Pastoral vocacional invita a retiro de Pre-vida

retiro vocacional-01La Pastoral Vocacional de la Arquidiócesis de Durango, invita todas las mujeres jóvenes, que se encuentren cursando la secundaria y preparatoria a participar en el retiro vocacional “Pre-Vida”, que se llevará a cabo del 20 al 24 de julio, en las instalaciones del Dispensario San José, ubicado en Calle Gómez Farías No. 220, entre Luna y Urrea. Así lo informo el Presbítero Abraham Mejía, coordinador de la Promoción vocacional, “el propósito de Pre-Vida es, que las mujeres jóvenes que tengan el interés y deseo de vivir la experiencia de una vida consagrada con Nuestro Señor Jesucristo, mediten mediante este retiro la vocación a la santidad”. Además, se impartirán temas sobre la vida religiosa ya sea apostólica o contemplativa. Se cobrará una cuota de recuperación de $200.

Lo que Dios espera en cuanto a las relaciones sexuales durante el noviazgo

mons enrique episcopeo-01Actualmente el noviazgo se caracteriza por una mayor libertad e independencia de criterio a la hora de elegir pareja. A la vez la relación hombre-mujer en el matrimonio se va alejando de los patrones tradicionales. Pero siempre será el tiempo de conocerse recíprocamente: en el carácter, sentimientos, gustos, aficiones, ideales de vida, religiosidad, exigencias para un compromiso conyugal, etc. Puede ser también una excelente escuela de formación de la voluntad, que combate el egoísmo, fomenta la generosidad y el respeto, estimula la reflexión y el sentido de responsabilidad.

La Iglesia en su doctrina sobre el noviazgo, lo presenta como una preparación a la vida en pareja, que debe ir presentando el matrimonio como una relación interpersonal del hombre y de la mujer a desarrollarse continuamente; debe también estimular a profundizar en los problemas de la sexualidad conyugal y de la paternidad responsable, con los conocimientos médico-biológicos que están en conexión con ella, y los encamine a la familiaridad con rectos métodos de educación de los hijos; debe orientarlos en la conciencia de adquirir  elementos de base para una ordenada conducción de la familia en todos los aspectos: trabajo estable, suficiente disponibilidad financiera, sabia administración, nociones de economía doméstica, etc. (Juan Pablo II, Familiaris consortio, n. 66).

            En cuanto a las relaciones sexuales durante el noviazgo, el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC), afirma que “hay quienes postulan hoy una especie de “unión a prueba” cuando existe intención de casarse. Cualquiera que sea la firmeza del propósito de los que se comprometen en relaciones sexuales prematuras, éstas no garantizan que la sinceridad y la fidelidad de la relación interpersonal entre un hombre y una mujer queden aseguradas, y sobre todo protegidas, contra los vaivenes y las veleidades de las pasiones. La unión carnal sólo es moralmente legítima cuando se ha instaurado una comunidad de vida definitiva entre el hombre y la mujer. El amor humano no tolera la “prueba”. Exige un don total y definitivo de las personas entre sí” (n° 2391)

Todo bautizado es llamado a la castidad. El cristiano se ha “revestido de Cristo” (Ga 3,27), modelo de toda castidad. Todos los fieles de Cristo son llamados a una vida casta según su estado de vida particular. La castidad debe calificar a las personas según los diferentes estados de vida: a unas, en la virginidad o en el celibato consagrado (Religiosas/os, sacerdotes), manera eminente de dedicarse más fácilmente a Dios solo con corazón indiviso; a otras, de la manera que determina para ellas la ley moral, según sean casadas o célibes. Las personas casadas son llamadas a vivir la castidad conyugal; las otras practican la castidad en la continencia (capacidad de dominar, controlar y orientar los impulsos de carácter sexual),

Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto, un aprendizaje de la fidelidad y de la esperanza de recibirse el uno y el otro de Dios. Reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad (CIC Nums. 2348-2350)

Durango, Dgo., 20 de Julio del 2014.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango

Domingo XVI A Ordinario; 20-VII-2014. La paciencia.

