CXIX PEREGRINACION A LA BASILICA DE GUADALUPE

1.- Saludo.

Buenos días, Madrecita, Santa María de Guadalupe. Te visitamos y te saludamos tus pequeños hijos venidos del norte, descendientes de chichimecas, tepehuanos, zacatecos, chalchihuites, acaxes,  xiximíes y mestizos de la Arquidiócesis de Durango.

Santa María de Guadalupe: el 9 de diciembre de 1531 dijiste aquí en la colina del Tepeyac: “yo en verdad soy vuestra Madre compasiva; tuya y de todos los hombres que en esta tierra estáis en uno; y de las demás variadas estirpes de los hombres, mis amadores, los que a mí clamen, los que me busquen los que confíen en mí; porque allí les escucharé su llanto, su tristeza, para remediar, para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores. Para realizar lo que pretende  mi compasiva mirada misericordiosa, anda al palacio del Obispo de México, y le dirás cómo yo te envío, para que le descubras cómo mucho deseo que aquí me provea de una casita sagrada, me erija en el llano mi templo.” (NM  29-33).

Comento estas palabras tuyas que resonaron ahí en la colina del Tepeyac: por estas palabras tuyas, Madrecita de los mexicanos, alcanzamos a comprender que eres la Madre del amor hermoso, que junto al Hijo de tus entrañas, eres la muestra más grande de que Dios nos mira con compasión y misericordia.

Atendiendo a tus palabras nos acudimos a tus plantas, llenos de confianza en nuestras varias necesidades. Especialmente te encomendamos a las familias, como base para la recomposición del tejido social. Te encomendamos a todos los Grupos y Movimientos Apostólicos de Laicos  Te encomendamos la trascendental iniciativa pastoral de la Iniciación Cristiana que entrará en vigor en enero próximo. Te encomendamos la ya próxima iniciativa pastoral del Diaconado Permanente y la iniciativa pastoral del Camino Neocatecumenal ya en curso.  Te encomendamos a nuestros hermanos Sacerdotes ancianos o enfermos y el éxito de la Casa-Hogar sacerdotal S. Luis Batis que inauguraremos a finales de este mes. Te encomendamos a todo el Presbiterio, los Seminarios Mayor y Menor, a Religiosos y Religiosas, especialmente a la Asociación Diocesana de Misioneras de S. José y Santa María de Guadalupe. Te encomendamos los trabajos a que hemos sido convocados para elaborar una reforma general a la Constitución del Estado de Durango. Reconociendo los sacrificios y el gasto para venir, te encomendamos todas las intenciones de quienes hemos peregrinado hasta esta tu “casita sagrada” y también todas las intenciones y necesidades de los que no pudieron venir.

2.- La Palabra de Dios. 

La primera lectura, tomada del primer libro de los Reyes, presenta el episodio del profeta Elías y de la viuda de Sarepta, en el marco de la sequía anunciada por Elías  En efecto el torrente Cherit se secó en castigo al pueblo. El profeta, solidario con su pueblo asumió el peso del castigo, hasta que Dios le ordena dejar el desierto e ir a Sarepta, donde encuentra una mujer pobre y pagana. La palabra de Dios se muestra eficaz, resolviendo la pobreza de los dos. Y Elías anunció: “no se terminará la harina ni se agotará el aceite”; la viuda pagana creyó al profeta y comieron Elías, la viuda y su hijo.

