Es Urgente la formación de los laicos católicos en la Doctrina Social de la Iglesia

Una vez mas su Santidad, Papa Benedicto XVI, invita a la Iglesia a iluminar la realidad de nuestro mundo, los grandes problemas (injusticias y desigualdades) de nuestro tiempo, desde el Evangelio. Pero también a realizar la misión: Evangelizar lo social. La familia humana, nuestro pueblo herido por la inseguridad y violencia, espera palabras de esperanza de Aquel que puede salvar al mundo. Caritas in veritate ofrece elementos para esto.
El anuncio de Jesucristo es “el primer y principal factor de desarrollo”. Es viviendo la “caridad en la verdad” como se puede ofrecer una mirada más profunda para comprender las grandes cuestiones sociales e indicar algunas perspectivas esenciales para su solución en sentido plenamente humano. Solo con la caridad sostenida por la esperanza e iluminada por la luz de la fe y de la razón, es posible conseguir objetivos de liberación integral del hombre y de justicia universal. La vida de las comunidades y de cada uno de los creyentes, alimentada por la asidua meditación de la Palabra de Dios, por la regular participación en los sacramentos y por la comunión con la Sabiduría que viene de lo alto, crece en su capacidad de profecía y de renovación de las culturas y de las instituciones públicas. El Papa ha llamado a la doctrina social de la Iglesia: Caritas in veritate in re sociali, según su enraizamiento más auténtico (Jesucristo, la vida trinitaria que Él nos da) y según toda su fuerza capaz de transfigurar la realidad. Tenemos necesidad de esta enseñanza social, para ayudar a nuestras civilizaciones y a nuestra propia razón humana a captar toda la complejidad de la realidad y la grandeza de la dignidad de toda persona.
En la Encíclica Caritas in veritate el Papa señaló los problemas fundamentales que afectan al destino de los pueblos, de las instituciones mundiales y de la familia humana. Hay que considerar con atención los desequilibrios sociales, sectoriales, nacionales, entre recursos y poblaciones pobres, entre técnica y ética. En el actual contexto de globalización, estos desequilibrios no han desaparecido. Han cambiado los sujetos, las dimensiones de las problemáticas, pero la coordinación entre los Estados deja espacio a renovadas desigualdades, al peligro del predominio de grupos económicos y financieros que dictan la agenda de la política, en menoscabo del bien común universal.
Hoy la cuestión social está cada vez más interconectada en sus diversos ámbitos, por esto, es de particular urgencia el compromiso en la formación del laicado católico en la doctrina social de la Iglesia. Es deber inmediato de los fieles laicos trabajar por un orden social justo. Éstos, como ciudadanos libres y responsables, deben comprometerse para promover una recta configuración de la vida social, en el respeto de la legítima autonomía de las realidades terrenas. La doctrina social de la Iglesia representa así la referencia esencial para el proyecto y la acción social de los fieles laicos, además de una espiritualidad vivida propia, que se nutra y se encuadre en la comunión eclesial.
Los fieles laicos deben encontrar a su lado a sacerdotes y obispos capaces de ofrecerles una incansable obra de purificación de las conciencias, también un apoyo indispensable y ayuda espiritual al testimonio coherente de los laicos en lo social. Por ello, es de fundamental importancia una comprensión profunda de la doctrina social de la Iglesia, en armonía con todo su patrimonio teológico y fuertemente arraigada en la afirmación de la dignidad trascendente del hombre, en la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural y de la libertad religiosa.
El Papa invita a seguir actualizando y experimentando la doctrina social de la Iglesia, con el método de discernimiento de la Caritas in veritate, según la cual, viviendo en la comunión de Jesucristo y entre nosotros, somos “encontrados” sea por la Verdad de la salvación, sea por la verdad de un mundo que no ha sido creado por nosotros, sino que se nos ha dado como casa que compartir en la fraternidad. También invita a la búsqueda de los caminos más adecuados para llevar los contenidos de la doctrina social, no solo a los itinerarios tradicionales formativos y educativos cristianos, sino también a los grandes centros de formación del pensamiento mundial (como los grandes órganos de la prensa laica, las universidades y los numerosos centros de reflexión económica y social) que en los últimos tiempos se han desarrollado en cada rincón del mundo.

Durango, Dgo., 7 Noviembre del 2010.
+ Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango

email:episcopeo@hotmail.com

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