arzo-01Hoy, el Evangelio de S. Mateo ofrece tres parábolas: en la primera, “El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo y la cizaña que sembró un enemigo; en la segunda el Reino de los Cielos es semejante a la pequeña semilla de mostaza, que sembrada, crece hasta la estatura de un árbol en que anidan los pájaros; y en la tercera: “el Reino de los Cielos se parece a la levadura”, que mezclada con harina fermenta toda la masa (Mt 13, 24-43). El trozo evangélico del domingo anterior, ya anunciaba a una Iglesia en la que no todos serían buenos discípulos. Esta realidad, es bien puesta hoy en evidencia en las parábolas de la cizaña, de la semilla de mostaza y de la levadura.

Ante una dura, fea y desafiante realidad que atravesamos, por una parte aparece la paciencia de Dios y por otra nuestra impaciencia ¿cuál de las dos actitudes actúa para salvar? Sin duda que la paciencia de Dios. Él sabe que esa dura y desafiante realidad no pone en peligro el éxito del Reino. Por ahora, basta que el discípulo busque ser fermento; la perfección se dará al fin del Reino en la tierra. Por ello, Jesús rechaza todo extremismo.

 Nosotros encontramos la solución en la respuesta de Jesús a los discípulos que le plantean una pregunta: ¿procedemos sin dilación a arrancar la cizaña?; la respuesta no es sencilla, pues, al principio, pues al principio ambas plantas se parecen mucho; por eso el dueño del campo les pide que esperen hasta el tiempo de la cosecha, expresión que en los profetas se refiere al momento de la intervención de Dios como juez. Mientras tanto, el Reino de Dios se hace presente en el campo de la historia humana, creciendo como el trigo en medio de la cizaña, que le resta fuerza y le disminuye el fruto; pero, no obstante, logra abrirse paso para alcanzar la plenitud al final de los tiempos. En esta parábola se acentúa claramente hacia el futuro; pues la cuestión no es si el trigo y la cizaña puedan crecer juntos, sino sobre el discernimiento que tendrá lugar en el juicio final, en el que las obras de amor serán el criterio decisivo.

En las otras dos parábolas, del grano de mostaza y de la levadura, se subraya el contraste entre unos comienzos insignificantes y un final desbordante. Por ahora, la presencia del Reino es germinal, todavía es una realidad incipiente; pero su fuerza transformadora ha prendido ya en la historia de forma irreversible. Y Mateo, invita a los cristianos que ya han descubierto el Reino, a que vivan su opción con radicalidad y con alegría, pues una vez descubierto el Reino, todo lo demás carece de valor.

            Apliquemos esta paciencia de Dios a los actuales problemas mundiales. Una tendencia espontanea de la humanidad de todos los tiempos, es la de repartir a los hombres entre buenos y malos. Pensemos en las actuales confrontaciones mundiales, que colocan a buenos de una parte y malos de la otra parte. Tendencia que se da aún en el terreno religioso. Se invocan bendiciones para sí, para la propia familia, para el propio país; que las maldiciones golpeen a otros, a los contrarios, a los enemigos.

            La Sagrada Escritura es el libro de la paciencia divina que difiere siempre el castigo de su pueblo. Jesús inaugura el Reino de los últimos tiempos, no como juez que separa los buenos de los malos, sino como pastor universal, que vino ante todo por los pecadores. No excluye a nadie del Reino: todos son convocados, todos pueden entrar. En toda actitud de su vida, Jesús encarna la paciencia divina.

            La Iglesia, Cuerpo de Cristo, tiene la misión de encarnar entre los hombres, la paciencia de Jesús. Tarea de la Iglesia, aquí abajo, es revelar el verdadero rostro del amor. Aquí abajo, el grano está siempre mezclado a la cizaña, y la línea de separación entre uno y otra, pasa por el corazón y la conciencia de uno y otra; la separación de buenos y malos se hará después de la muerte.

