosa por el orden civil, la reconciliación, la fraternidad y la paz en esta Ciudad y en todo el país.
Saludo afectuosamente a todos ustedes, fieles y ciudadanos de buena voluntad que, con responsabilidad cívico-cristiana, participan en esta Procesión-Eucaristía. Leer más

Procesión en Gómez Palacio

1.- Saludos.
Saludo con mucho afecto a los Presbíteros, las Religiosas y los laicos de los Decanatos Regina Coeli y S. Juan Ma. Vianney de esta noble y cristiana Ciudad de Gómez Palacio.
Saludo a todos ustedes que se han congregado religiosa y eclesialmente para peregrinar por la calle, recordando que cuando Dios contemplo la naturaleza obra de sus manos, dijo que era buena; y cuando contempló a los primeros padres dijo que era muy buena.

2.- Primera lectura.
Estando en el Año Santo por el 2000 aniversario del nacimiento de S. Pablo, les invito a meditar en la primera lectura de hoy tomada de su segunda carta a los Corintios.
Ante la grandeza del ministerio que se le confió, S. Pablo no pierde el ánimo, ni se deja vencer por el cansancio o cualquier otra dificultad y reconoce humildemente: “llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que esta fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros mismos”. S. Pablo pone de manifiesto, que el tesoro del ministerio apostólico, descansa en él, débil y pobre instrumento, para que, sobre la debilidad personal, resplandezca el poder, la gloria y la santidad de Dios. Leer más

Procesión de Desagravio ante la Violencia

PROCESIÓN DE DESAGRAVIO ANTE LA VIOLENCIA
1.- Saludo.
HH. Autoridades civiles, legislativas, judiciales y universitarias; Colegios y Cámaras empresariales y de profesionistas; Hermanos Sacerdotes, Religiosos, Religiosas y Seminaristas; laicos de Parroquias y Decanatos de esta Región Pastoral; fieles y ciudadanos todos.
Les saludo, a todos y cada uno, con las palabras de Cristo Resucitado: “la paz esté con ustedes” (Jn 20, 21).

2.- Introducción.
El Concilio Vaticano II, como faro de luz que orienta los tiempos que vivimos, inicia un documento diciendo: “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (GS 1). La Iglesia pues, vive en medio de los ambientes y situaciones en que se desenvuelve la vida de los hombres; con ellos, se alegra o sufre las situaciones favorables o desfavorables.
En consecuencia del ambiente, del desconcierto y del nerviosismo que respiramos desde hace largos meses, por la inseguridad y la violencia que vienen apareciendo en poblados y ciudades pertenecientes a esta Arquidiócesis, queremos orar oficial y públicamente presentando la aflicción y el dolor de nuestros corazones e implorando paz y serenidad de lo alto. Leer más

CXV Peregrinación de la Arquidiócesis a la Basílica de Guadalupe

CXV PEREGRINACIÓN DE LA ARQUIDIÓCESIS A LA BASÍLICA DE GUADALUPE

1.- Saludo.
Santa María de Guadalupe: tus hijos de la Arquidiócesis de Durango te saludan: “Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve”.
En esta CXV Peregrinación de la Arquidiócesis de Durango a tu casita sagrada, hemos venido tu servidor y representantes de los 211 miembros del Colegio presbiteral, incluidos los cuatro Presbíteros que estamos ordenando en estas semanas. Además de duranguenses y zacatecanos por aparte y residentes en esta gran Ciudad, han venido fieles organizados de varias Parroquias.
Los que hemos venido, representamos a un millón seiscientos mil feligreses que se han quedado afanados en la fatiga asolada por alcanzar “el pan nuestro de cada día”. Otros, de las Parroquias de la Ciudad de Durango, ya han hecho tradición de peregrinar en este mismo día por la calle hacia tu Santuario en nuestra Sede Episcopal, con la intención particular de suplicar tu intercesión por el beneficio de las lluvias para nuestros campos.
Nosotros, con ellos y por ellos, con el júbilo de estar en tu “casita sagrada”, como a Madre de Dios y Madre nuestra te alabamos, te ensalzamos y te glorificamos. Y también “a Ti clamamos hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas”, dejando bajo tu mirada compasiva y misericordiosa y arrojando en tu manto nuestras súplicas para que atiendas nuestras necesidades.
Por ello, iniciamos esta Santa Eucaristía, con alargado acto de contrición, penitencia del corazón y rogativa, con las letanías de los Santos. Leer más

