Nació en Chalchihuites, Zac. (Arquidiócesis de Durango), el 2 de marzo de 1902. Huérfano de padre desde muy pequeño, fue para su madre un hijo bueno y cariñoso y un padre para sus hermanos. Sus amigos le estimaban por la alegría y generosidad de su vida, sus compañeros de trabajo por su bondad y comprensión. Para el patrón de la empresa minera donde prestaba sus servicios, fue el empleado cumplido, honrado y trabajador. Para su novia fue el joven íntegro y limpio. Compartía con su párroco, el Sr. Cura Batis, los afanes del apostolado de la Acción Católica de la Juventud Mexicana, las angustias de la situación que vivía la Iglesia y los deseos de ser fieles a Cristo hasta el martirio. Unido por los mismos ideales de su amigo Manuel Morales y de su primo Salvador Lara, fue hecho prisionero. A unos cuantos metros de donde fue sacrificado el Sr. Cura Luis Batis y Manuel se fijó el lugar de la ejecución. Sin amedrentarse, recorrió sereno en la tierra los últimos pasos que le separaban del cielo y fue fusilado junto a su primo Salvador. Aquel 15 de agosto de 1926, el sol en el cénit, la vida en plenitud y el amor supremo a Cristo se unieron en el martirio de David.
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