La Institución de la Jerarquía Eclesiástica
Como continuidad natural de la primera evangelización misionera de franciscanos, dominicos, agustinos, jesuitas y otros, que dieron por resultado el nacimiento de comunidades, pueblos y ciudades cristianas, siguió el desarrollo o crecimiento eclesial con la erección de Diócesis, después de la primera en Tlaxcala-Puebla, cuyo Obispo fue el dominico Fray Julián Garcés y la segunda en Tenochtitlán-México, cuyo Obispo fue el franciscano Fray Juan de Zumarraga.
El tercer Obispado en la Nueva España, fue erigido por Paulo III, el día 21 de junio de 1535 con el nombre de Antequera, hoy Oaxaca. Comprendía todo el actual Estado de Oaxaca, parte de Puebla, de Guerrero y de Veracruz. Se le dio el título de la Virgen Santa María y el primer Obispo fue Juan López de Zárate.
El cuarto Obispado, llamado de Michoacán, fue erigido por Paulo III el 18 de agosto de 1536 y su primer Obispo fue D. Vasco de Quiroga. Se fijó la sede en Tzintzunzán, que era la capital de aquel reino; un año después fue trasladada a Pátzcuaro. Comprendía los estados de Michoacán y de Colima, casi todo Guanajuato, y parte de los estados de Jalisco y de San Luis Potosí. El primer Obispo fue D. Vasco de Quiroga.
El quinto Obispado, erigido por Paulo III el 19 de marzo de 1539, fue el de Chiapas con sede en S. Cristóbal de Las Casas, antes llamada Ciudad Real y con los límites del actual Estado de Chiapas. El primer Obispo fue el jeronimiano Juan de Ortega, que renunció; el segundo fue Juan de Arteaga y Avendaño que murió antes de llegar a la Diócesis; el tercero fue el dominico Fray Bartolomé de Las Casas; hombre de ardiente celo por la evangelización y la salvación y de gran amor al indígena, en 1541 escribió “La Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias”, libro muy discutido y el único conocido por mucho tiempo y que fue prohibido por la Inquisición en 1659. Sin el apasionamiento y la estrechez de horizontes mentales, Fr. Bartolomé de Las Casas figuraría entre los personajes más nobles de la humanidad.
El sexto y último de los Obispados de aquellos tiempos fue el de Guadalajara, erigido por Paulo III el 13 de julio de 1548, bajo la advocación de la Virgen de la Asunción y del Apóstol Santiago. La sede primeramente fue Compostela (cerca de Tepic), asiento de la Audiencia de Nueva Galicia, pero pronto trasladada a Guadalajara; la Catedral, una capilla con techo de paja. El Obispado comprendía el territorio de la Nueva Galicia (los hoy estados de Jalisco, Nayarit, Aguascalientes, Zacatecas y parte de San Luis Potosí), y luego todo el territorio de la Nueva Vizcaya (desde Durango, Sinaloa y Coahuila, hasta las Californias, Arizona, Nuevo México y parte de Texas). El primer Obispo fue el franciscano Antonio de Ciudad Rodrigo, quien renunció; el segundo fue Juan de Barrios, quien murió antes de venir a la Nueva España; el tercero fue Pedro Gómez Maraver, (muerto en 1551).
Las Diócesis tienen un significado cultural é histórico, actuando por medio de las Parroquias como centros de vida cristiana, formación, dignificación y promoción humanas, de beneficencia social, con escuela y hospital.
Héctor González Martínez
Arz. Emérito de Durango
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