Substiste la Misión

Desde hace incontables años, sabemos de memoria que la Iglesia es esencialmente misionera; y en años que sí recordamos se hacían diversas promociones misioneras. A su tiempo, el Concilio Vaticano II emitió una frase clave para identificar la Iglesia que Jesucristo fundó: asienta que ella “subsiste en” la Iglesia Católica; me valgo de esta frase para asentar y pregonar que igualmente la Iglesia “subsiste en” la misión.
Este carácter misionero, se manifestó intensamente en los tiempos de nuestra primera evangelización, a cargo de los franciscanos, de los jesuitas, de los juaninos, del clero diocesano inicial y de las religiosas de clausura. Después, tanto por el pasar de los siglos y por la posesión pacífica de la fe católica, como también por los avatares históricos, la evangelización misionera se transformó en atención pastoral, un tanto acartonada y burocrática.
Hasta que en el siglo pasado, la persecución constitucional de 1917, la persecución sangrienta de la Cristiada (1926-1929), el Concilio Vaticano II, los Papas recientes, las cuatro primeras Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y caribeño y los Planes de la Pastoral de Conjunto nos han venido sacando de la pasividad e impulsando al dinamismo eclesial de la nueva evangelización.
En nuestra Iglesia Arquidiocesana, tenemos un Plan Diocesano de Pastoral publicado por Mons. Antonio López Aviña, el 15 de diciembre de 1986; tenemos el III Sínodo Diocesano también publicado por Mons. Antonio López Aviña, el 28 de octubre de 1989; y tenemos el Plan de Pastoral publicado por Mons. J. Trinidad Medel, el 16 de enero del 2002. Buscando aplicación a estos importantes documentos pastorales y para responder a necesidades apremiantes, con las debidas consultas, en un permanente “Estado de Misión” y bajo tonalidades misioneras, vamos impulsándonos y vamos promoviendo diversos aspectos propuestos o dispuestos en los documentos referidos.
Así, después de diversos preparativos durante el año 2005, abriendo muchos Centros-Misión en sedes parroquiales y en comunidades filiales, durante todo el año 2006, ya promovimos por todas partes de la Arquidiócesis una primera Etapa de la Misión con aspecto kerygmático. Igualmente, durante todo el año 2007, ya promovimos una segunda Etapa con acentos en Iniciación y en Espiritualidad Bíblicas. Somos conscientes de que no alcanzamos a todas las personas; y por tanto, estos acentos serán permanente desafío.
Por ello, sin abandonar los acentos de esas dos Etapas de nuestra Misión, anteayer, día 4 de enero en esta Ciudad y ayer día 5 de enero en la Región Laguna-Durango, el Sr. Nuncio Apostólico, Mons. Christophe Pierre, haciendo presente entre nosotros al Santo Padre Benedicto XVI, inauguró nuestra III Etapa de la Misión, ya con carácter catequético, tomando como base el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica. El Nuncio representa al Santo Padre ante las Diócesis, procurando que sean firmes y eficaces sus vínculos de unidad y caridad; representando al Santo Padre ante el Estado Mexicano, le compete promover y fomentar las relaciones entre la Santa Sede y las Autoridades Civiles.
Gracias, Sr. Nuncio Apostólico, Mons. Christophe Pierre, por su presencia y su participación. Gracias por este fermento humano, cívico y social. Gracias por el impulso evangelizador y misionero para la implantación del Evangelio en tierra durangueña y zacatecana. Gracias, por visitarnos y bendecirnos.
Durango, Dgo. 6 de enero del 2008.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango

EXHORTACIÓN PASCUAL

1.- SALUDO.
En este tiempo central del Año Litúrgico, habiendo conmemorado la Cuaresma y el Triduo Pascual para mejorar nuestro Cristianismo, saludo afectuosamente a feligreses y ciudadanos. Les saludo augurando que hayan transitado por el tiempo litúrgico con pasos de conversión.
Saludándoles en este domingo de Resurrección les ofrezco la presente Exhortación Pastoral sobre nuestra Pasión y Resurrección hoy.

