MENSAJE DEL ESPISCOPADO MEXICANO AL PUEBLO MEXICANO

Durango, Dgo., 16 de abril de 2010. Los Obispos de la Iglesia católica de México, reunidos en la LXXXIX Asamblea Plenaria, del 12 al 16 del presente, en Cuautitlán Izcalli, Edo. de México,  para compartir a la sociedad, los trabajos de esta Asamblea bajo una mirada de fe y esperanza, animados por el papa Benedicto XVI y con el impulso de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y Caribeño, realizada en Aparecida, Brasil. El Presidente de la CEM, arzobispo Carlos Aguiar Retes y el secretario general, el señor obispo Víctor René Rodríguez Gómez, expresaron que desean vivamente llevar a cabo con entusiasmo en todas las diócesis de México, la Misión Continental Permanente, como programa de acción pastoral para reavivar con la fuerza del Espíritu Santo, la vida cristiana de los católicos y su compromiso por servir, desde la fe, a la vida digna de su pueblo.

Los Obispos de México vivieron esta Asamblea como espacio de encuentro fraterno, de reflexión, de ayuda mutua y de oración, para fortalecerse en su ministerio y poder ejercerlo de manera más eficaz. Por ello, se han propuesto que los programas de sus comisiones episcopales asuman las exigencias de la Misión Continental y motiven la colegialidad episcopal, así como, la comunión entre las Iglesias Particulares.

«Sentimos en carne propia los problemas de diversa índole que afectan a nuestra Patria, como es la desbordante ola de violencia e inseguridad que se ha desatado desde hace varios años, en México, y que ha cobrado a numerosas víctimas, muchas de ellas inocentes. No obstante los grandes esfuerzos, que las diversas instancias gubernamentales están realizando, persisten el miedo y la inseguridad que destruyen la vida de las comunidades, las aíslan y las exponen a nuevas expresiones de violencia. La impunidad provoca desconfianza en las instituciones. Sobre estas situaciones, ya hemos compartido nuestra reflexión en la Exhortación Pastoral «Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna» (15 febrero 2010). Deseamos que dicho documento inspire el diálogo, la reflexión y las acciones concretas, que nos permitan la construcción solidaria de la paz», aseveraron.

En dicha Asamblea se abordaron reflexiones en las que los obispos de México manifiestan su preocupación por la pobreza y la desigualdad, el desempleo y los bajos ingresos, la educación deficiente y la falta de oportunidades, particularmente para los jóvenes; sin embargo, ven con esperanza los signos de una paulatina recuperación económica y un ligero aumento del empleo, y que su compromiso como Pastores, es apoyarse en una fe inquebrantable, con una energía que no desfallezca, para realizar las tareas que Dios les tiene asignadas, y acompañar con esmero a hermanos y hermanas en la fe, confirmándolos en su vocación de discípulos-misioneros de Jesucristo.

Por último, el Presidente y el Secretario General de la CEM enviaron un mensaje a todos los fieles: «Confiados en la presencia permanente del Señor Resucitado, Sumo y Eterno Sacerdote, que venció el mal y la muerte, invitamos a los creyentes a orar incesantemente, a fin de que, como nación, podamos alcanzar la paz, cultivar los grandes ideales de nuestros antepasados, pedir por la santificación de los sacerdotes y el aumento de las vocaciones consagradas, y que acabe, de raíz, la violencia. Estamos seguros que Santa María de Guadalupe y san José, patrono universal de la Iglesia, nos protegen y nos acompañan en nuestro peregrinar y en nuestro aprendizaje como discípulos-misioneros de su Hijo Jesucristo. A Ellos, confiamos nuestros propósitos y compromisos.

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