Ecos del Plenario

En la entrega de hace ocho días comenté globalmente los toques y los enfoques del Plenario Anual Sacerdotal celebrado de lunes a viernes en el Seminario Mayor congregando a todos los Presbíteros de la Arquidiócesis.
De los 204 Presbíteros que conformas actualmente el Presbiterio Arquidiocesano, se congregaron 150. Dentro de dos semanas, con la erección de la Diócesis de Gómez Palacio el día 17 del presente mes, 50 Presbíteros pasarán a formar parte del Presbiterio de la nueva Diócesis. De hecho, la tarde del miércoles se dedicó a deporte, teatro y cena de gala como señal de fraternidad entre los Presbíteros de la Arquidiócesis y de la nueva Diócesis. Brilló el espíritu de amistad y de sana alegría, que todos deseamos permanezca siempre
En terreno anexo al Seminario y en el marco del Plenario, con la asistencia de Presbíteros, Autoridades civiles, seminaristas y fieles, se bendijo la primera piedra de la Casa-hogar que se inicia a construir para albergar a los Presbíteros ancianos o enfermos. Los Presbíteros dedican su vida de tiempo completo al servicio de la Arquidiócesis; es justo que la Arquidiócesis gratifique a los Presbíteros que se hacen viejos sirviéndola. Gracias a Dios que por fin se le puso mano a esta iniciativa, que esperamos se construya con la colaboración de todos
El primer punto de estudio, fue sobre la figura de S. Pablo y la Sagrada Escritura. La figura de S. Pablo, porque estamos celebrando el segundo milenio de su nacimiento; y su figura campea como un gran converso del Judaísmo al Cristianismo, transformándose en el más grande evangelizador y misionero de la antigüedad; junto a S. Pablo, vimos el tema de la Sagrada Escritura, porque la Palabra de Dios escrita ha de ser el libro de lectura del cristiano, por encima de cualquier otro; indispensable para normar la vida personal, para transformar la vida familiar y social.
Como anuncié hace ocho días, un tema de primera importancia, tratado por un día entero, fue sobre el Diaconado permanente. Repito que el Sacramento del orden tiene tres grados: Diaconado, Presbiterado y Episcopado. El Diaconado, que viene a ser el tercer grado, es el menos conocido de los tres; influye en ello, que este grado lo conocemos sólo como ocasional o de paso para quienes se encaminan al Presbiterado. Pero, en realidad el Diaconado ha existido desde el principio bajo la modalidad de permanente, como su forma propia; porque es parte del Sacramento del Orden y de la naturaleza de la Iglesia. Así pues, después de que habíamos escuchado varias alusiones en diversas ocasiones, hora estudiamos seriamente el tema; dialogamos con dos Diáconos permanentes que vinieron de Parral, Chih. y el tema fue asumido o aceptado por unanimidad. A los fieles les ha costado aceptar a los Ministros laicos de la Sgda. Comunión; ahora que ya los van conociendo y aceptando, empezaremos a instrumentar el Diaconado Permanente, renglón eclesial y pastoral, que les estrujará, pero que impulsará nuestra vida diocesana.
Punto central del Plenario fue la Pastoral Integral del Presbítero bajo el siguiente hermoso y desafiante objetivo: “ofrecer al Presbítero los elementos necesarios para que crezca como persona y adquiera aquellas cualidades que hicieron de Jesucristo el hombre por antonomasia y llegue así, a la madurez existencial”. A todos nos debe interesar este elevado objetivo; ayudemos pues con nuestras incesantes plegarias para obtener una nueva oleada de Presbíteros.
Durango, Dgo. 8 de febrero del 2009.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango

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