2.- CONTEMPLACIÓN.
A propósito del narcotráfico y la violencia, el día 6 de agosto del 2008, la Arquidiócesis publicó una Exhortación Pastoral por la salud y la vida. A la fecha, la situación no ha mejorado, al contrario se acrecienta; y dicha Exhortación sigue vigente y aún es muy aprovechable; hay que retomarla y sacarle provecho.
Profundizando más, hoy domingo de Resurrección, contemplemos la Pasión del Señor, porque proyecta luz sobre las circunstancias sociales que vivimos.
El profeta Isaías, a distancia de siglos, contempla al siervo doliente: “no tenía apariencia ni presencia; no tenía aspecto que pudiéramos estimar. Despreciado, marginado, hombre doliente y enfermizo, como de taparse el rostro para no verlo. Despreciable, un don nadie” (53, 2-3). Isaías, en el siervo doliente nos ve también a nosotros: “con todo eran nuestras dolencias las que Él llevaba y nuestros dolores los que soportaba” (53, 4).
Y el salmo 22,2-3, pone en boca de Jesús la angustia y el abandono de la pasión “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? Estás lejos de mi queja, de mis gritos y gemidos. Clamo de día, Dios mío, y no respondes, también de noche, sin ahorrar palabras”.
El profeta Jeremías, en sus sufrimientos corporales, prefigura al siervo doliente: sus enemigos “se apoderaron de Jeremías y lo echaron en la cisterna… que había en el patio de la guardia, descolgando a Jeremías con sogas. En el pozo no había agua sino fango, y Jeremías se hundió en el fango…Ebimélec habló al rey en estos términos: oh mi señor el rey, está mal hecho todo cuanto esos hombres han hecho con el profeta Jeremías”; lo sacaron, y “Jeremías se quedó en el patio de la guardia”. Jeremías encarna al siervo doliente: “Soy el hombre que ha visto la aflicción bajo el látigo de su furor. Me ha llevado y me ha hecho caminar en tiniebla y sin luz. Contra mí vuelve y revuelve su mano todo el día” (Lamentaciones 3, 1-3).

3.-NUESTRA PASIÓN.
La situación que vivimos, como en el caso de Jeremías, se refleja como en un espejo en la Pasión de nuestro Señor Jesucristo. Desde nuestra situación podemos pues acercarnos al Redentor del hombre.
La experiencia personal y comunitaria de la Pasión y Muerte del Señor, se ha recrudecido en nuestra carne mortal. Hace aproximadamente cincuenta años que nuestra vida cívico-social se viene deteriorando, por causas del entorno mundial, principalmente la postmodernidad o pensamiento débil y sus manifestaciones de constructivismo, relativismo doctrinal y moral, reduccionismo moral y ético y el fenómeno de la globalización mundial.
También parece que por el cierre de la frontera norte de México, el narcotráfico se ha replegado a los Estados del norte del país. En consecuencia, ya va para dos años que la inseguridad y la violencia que origina el narcotráfico, se difunden más y más por el país y por nuestros Estados, y nos hacen recordar los años de la mafia de Sicilia o de Chicago.
Los grupos, de narcotraficantes o no, le estiran a la cobija cada quien para su lado, queriendo repartirse el control del territorio. Cada semana se sabe de balaceras aquí o allá, cerca o lejos; se sabe de amenaza de bombas y explosión de granadas, de levantados, de ejecutados y cobro de denuncias. ¡Lástima que muchos tengan oídos sordos o ya se vayan acostumbrando!
Algunos grupos aparecen como antagónicos, destacándose en discutir directamente a sus contrincantes las plazas y los distribuidores: van por los contrarios, los levantan, los ocultan, los masacran, los descabezan y los exponen en la vía pública.
A veces, algunos, de nómadas se van haciendo sedentarios, asentándose en poblaciones grandes y pequeñas. Otros se posesionan del control de los pueblos, suplantando a las autoridades legítimamente constituidas, sintiéndose sus protectores; en pago de ello obligan a la gente a pagar un tributo.
Paralelamente existen partidas que se valen de la confusión, dedicadas simplemente a extorsionar a ricos y pobres. Se consiguen direcciones y haciéndose pasar por Zetas, por la Familia michoacana, la Línea u otros: telefonean exigiendo cantidades en efectivo, pero también en especie, inclusive vehículos o bienes muebles.
Los párrafos anteriores no agotan la descripción del fenómeno; la situación no ha mejorado, antes de vuelve más confusa.. Nuestra situación, nos asemeja a la Pasión y nos hace clamar igual que Jeremías o que el salmista.

