Episcopeo «El servicio de la Iglesia en el mundo de la salud»

            Esta próxima semana se llevará a cabo la Reunión Anual de los agentes de la Pastoral de la Salud, con el fin de continuar la formación y fortalecer la organización de esta Dimensión de la Pastoral Social del Episcopado Mexicano. El punto de encuentro es Catemaco, Veracruz, de la Diócesis de San Andrés Tuxtla. De nuestra Arquidiócesis participarán los coordinadores diocesanos.

La sociedad actual y en especial en el mundo de la salud, ha experimentado numerosos y profundos cambios que nos llaman a estar en actitud de escucha y de búsqueda para actuar pastoralmente como Iglesia con eficacia y realismo.

            La persona sufriente es motivo de preocupación y solicitud en la acción misionera de la Iglesia. El sufrimiento y el dolor afectan a la persona no solo en su aspecto físico, sino que repercuten en su integridad y en su entorno familiar y social; son compañeros inseparables de la humanidad.  Para aliviar el dolor se necesitan medicamentos y analgésicos, para aliviar el sufrimiento necesitamos encontrar respuestas sobre el sentido y la trascendencia de la vida humana.

            El Papa Juan Pablo II, en el año de 1981 sugería: “Es necesario delinear un proyecto unitario de Pastoral de Salud con la colaboración de toda la comunidad cristiana”, que haya apertura a las aportaciones que en este campo puedan prestar las ciencias psicosociales y las investigaciones médicas; además se necesita una fundamentación teológico-bíblica seria y una estructura y organización propia en todos los niveles de la Iglesia.

            Hoy ya no solo hablamos de pastoral de enfermos, sino de Pastoral de la Salud en sus tres dimensiones: solidaria, comunitaria y político-institucional, porque la acción de la Iglesia debe llegar a la realidad total de la persona, donde ésta vive y actúa, y no únicamente a la situación de la enfermedad.

            Es una pastoral humanizadora y evangelizadora que hace presente los gestos y palabras de Jesús misericordioso e infunde consuelo y esperanza a los que sufren; una pastoral que anuncia al Dios de la vida y que promueve la justicia y la defensa de los derechos de los más débiles, de los enfermos; que compromete a toda la comunidad cristiana en un trabajo organizado y estructurado dentro de la pastoral de conjunto.

            ¿Qué es salud?  Es afirmación de la vida y como tal tiene que ver con la subjetividad, la espiritualidad, la convivencia, la cultura del reconocimiento de lo diferente, de la alegría y de la fiesta. Es también la convivencia respetuosa con la naturaleza: la vivencia de la relación con la tierra como madre de la vida y como casa y medio ambiente de todos los seres.

            La salud es un derecho fundamental que los Estados deben garantizar y al cual toda persona debe tener acceso sin privilegios ni exclusiones.

            La salud es un proceso armónico de bienestar (“bien-ser”) físico, psíquico, social y espiritual y no solo la ausencia de enfermedad que capacita el ser humano para cumplir la misión que Dios le ha destinado de acuerdo con la etapa y condición de vida en que se encuentre.

            La salud es una experiencia “biográfica”: ya que abarca las distintas dimensiones de la persona humana y está en estrecha relación con la vivencia que la persona tiene de su propia corporeidad, de su lugar en el mundo y los valores sobre los cuales construye su existencia. Se podría decir, que salud es armonía entre cuerpo y espíritu, armonía entre persona y ambiente, armonía entre personalidad y responsabilidad.

            La salud es una condición esencial para el desarrollo personal y comunitario que plantea varias exigencias, entre ellas se señalan: 1. Articular la salud con la alimentación, la educación, el trabajo, la remuneración, la promoción de la mujer, del niño, de la ecología, el medio ambiente, etc. 2. Asumir las acciones de promoción y defensa de la vida de la salud, no solo en función de las necesidades inmediatas de las personas, de las colectividades y de las relaciones interpersonales, sino también en función de la construcción de políticas públicas y proyectos de desarrollo nacional, local y parroquial, en un marco de equidad, solidaridad, democracia, justicia, calidad de vida y participación ciudadana.

Partimos de una concepción dinámica y socio-ecológica de la salud, que nos permite entender no solo las causas físicas, mentales y espirituales de la enfermedad sino también las causas sociales y, desde esta perspectiva, aportar elementos para un diálogo y una concertación entre la sociedad y la Iglesia para mejorar la situación de salud. Además, permite a la pastoral de la salud tener un marco referencia para el desarrollo de sus acciones y planes de trabajo.

Durango, Dgo., 9 de Septiembre del 2012                + Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango

Email: episcopeo@hotmail.com

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