Héctor González Martínez

Arz. de Durango

Archicofradía del Santísimo Sacramento

archicofradiìa-01La Archicofradía del Santísimo Sacramento de la Catedral basílica menor, celebrara este próximo domingo 20 de julio, la “Misa de Agrupación”, en punto  de las 9 de la mañana. Así lo informo el Presbítero Miguel Ángel García, párroco de catedral, quien expuso: “Esta Santa Misa, se celebra el tercer domingo de cada mes, y tiene como objetivo convocar a la participación a todos los miembros socios de esta archicofradía, como a sus familiares y se hace una invitación especial, que se ha transformado en una extraordinaria tradición al   Seminario de Durango, para expresar por medio de la Eucaristía el amor y respeto por el Santísimo Sacramento del altar.” El Excelentísimo Señor Arzobispo Don Héctor González Martínez, asistirá a dicha celebración.

Pastoral de la vida invita a una velada juvenil

velada juvenil-01La Pastoral de la Vida de la Arquidiócesis de Durango, invita a todos los jóvenes que tengan de 17 a 25 años de edad a la “3ra Velada Juvenil” los días 19 y 20 de julio, de 8:00 pm a 10:00 am, en la casa de retiro de las Hermanas Pasionistas. Así lo informó el Presbítero Lic. Juan Carlos Quiroga, coordinador de esta dimensión, quien además explico: “el objetivo de esta actividad, la cual se realiza mensualmente, es rencontrarse con uno mismo, y principalmente con Dios a través de una noche de convivencia. También se desea, que los jóvenes hagan una reflexión sobre el valor del cuerpo humano y la importancia que tiene darle su cuidado y respeto”. La velada tendrá un costo de $50. Por persona.

Retiro vocacional para jovenes

retiro vocacional-01La Pastoral Vocacional de la Arquidiócesis de Durango, invita todos los hombres jóvenes, que se encuentren cursando la secundaria y preparatoria a participar en el retiro vocacional, que se llevará a cabo en las instalaciones del seminario mayor y menor respectivamente, del 20 al 24 de julio. Así lo informo el Presbítero Abraham Mejía, coordinador de la Promoción vocacional, “el propósito del retiro es que los jóvenes que tengan el interés de ingresar al seminario, mediten sobre la vocación a la santidad, que se concretiza a vivir consagrados en el cumplimiento de la voluntad de Dios”. Se cobrará una cuota de recuperación de $250.

Arquidiócesis organiza curso de animación misionera

5 curso de animacioěn-01La Pastoral de Obras Misionales Pontificio Episcopales, invita a todas las personas interesadas en participar, en el “5 Curso de Animación de la Espiritualidad Misionera”, que se llevará a cabo del 18 de julio al 17 de agosto, todos los viernes de 4:00 a 8:00 pm y los sábados de 9:00 a 2:00 pm, en el Seminario Laical de la ciudad capital. Así lo informó la encargada diocesana Norma Rodríguez, quien explico: “Se espera la asistencia de aproximadamente 50 personas y el curso lo podrán tomar tanto personas jóvenes como adultas”. Para culminar con dicho curso se realizara una Celebración Eucarística en punto de las 12:00 pm. Presidida por el Excmo. Sr. Arzobispo Don Héctor González Martínez, las inscripciones están abiertas a todo público.

Cursos de verano para agentes de pastoral

curso de verano D-01La Dimensión de Pastoral de Catequesis promueve durante esta temporada (los Cursos de Verano de DIPAC 2014), que se verificaran a partir del día 14 al 26 de julio, en la Parroquia de Santa Elena de la Cruz, en Rio grande, Zac. tendrán una duración de 2 semanas con horarios de 4:00 pm a 8:00 pm. También se realizará en la Parroquia de  San Juan Bautista, en Juan Aldama, en la Parroquia de Ntra. Sra. Del Perpetuo Socorro, de la Laguna Valenciana y en la Parroquia de Ntra. Sra. de Guadalupe en la Col. Hidalgo. Con horario corrido de 9:00 am a 6:00 pm. Y la duración será de una semana. Así lo informó la hermana Guadalupe Ríos, coordinadora del DIPAC, quién además explico: “estos cursos constan de un proyecto de formación integral; se imparten materias como Teología, Catequesis, Historia de la Iglesia, Bioética y Filosofía. Y están abiertos a todo público.”