4.- LOS PUEBLOS Y SUS AUTORIDADES.
La gente de los pueblos se siente desorientada, desconcertada y en sicosis, sin autoridad competente que ponga orden a tan crítica situación que casi se vuelve caótica.
Algunos pueblos se defienden acudiendo más a los templos y recurriendo a la oración, cavando fosas en el paso de los caminos o alrededor de los poblados, turnándose por casas para dormir juntos, hasta el extremo de dormir en las azoteas de las casas para descansar o para vigilar
La gente se siente desprotegida de sus autoridades, que no han mostrado capacidad y competencia para restablecer la paz pública; vgr. además de esta Ciudad, Sta. María. del Oro, S. Bernardo, Guanaceví, Tepehuanes, Stgo. Papasquiaro, El Salto, Gpe. Victoria, Ramón Corona, Vicente Guerrero, Cuencamé, Súchil, Chalchihuites, S. Andrés del Téul, etc.
La gente también clama por la ayuda de sus pastores, quienes se encuentran en situación parecida, pues también a ellos les ha alcanzado la inseguridad y la extorsión. Ciertamente la religión no es un recurso meramente estratégico para proteger a la población; es poderosa defensa confiando en la mano providente de Dios: “Señor, hazme justicia, defiende mi causa contra gente sin piedad; sálvame del hombre injusto y malvado: Tú, que eres mi Dios y mi defensa” (Salmo 42, 1-2).

5.- ORIENTACIONES Y ORDENAMIENTOS PASTORALES.
Confiando firmemente en la Divina Providencia que nos guarda y protege diariamente, con seguridad de que el Señor nos libra de peligros y enemigos, alentemos nuestra esperanza y cantémosle: “Poderoso es nuestro Dios, Poderoso es nuestro Dios…”; recemos la Coronilla de la Misericordia Divina, por nosotros y por los descarriados; confiemos en las oraciones que diariamente decimos en Misa: “Líbranos, Señor, de todos los males pasados, presentes y futuros…”; recurramos a la antigua plegaria litúrgica invocando a S. Miguel Arcángel; renovemos la devoción al Santo Ángel de la Guarda.
Con la consiguiente seguridad de que también nosotros tenemos poder y algo o mucho podemos hacer, contrarrestemos el narcotráfico, cuidemos nuestras familias, organicémonos solidariamente, acudamos confiadamente a las autoridades, etc.
Las familias, prevengan y protejan a sus hijos; pongan atención al cuidado de ellos. Evítenles los videojuegos propensos a la violencia. Fomenten más la convivencia familiar. Sobre todo aprovechen la formación y el estudio de la IV Etapa de la Misión como “Año de la familia”.
Los Presbíteros, háganse solidarios de sus fieles, no sean ajenos ni sordos; siempre y más en estos tiempos, estén dispuestos a escuchar a su gente y orientarla con la Palabra de Dios.
Las autoridades, tomen en cuenta que la gente desconfía y percibe que las denuncias se filtran, llegando hasta los mismos captores o agresores, quienes luego se vengan. Atiendan pues seriamente las quejas de la gente.
Todos los ciudadanos y todos los creyentes tienen parte de responsabilidad en la atención a la realidad que compartimos. A pesar de la desconfianza y aunque es difícil, con valor civil y religioso, superen el miedo y acudan a la denuncia anónima, haciendo de ello la cultura de la denuncia civil.
Las comunidades diocesana y parroquiales y los Decanatos organicen semanas o jornadas de oración por la paz y otras iniciativas, como la Coronilla al Sr. de la Misericordia. Las Parroquias fomenten permanentemente la salud mental.
Los maestros de escuela, los catequistas de la Iglesia y toda clase de grupos sociales o religiosos participen en la educación preventiva. Expongan la belleza de la creación.
Por lo pronto, para el sábado 18 de este mes, a las 5 de la tarde, el Decanato de Cristo Rey invita a una Peregrinación por la paz, desde el Templo de Analco hasta el templo del Sr. de la Misericordia Divina. Para el domingo 19 de este mes a las 3 de la tarde les Invitaciones a un Rosario por la paz en la Plazuela Baca Ortiz. Para el viernes 12 de junio, la Arquidiócesis peregrinará a la Basílica de Guadalupe, están todos invitados a implorar a la Virgen de Guadalupe en favor Durango y de Zacatecas.
Y todo esto, ¿para qué? Habrá quien vea esas situaciones como irrelevantes o sin remedio; habrá quienes no tengan confianza en el recurso a Dios. Pero los católicos estamos seguros de que el brazo poderoso de Dios ha acompañado siempre la historia del hombre.

