E P I S C O P E O Santa María de Guadalupe ¡Salva nuestra Patria y aumenta nuestra fe!
E P I S C O P E O
Santa María de Guadalupe ¡Salva nuestra Patria y aumenta nuestra fe!
Hoy, como parte de nuestra identidad, de nuestra historia como mexicanos celebramos el inicio de la Independencia de México. Aunque para muchos en este momento no hay tanto que celebrar, nuestro país pasa por momentos importantes de crisis, de cambio, de problemas, que nos presentan un panorama poco halagador. La crisis económica mundial y la recesión económica de nuestro país; las reformas que se están gestando: educativa, energética (petróleo, luz), hacendaria; teniendo como fondo la situación de pobreza de más de la mitad de los mexicanos; la violencia que no ha cesado, originada sobre todo por la presencia del crimen organizado en todo el país, etc. ¿Cómo celebraremos la independencia, la soberanía de nuestro país? Con gritos, con lamentos, con fiesta?
La Iglesia católica participó activamente en todos estos hechos del pasado de manera protagónica, ya que los más notables iniciadores y actores fueron miembros del clero y el pueblo era mayoritariamente católico. Esta celebración y los acontecimientos históricos que le dieron origen, no pueden ignorar el papel de la Virgen de Guadalupe en el origen de la identidad nacional de los mexicanos. “No fue fortuito el que el símbolo escogido por el movimiento libertario fuera el estandarte de Santa María de Guadalupe, que años más tarde, sería proclamada por Morelos como La Patrona de nuestra Libertad. Es precisamente la devoción por Guadalupe lo que provoca el sino espiritual en la búsqueda apasionada del alma nacional: la aspiración colectiva era por alcanzar una dignidad que desarrolló un culto cívico religioso en que se convirtió la imagen tutelar de la Guadalupana”.
La Virgen de Guadalupe “fue el estandarte que permitió a Hidalgo encontrar la visión mística y libertaria que lo acompañó en sus luchas, para reaparecer 100 años después como bandera de los campesinos zapatistas, porque su culto no tiene clases, ni regiones, es público y colectivo, íntimo y masivo. La vemos como a nuestra Gran Madre pues nos sacó de la orfandad, es natural, es ínsito, es de tierra morena, es raíz y matriz, es nuestra y de todos. Ella preside el nacimiento de nuestra nacionalidad, ella palpita lo mismo en los pendones insurgentes que en las proclamas de Morelos, en las insignias de Iturbide, en las banderas de Guerrero, tanto en el nombre de Victoria como en el estandarte campesino. Ella es emblema, vínculo de unidad nacional; sin lugar a dudas, destino”.
Con el ¡grito de independencia! En todo nuestro país, se celebra el comienzo de la rebelión contra el sistema colonial español. La Conspiración de Querétaro fue descubierta en septiembre de 1810. Los conspiradores tuvieron tiempo de prevenirse ante la intervención de las autoridades virreinales en la ciudad de Querétaro. Josefa Ortiz de Domínguez alcanzó a dar aviso a Juan Aldama del peligro en que se encontraba el movimiento independentista, al encontrarse las tropas realistas en Querétaro. A su vez, Aldama se puso en camino a Dolores, para poner al tanto de la situación al cura Hidalgo. Apremiado por la situación, Hidalgo convocó al pueblo de Dolores, tocando las campanas de la parroquia local. Acudieron las personas, aún cuando era de madrugada. Luego se dirigió a la cárcel del pueblo. Junto con un pequeño grupo de campesinos, de prácticamente nula experiencia militar y portando un improvisado armamento, tomó el presidio. Allí tomaron algunas armas y partió Hidalgo con su ejército de campesinos hacia Atotonilco el Grande.
Al mediodía del domingo 16 de septiembre de 1810, el tranquilo y sereno pueblo de Atotonilco fue violentado por la presencia intempestiva de una chusma de más de tres mil hombres que, llegaron al mando del cura de Dolores hasta el hermoso santuario. El cura apeó de su brioso corcel, entró al santuario y, antes de llegar al altar a donde habría de postrarse a pedir la ayuda divina por la misión que iniciaba, tuvo entonces la genial intuición. Fue entonces cuando desvió sus pasos hacia la Capilla Mariana que se encuentra a la izquierda del altar, tomó la pintura de la Virgen, pidió una pica o asta, y en ese instante convirtió la imagen en pendón primigenio de los mexicanos y declaró en esos momentos de sublime inspiración hacia la Guadalupana “Capitana jurada de nuestras legiones” ¡Viva la Virgen de Guadalupe! y ¡Mueran los gachupines! Su camino le llevaría luego hacia San Miguel el Grande, donde convergieron los militares rebeldes Abasolo y Allende. Era el comienzo de la larga lucha por la independencia de México, que no habría de culminar sino hasta 1821.
La celebración del inicio de la Independencia de México, es una ocasión única para unirnos en la reflexión de nuestra historia, bajo la mirada de fe, pero también para comprometernos responsablemente como mexicanos y discípulos de Cristo, en la búsqueda de la justicia, la paz y el desarrollo de todos los mexicanos.
Durango, Dgo., 15 de Septiembre del 2013 + Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango
Email: episcopeo@hotmail.com
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