Asamblea de los obispos: el sentido de la Nueva Evangelización en México

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Nos reunimos una vez más los obispos de México en Asamblea para encontrarnos como colegio episcopal, para estrechar los lazos de amistad que nos unen, para orar, para comprometernos fuertemente en la Misión de la Iglesia, cada uno en su propia Diócesis. El tema que profundizamos fue el de la Nueva Evangelización.

Nuestro encuentro se llevó a cabo en el contexto de un país que, al igual que el resto del mundo, experimenta grandes y rápidas transformaciones demográficas, científicas, tecnológicas, económicas, políticas, sociales, culturales e incluso religiosas, y que enfrenta situaciones que generan inquietud y confrontación, como ha sucedido en el caso de las Reformas estructurales.

Numerosos hermanos y hermanas padecen condiciones dramáticas a causa de la injusticia, la desigualdad, la marginación, la pobreza, la migración, la confusión y el aumento de la violencia y la inseguridad provocado por el crimen organizado, la corrupción y la impunidad, como lo han denunciado valientemente algunos obispos.

Además, todavía son muchos los que están sufriendo las consecuencias de los fenómenos naturales que azotaron a varias regiones de la República Mexicana, quienes, sin embargo, han contado como siempre con la solidaridad de la Iglesia, manifestada en la generosa solicitud del Santo Padre, de los señores Obispos, del clero, de la vida consagrada, de los seminaristas y de los fieles laicos, tanto de México como del extranjero.

En medio de las dolorosas pruebas que enfrentamos, nos consuelan, iluminan y orientan las palabras del Papa Francisco, que en su primera encíclica, “Lumen Fidei”, afirma: “la luz de la fe aporta la visión completa de todo el recorrido y nos permite situamos en el gran proyecto de Dios; sin esa visión tendríamos solamente fragmentos aislados de un todo desconocido” (n. 29).

“Perdida la orientación fundamental que da unidad a su existencia –explica el Santo Padre–, el hombre se disgrega en la multiplicidad de sus deseos… en los múltiples instantes de su historia… La idolatría no presenta un camino, sino una multitud de senderos, que no llevan a ninguna parte, y forman más bien un laberinto. Quien no quiere fiarse de Dios se ve obligado a escuchar las voces de tantos ídolos que le gritan: «Fíate de mi»” (n. 13).

Con esta convicción, queremos servir con renovado entusiasmo a los hombres y mujeres de hoy cumpliendo la misión que el Señor ha confiado a su Iglesia: transmitir a todos la luz de la fe (cfr. Mt 28,19-20). Esa fe que “nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida” (Lumen Fidei, n. 4).

Las conferencias de Mons. Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, y el diálogo con él, nos animó a retomar nuestro ministerio de pastores dentro del pueblo de, Dios desde la Nueva Evangelización. Subrayo dos aspectos importantes.

Recuperar el primado de la Palabra de Dios. Ella es una palabra viva que introduce en un proceso de transmisión del cual ningún creyente está excluido. «La palabra de Dios no está encadenada» (2 Tm 2,9). Mientras Pablo desde la cárcel, encadenado por el evangelio, sufre y sabe que va a morir, continúa a anunciar el evangelio y a preocuparse de su transmisión viva y fiel. El discípulo puede sufrir y morir, pero la Palabra de Dios permanece con la fuerza y la eficacia que la hacen libre y operante, sin conocer ningún tipo de límite o confín puesto por los hombres. No puede ser detenida por nada ni por nadie, no puede permanecer inoperante o ineficaz por la desidia de los discípulos delante a las dificultades, las persecuciones o a causa de la indiferencia de cuantos gustarían contrarrestar su riqueza. La nueva evangelización debe hacerse cargo de sostener la fe de los cristianos. Es necesario volver a colocar en el centro la persona de Jesucristo. La fe no se funda en una idea, sino en una persona. Esto es decisivo e implica la adhesión a un estilo de vida que encuentra en Él su fundamento y la meta a alcanzar.

Otro compromiso de la nueva evangelización es la pastoral de la misión. Sin la misión no hay Iglesia; ella es misión pura pues está investida del mandato de Cristo de ir por los caminos del mundo a llevar la buena nueva de la resurrección. La conciencia de la misión, por otra parte, nace de la certeza de una llamada y de una vocación a vivir la existencia en profunda comunión con el Señor.

Dos aspectos importantes para fortalecer la Misión Diocesana en Durango, en donde estamos implementando de manera formal la Iniciación Cristiana.

Durango, Dgo., 17 de Noviembre del 2013 + Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango

Email: episcopeo@hotmail.com

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