Bajo esta luz, una urgencia que padecemos en Durango y Zacatecas es la larga sequía que resienten los campos, los bosques, los animales y los pueblos; la corrupción engaña a los campesinos; Frente a la violencia generalizada, la pobreza  y la sequía, se notan  actitudes de egoísmo, individualismo y falta de solidaridad. Varias veces he escuchado a funcionarios que ya es inútil invertir en el campo;  al contrario, el campo es la tierra de la que estamos hechos; el campo es signo de  identidad, el campo es la fuente de subsistencia para gran parte de los mexicanos. La necesidad de agua es cada vez más aguda; mientras que en otras partes hay inundaciones por exceso de agua, en el norte, cada vez escasea más el agua en los abrevaderos, en los pozos, en el subsuelo y en las presas. Ciertamente, recordamos que el Antiguo Testamento relata  sequías recurrentes, cuando los profetas ejercían su impetración y hasta la imprecación a Yavé. (Cfr Jeremías 14, 1-9; 1 de Reyes 18,41-46; Amós 7, 2.5). También nuestra memoria nos recuerda sequías parecidas más recientes a las cuales ya atribuimos causas en las que interviene la culpa del hombre como el fenómeno del niño o de la niña, el calentamiento global, el efecto invernadero, el cambio climático o la deforestación. Pero, aparte de explicaciones técnicas, por el Evangelio sabemos que tu intercesión es poderosa: Tú, apenas supiste que tu prima Isabel esperaba un hijo, fuiste presurosa a ayudarla; y en Cana de Galilea, cuando faltó el vino a los novios, dijiste a los que servían: “hagan lo que Él les diga” y Él dijo “llenen de agua las tinajas”; las llenaron y luego Él convirtió el agua en vino para aliviar el apuro de unos novios (Jn 2,1-10); y fijándonos en tu Imagen guadalupana, vemos que   tiene los signos de la maternidad divina, que el firmamento adorna tu manto, que te apoyas sobre la luna y que el sol rodea tu talle. Como lo sabes, en la Arquidiócesis de Durango, con las letanías clamamos todos los días por la mediación de tu Hijo y por la intercesión tuya y de todos los santos; pero en dos años, sólo este 25 de mayo cayó una buena lluvia general: haz pues algo, para remediar la necesidad general; en algunas partes, la gente ya se enfrenta por agua para uso doméstico. Nos urge la lluvia del cielo.

En la segunda lectura, S. Mateo, nos recuerda: “ustedes son la sal de la tierra”, “ustedes son la luz del mundo”. Jesús dice simplemente que “somos sal y luz”. Esto es, debemos ser un punto de atracción, de purificación y de transformación; bajo pena de completa inutilidad. La carga misionera tiene simplemente como términos el mundo y toda la humanidad. En cuanto a “resplandecer ante los hombres”, las buenas obras no se entienden, como un elenco de acciones, sino de actitudes interiores como las Bienaventuranzas que se traduzcan en actitudes concretas, tangibles y visibles. Desde entonces, trabajamos por ser  Iglesia  esencialmente misionera; porque cuando una comunidad eclesial deja de ser misionera, ya no es más la Iglesia de Jesucristo. En Durango, estamos empeñados en ser una Iglesia bonita, semilla del Reino, Iglesia sencilla corazón del pueblo; Iglesia viva y dinámica, vigorosa y pujante. La misión apostólica inició en Jerusalén (Lc 24, 47), de ahí, los Apóstoles y luego infinidad de misioneros, fueron difundiendo el Evangelio por todas partes, hasta que llegó al nuevo mundo. Ahora necesitamos que vuelva a reverdecer la fe y el conocimiento del verdadero Dios, por Quien se vive: esta escasez es la mayor pobreza que atravesamos.

3.- La Misión y sus desafíos. 

Como el pueblo de Israel, elegido por Dios, caía en infidelidades, también nosotros caemos en innumerables infidelidades. La principal es que el paso de los siglos nos viene apartando y arrastrando tras una multitud de dioses que desdibujan en nosotros la imagen y semejanza de nuestro Dios. Pero con los elementos de nuestra Misión Diocesana, repito para convencernos: nos aferramos a permanecer como Iglesia viva y dinámica, vigorosa y pujante.

Frente a los fenómenos sociales de descristianización y desacralización, que desvirtúan todo lo sagrado, reconocemos que nuestro mayor desafío es creer nueva y seriamente en el verdadero Dios por quien se vive; necesidad de creer, adhiriéndonos poderosamente al Hijo de tus entrañas, Jesucristo, a quien trajiste al mundo y particularmente a nuestra tierra de Anáhuac. Justamente, pediste tu “casita sagrada” para aquí mostrar a tu Hijo, ensalzarlo y ponerlo de manifiesto. Y, cierto es que desde diciembre de 1531, en esta “casita sagrada” tú pusiste los cimientos de nuestra nación, nos atraes al Evangelio de Jesucristo y a su Iglesia, y has hecho de los moradores de esta tierra un pueblo sagrado que pertenece a Dios.

