Los cuidados paliativos: una forma privilegiada de la caridad desinteresada
La Medicina Paliativa o los Cuidados Paliativos, “son los que mitigan, suavizan o atenúan, son los remedios que se aplican a las enfermedades incurables para mitigar su violencia y aliviar su agudez”, es la alternativa al ¨encarnizamiento terapéutico¨(o ensañamiento, no tiene en cuenta los sufrimientos del moribundo, es el empleo de todos los medios posibles, sean proporcionados o no, para retrasar el advenimiento de la muerte, a pesar de que no haya esperanza alguna de curación).
Exige del médico estar atento al máximo en los adelantos científicos y ser conocedor profundo de las necesidades del moribundo, en favor del tratamiento vital de los enfermos terminales y en contra de la idea de que el tratamiento fútil en los pacientes críticos justificaría la suspensión de las medidas de soporte básico, alimentación por tubo y remedios terapéuticos normales. Los enfermos en estado grave tienen derecho a la vida por privilegio terapéutico, y no por complacencia, sino como un tratamiento paliativo para mitigar los dolores, aliviar el sufrimiento y ayudar a sobrellevar la aflicción extrema de la agonía en el trance de la muerte. Esto lleva a hacer frente a determinados sectores de la sociedad médica que justifican la eutanasia médica con un fraude de ley al considerar que, con el fin de evitar el “encarnizamiento terapéutico”, pueden matar.
Los recientes avances en el tratamiento eficaz del dolor y de la enfermedad terminal han reducido por completo el riesgo de anticipar indebidamente la muerte. La sedación en Medicina Paliativa es éticamente correcta cuando: 1) El fin sea mitigar el sufrimiento; 2) La administración del fármaco no busque la provocación intencionada de la muerte; 3) Cuando se aplique un tratamiento que consiga los mismos efectos principales sin el efecto secundario que sería acelerar la muerte.
Por otro lado, este argumento es uno de los principales que se utilizan hoy en día para promover la legalización de la eutanasia. En la Medicina Moderna aunque se dispone de medios para prolongar la vida de las personas, incluso en situaciones de gravedad, existen grupos de presión social que consideran que únicamente se alarga la agonía del moribundo por unos determinados intereses económicos que son un despojo de recursos sanitarios destinados por derecho a los cuidados paliativos.
Cualquier argumento para justificar la eutanasia no es aceptable porque en él, junto a las equivocadas consideraciones acerca de evitar la ¨obstinación terapéutica¨ (o empecinamiento, es la aplicación de intervenciones quirúrgicas y/o medidas de resucitación u otros procedimientos no habituales a enfermos terminales cuyo fallecimiento por inminente y/o consumado se retarda por todos los medios), con el fin de matar al paciente, existe una gran manipulación de la noción de muerte digna. Aquí subyace la confusión entre la dignidad de la vida y la persona. Porque la dignidad se fundamenta en el hecho esencial de ser humano, todas las personas son dignas de vivir porque son seres humanos. Y el derecho a la vida no hace acepción de personas, sino que está establecido con independencia de su condición, estado de salud, u otra circunstancia personal y social. Es decir, la persona tiene derecho a la vida por la dignidad de ser humano.
Es digno renunciar al ¨empecinamiento terapéutico¨ sin esperanza alguna de curación o mejoría, haciendo lo posible por el paciente crítico y esperando la llegada de la muerte con los menos dolores y sufrimientos posibles. Nada de esto tiene que ver con la eutanasia, porque la provocación de la muerte de un semejante, cualesquiera que sean las motivaciones, es siempre ajena a la noción de dignidad de la persona humana. El valor absoluto de la dignidad humana se fundamenta en el hecho de que su vida es sagrada.
La Medicina Paliativa es una forma civilizada de entender y atender a los pacientes terminales opuesta principalmente a los dos conceptos extremos: distanasia y eutanasia. Es una nueva especialidad de la atención médica al enfermo terminal y a su entorno que contempla el problema de la muerte del hombre desde una perspectiva profundamente humana, reconociendo la dignidad de su persona y el respeto por su vida en el marco del grave sufrimiento físico y psíquico que el fin de la existencia conlleva.
En definitiva, la medicina paliativa es, ni más ni menos, un cambio de mentalidad ante el paciente terminal. Es saber que, cuando ya no se puede curar, aún podemos cuidar, es la consciencia de cuando se debe iniciar ese cambio: si no puedes curar, alivia, y si no puedes aliviar, por lo menos consuela. En ese viejo aforismo se condensa toda la filosofía de los cuidados paliativos y Ortotanasia: la bondad del procedimiento médico y su recto proceder con las personas enfermas en estado crítico.
Afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: “Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos. El uso de analgésicos para aliviar los sufrimientos del moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, puede ser moralmente conforme a la dignidad humana si la muerte no es pretendida, ni como fin ni como medio, sino solamente prevista y tolerada como inevitable. Los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por esta razón deben ser alentados” (n° 2280).
Durango, Dgo., 24 de Julio del 2011.
+ Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango
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