6.- ALEGRENSE EN EL SEÑOR RESUCITADO
El Misterio Pascual que incluye la Resurrección, está en el centro del Misterio Cristiano; más aún es el centro de toda la vida de los bautizados. La Resurrección ilumine pues nuestra situación; hagámoslo vivencia y experiencia cristianas.
La Resurrección de Cristo, punto central y básico de la vida cristiana, se constata por el sepulcro vacío, el sudario, las vendas, las apariciones que llevaron a cada uno de los Apóstoles a la convicción de fe: ¡Jesús ha resucitado! Misterio de Jesús que comprende vida, pasión, muerte y resurrección. Y así también la vida humana está entretejida de grandes aspiraciones y de conflictos fuertes: los hombres buscamos el bien, la justicia y la vida, pero tenemos que atravesar por la muerte para alcanzar la vida en plenitud y la eterna felicidad.
“Nosotros somos testigos de cuanto Jesús hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de la cruz; pero Dios lo resucitó al tercer día y concedió verlo, no a todo el pueblo, sino únicamente a los testigos que Él de antemano, había escogido: a nosotros que hemos comido y bebido con Él después de que resucitó de entre los muertos”. (Hech. 10, 39-41).
Y aunque sea como en retazos, también nosotros ejecutamos lo que dice el texto: “nosotros somos testigos” de la vida, pasión y muerte del Señor; experiencia de la entrega y del sufrimiento. Pero, “si el grano de trigo muere da mucho fruto” (Jn. 12, 24) como en el Misterio Pascual del Señor Jesús, también en nosotros, los sufrimientos de la vida presente tienen su coronamiento en luz de Resurrección.
La vida de Jesús es el único criterio para saber cuáles son los bienes de arriba que llevan semilla de eternidad: hacer el bien con sencillez, buscar la justicia, vivir en la verdad y en la sinceridad, atender a los necesitados, sólo en Dios poner nuestra esperanza. Vivir este seguimiento de Cristo, es enfilarnos hacia la Resurrección de Cristo en nosotros, es vida nueva y hombre nuevo.

7.- CONCLUSIÓN.
Oremos por todos los que sufren de variadas formas las consecuencias de esta conflictividad.
Oremos, para que los hermanos descarriados, logren comprender que el misterio del mal ha sido superado por la luz de Cristo; ojalá que se dejen tocar de la gracia redentora y entren en una vida nueva.
Oremos por las autoridades civiles para que alcancen luces y dones de lo alto para su delicado cometido.
Oremos, para que los pastores sigan orando incesantemente “entre el vestíbulo y el altar” (Joel 2,17), escuchen a sus fieles y los dirijan por los senderos de la verdad, de la honestidad, de la justicia y de la santidad.
Cordial y sinceramente, felicito a todos por la Pascua de Resurrección.
Durango, Dgo. 12 de abril del 2009.

Héctor González Martínez
Arz. de Durango