MIÉRCOLES 25

El miércoles de esta semana será 25 de marzo, fiesta de la Anunciación-Encarnación.
Estoy convocando ese día a los feligreses de la Ciudad-capital a una Eucaristía en el Santuario de la Virgen de Guadalupe a las 5. 30 de la tarde, para orar por el respeto a la vida de los aún no nacidos y hasta su término natural.
Ese día, nueve meses exactos antes de Navidad, la Iglesia celebra el gran misterio del Dios que asume nuestra naturaleza en un proceso de gestación humana en el vientre de la Virgen; proceso que culminará con su nacimiento, como sucede con los humanos. Gran Misterio: El Dios de la Vida asume el proceso intrauterino por el que pasamos todos, porque se hace hombre, no en apariencia, sino realmente, con todas sus consecuencias.
Es por ello, que en tal día, celebramos el Día Internacional de la Vida no Nacida; pionero de ello, fue El Salvador en 1993. Institucionalmente, fue primero Argentina en 1998: Carlos Saúl Menem, Presidente de esa Nación, con el decreto 1406-98 estableció el 25 de marzo como Día del Niño por Nacer. Siguieron países como: Guatemala, Chile, Costa Rica, Nicaragua, República Dominicana, Brasil, Perú, Filipinas, Ecuador, etc. En otros países en que el gobierno no ha tomado postura oficial, incluyendo Cuba, varias organizaciones, especialmente la Iglesia católica, organizan diversos eventos para ese día.
En México, hay signos alentadores, pero también negros nubarrones. Oficialmente no hay celebración; pero la Iglesia y otras organizaciones sí actúan. En nuestra Ciudad queremos utilizar el arma de la oración, pidiendo al Dios de la Vida que dirija los pasos de quienes pueden hacer algo.
Aunque abundan quienes pretenden hacer aparecer la vida hasta las doce semanas de gestación, también se abre paso la tesis de que la vida comienza en el momento en que el óvulo femenino y el espermatozoide masculino se funden dando origen a algo nuevo; desde ese momento ya existe un nuevo ser humano, con dignidad y derechos.
Hay mujeres que hablan como si ese nuevo ser fuera sólo un pedazo de carne de su cuerpo y hasta hablan pretenciosamente diciendo: «es muy mi cuerpo y yo puedo hacer con mi cuerpo lo que quiera». No es su cuerpo; ahí en su seno de madre ha iniciado una existencia sustentada en unas células del tamaño de la punta de una aguja; pero es otra persona dotada con todas las potencialidades para llegar a ser adulto con dignidad y derechos, con libertad y responsabilidad, con imaginación y creatividad.
Por ello, que nadie se engañe: abortar o interrumpir el embarazo como se dice ahora eufemísticamente, es matar un ser humano con los agravantes de ser inocente e indefenso y que todos nos sorprendamos: los nazis mataron 6 millones de judíos en los crematorios alemanes; crimen que todos condenamos. Pero mayormente nos hemos de sorprender con 50 millones de abortos cada año en el mundo.
Iniciada la vida desde la concepción inicia un proceso a desarrollarse continuamente hasta el nacimiento, cosa que prueban muchos experimentos científicos.
Ningún otro misterio mejor que este de la Anunciación-Encarnación para invocar el auxilio divino sobre la vida que inicia en los vientres de las madres y que es ahí amenazada por sus mismos padres; pero que es especialmente protegida por la Iglesia, e igualmente debe ser protegida por las leyes civiles, máxime por ser vida inocente e indefensa.
Recuerde: acuda este miércoles por la tarde a los pies de la Guadalupana.
Durango, Dgo. 22 de marzo del 2009.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango

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