Domingo XV ordinario A; 13-VII-2014

arzo-01Nos detenemos hoy, en la primera lectura, del profeta Isaías: “Como la lluvia y la nieve bajan del cielo, y no regresan, sin haber regado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, hasta que dé semilla para sembrar y pan para comer, así será la Palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado, sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión”.

 Comenta el salmo 113B, 5, sobre los ídolos paganos: “tienen boca y no hablan”. Esta sátira sobre los ídolos mudos, subraya por contraste, uno de los trazos más característicos del Dios vivo: Él habla a los hombres; se revela en el lenguaje silencioso de la naturaleza y de los signos creaturales; Él habla con sus intervenciones históricas de salvación y de misericordia, de reclamo y de castigo. Él habla en el Antiguo Testamento por medio de los profetas, sus mediadores privilegiados; Él habla en sueños y visiones; se revela en inspiraciones personales; habla a Moisés boca a boca (Num 12, 8).

En el Antiguo Testamento, la Palabra de Dios es ante todo, un hecho, una experiencia. Dios habla directamente a hombres privilegiados y por su medio a todo su pueblo. La centralidad de la Palabra de Dios en el Antiguo Testamento prepara el hecho sobrecogedor del Nuevo Testamento, en que la Palabra por excelencia, el Verbo, se hace carne. En la Historia de la Iglesia, las épocas de actualización, siempre han llevado a una restauración de la escucha y de la confrontación con la Palabra de Dios. Es lo que está sucediendo hoy. Lo prueba, el fervor de los estudios provocados por el Concilio Vaticano II y lo confirma la reforma litúrgica que se esfuerza en retornar a la Celebración de la Palabra el lugar que le corresponde.

También hoy, como en los tiempos de Jesús, la Palabra convoca y congrega a la Iglesia en torno al Padre. Y es en la profundización de la Palabra que los cristianos toman conciencia de ser Familia de Dios, su nuevo Pueblo de salvados. Y es la actitud de indiferencia, rechazo, descuido o aceptación ante la Palabra, lo que define nuestra posición ante el Reino de Dios.

La actitud de no escucha o de rechazo de la Palabra de Dios en tiempos de Jesús, se rencuentra en nuestros días en una actitud de indiferencia y de no comprensión de la Palabra por parte del hombre moderno. A veces, hasta los pastores, los predicadores y los misioneros, damos la impresión de hablar un idioma extranjero al hombre de hoy.

Los mismos cristianos tienen la sensación de una especie de divorcio entre su vida de todos los días y la Palabra que se les anuncia en la Asamblea Eucarística; parece ligada a otros tiempos, aparece como estática y sin impacto en la vida real. Cabe preguntarnos: ¿Es la Palabra de Dios la que es puesta en causa?; ¿o es sólo la honda, la fibra y el encuentro con el mundo y el hombre moderno, lo que aún no ha encontrado el adecuado contacto y la profundidad de conmoción?

En el curso de los siglos de Cristianismo, la Teología de la Predicación ha puesto el acento casi exclusivamente en la proclamación de la Palabra. La Palabra ha sido objeto de una predicación, como datos que deben ser consignados y transmitidos fielmente como un depósito precioso. La vida del cristiano, su experiencia cotidiana han sido vistas como un terreno en que es sembrada la Palabra.

La experiencia concreta de la vida, no ha sido vista como interlocutora, ni siquiera como reveladora de nuevos aspectos y significados de la Palabra. Dios hablaba sólo, ahí donde la Palabra era proclamada; ahí, donde las Sagradas Escrituras eran leídas y proclamadas. Nos queda mucho por avanzar, nos quedan aún muchas formas de salir como pide el Santo Padre Francisco.