En la línea de los desafíos repasemos algunos datos elementales del Censo Nacional del 2010, de los cuales se derivan múltiples desafíos sociales: somos poco más de 112 millones de mexicanos, de los cuales somos católicos poco menos de 93 millones. 11.024,103 mexicanos pertenecen a religiones protestantes, pentecostales, cristianas, evangélicas, adventistas, mormones y testigos de Jehová. 18,185 mexicanos  son de religión oriental. 67, 476 son de religión judaica.  3,760 de religión islámica. 27,839 de religión cultural tradicional. 35,995 son espiritualistas. 19,636 de otras religiones. El dato nacional más desafiante es que 5.262,546 no profesan religión alguna; (y de ésta cifra 76,146 son durangueños o zacatecanos).  92 personas de cada 100, sabemos leer y escribir; el promedio de escolaridad básica es de 9 años; el 42% de la población no concluyó la instrucción básica; de la población mayor de 12 años, el 52% es económicamente activa, el 46% es no activa. Ciertamente, queremos ser respetuosos de este mosaico cultural; pero también buscamos que los legisladores de la nación, reconozcan una más plena libertad religiosa, la cual no es un bien que otorguen los legisladores, sino derecho humano y natural, que simplemente deben reconocer. Cierto es que en 1993 ya se reconoció la libertad de culto, pero no   basta, es necesario avanzar; el Congreso del Estado ya votó favorablemente esta iniciativa, de lo cual felicito al Congreso y al Gobierno del Estado. Ahora, esperemos que otros Estados hagan lo mismo.

Narra el Nican Mopohua: “diez años después de conquistada la Ciudad de México, cuando ya estaban depuestas las flechas, cuando por todas partes había paz en los pueblos, así como brotó, ya verdece, ya abre su corola la fe, el conocimiento de Aquel por quien se vive: el Verdadero Dios” (NM 1-2). Madrecita: como en 1531, también ahora necesitamos que se depongan las armas y vuelva a establecerse la paz¸ una paz entendida como tu presencia de Madre, que nos da sombra y resguardo, que estando en el hueco de tu mano y en el cruce de tus brazos no temamos ninguna cosa aflictiva, como cuando el Arcángel Gabriel te dijo “no temas María, has hallado gracia ante Dios” (Lc 1,30).

Madrecita de todos los habitantes de este país, te encomendamos el proceso electoral en curso para el 1 de julio. México ya no está como dijiste en 1531 y tiene desafíos para superarse; vgr. la Legislatura que termina maniobró para no aprobar las reformas estructurales que urgen: la política, la fiscal, la educativa, la laboral y la energética. Ojalá que el actual proceso electoral transcurra civilizadamente; y que luego los legisladores opten por la dignidad, por el derecho natural y la ética. Ayúdanos para que los mexicanos ejerzamos libre, responsablemente y sin miedo nuestro derecho-deber de votar; que todo ciudadano vote personalmente, en secreto y a conciencia; que las encuestas manipuladas y manipuladoras, no suplan con sus mentiras y engaños las conciencias de los ciudadanos. Que el IFE ponga en las casillas a gente que  cuente  bien los votos. Que todos los funcionarios respeten la decisión de los ciudadanos. Que no se repitan la compra de votos, el embarazo de urnas o el robo de casillas.

5.- Despedida.

Santa María de Guadalupe, Reina de México: para los nahuas de 1531, construir una “casita sagrada” significaba fundar un pueblo. Tu deseo de “una casita sagrada” significó la fundación de la nación mexicana: Tú eres pues, la fundadora de nuestra nacionalidad sobre la piedra angular de tu Hijo Jesucristo. Hoy, la restauración de nuestro tejido social, como “cielo nuevo y tierra nueva” (Ap. 21,1),  depende de la misma cimentación en Cristo, piedra angular de la creación entera. Por ello, una vez más proclamamos: “que viva Cristo Rey”, “que viva Santa María de Guadalupe”.  AMEN.

Basílica de Guadalupe, México, D.F 12 de junio del 2012.

1 comentario
  1. Maria C.
    Maria C. Dice:

    Gracias por tan hermosas peticiones.
    Solo quisiera unirme en sus oraciones desde donde me encuentro para pedir por el respeta a la vida y la dignidad humana, especialmente por los no nacidos. los marginados, los que no tienen vos ni voto porque no se les toma en cuenta. Esa es mi gente y los amo. Respetemos la vida de los no nacidos. Y si no es mucho pedir pido por la pas en nuestros corazones.

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