Héctor González Martínez

Arz. de Durango

Cómo deben escuchar la Palabra de Dios los discípulos de Jesús

mons enrique episcopeo-01Esta sección del Evangelio de Mateo presenta el gran discurso formativo de Jesús a sus discípulos. Se centra en un aspecto importante del discipulado: Jesús no sólo dice lo que hay que hacer sino también les enseña a discernir la voluntad de Dios en cada circunstancia de la vida. Para ello sirven las parábolas, que son verdaderos ejercicios de discernimiento espiritual que tratan de captar el acontecer discreto del Reino en medio de las diversas circunstancias de la vida y motivan para hacer la elección correcta de la voluntad de Dios.

A través de las parábolas es como Jesús les descubre la naturaleza sorprendente del Reino de Dios. “Aquél día, Jesús salió de casa y se sentó a orillas del mar” (13,1). Jesús sale de la casa en la que estaba y se va a la orilla del mar. La multitud que se reúne en torno a Él es grande (13,2). Con él subido en una barca y la gente sentada a la orilla. En este bello escenario comienza la enseñanza.

La parábola del sembrador (13,1-23), distingue diversos tipos de terreno en los cuales caen las semillas arrojadas por el sembrador, destacando al final un terreno que es apto para la inmensa producción de que es capaz una simple semilla.

Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Al caer en el camino donde no puede ser cuidada, cae superficialmente, así son las personas que oyen la palabra, pero no llega al corazón, no se arraiga no tiene raíz y el maligno la arranca.

Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. La semilla que cae en un terreno rocoso donde no puede hacer raíz y con el sol inclemente se seca, es el hombre que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría, pero no admite la raíz es superficial, es incoherente en su actuar y por tanto no germina.

Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. Aunque el suelo es bastante profundo para hacer raíz se encuentra con hierba, compara con el que oye la palabra, pero las preocupaciones personales y del mundo sofocan la palabra y no da frutos.

Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. La semilla sembrada en la tierra es buena, en suelo profundo, no tiene abrojos, es la persona que abre su corazón, escucha la palabra  y da diferentes frutos.

El comportamiento del sembrador parece extraño cuando deja caer algunas semillas en terreno impropio para el cultivo. Sin embargo, esto corresponde a la realidad del evangelio: antes que la calidad de la tierra, lo que vale es la calidad de la semilla. Así obraba Jesús: arrojaba su semilla en corazones sobre los cuales los fariseos ya habían dado su dictamen negativo y consideraban excluidas de la salvación.

La imagen de un sembrador arrojando las semillas en los tres primeros terrenos es un retrato de la obra de Jesús, quien no ha venido “a llamar a justos, sino a pecadores” (9,13). Ante todo se proclama la bondad de Dios, quien no tiene límites para ofrecer sus bendiciones, pero esto implica de parte de cada hombre el hacerse a sí mismo “buena tierra” para que la semilla de la Palabra pueda crecer.

            La semilla de la Palabra y la invitación al Reino son siempre buenos: no se dice que el sembrador discriminará semilla de una u otra calidad, Dios a Todos otorga una oportunidad igualitaria de conversión y salvación.

No obstante los obstáculos que van dándose, el Reino crece: pues existen quienes tienen el corazón suficientemente dispuesto al cambio cuando este es necesario, y dejan que se opere en ellos el milagro de una vida nueva y regenerada en Cristo, el sembrador.

Esos obstáculos al crecimiento del Reino son los mismos de toda la historia de resistencia a la gracia de Dios en el hombre: los pájaros que devoran la semilla significan el corazón poseído por alternativas que “arrancan” el mensaje de vida: el pedregal es símbolo de la inconstancia ante las pruebas que después de todo están sobreentendidas en todo discipulado; las espinas son el signo de la superficialidad con que se escucha y se pretende que la Palabra prospere en los ambientes personales y sociales.

La relación entre escuchar-comprender, equivale a la relación coger-adherirse, en cuanto que el secreto de toda la parábola es renovar la existencia en el nuevo camino del Reino. No se propone “un conocer secretos”, sino que queda bien claro lo que el Señor espera de cada uno: fruto de ciento, sesenta o treinta, pero después de todo, fruto.

Durango, Dgo., 13 de Julio del 2014.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango