La canonización de dos papas es el fruto de la misericordia de Cristo

mons enrique episcopeo-01Somos testigos, desde todas partes del mundo, de la canonización de dos grandes Papas: Juan XXIII y Juan Pablo II. Le damos gracias a Dios por estos dos pastores de la Iglesia Católica que ahora se nos proponen como ejemplo de vida y como grandes intercesores ante Dios.

            A mí se me vino a la mente del Papa Juan XXIII lo que yo más he conocido de él, sus dos grandes Encíclicas sociales Mater et Magistra (Madre y Maestra) y Pacem in Terris (Paz en la Tierra) y la convocatoria y el inicio del Concilio Vaticano II. Su pontificado fue breve, asombroso y rico en enseñanzas sociales. Se situó bajo el signo de la concordia de las clases, de las naciones, de las civilizaciones y de las religiones. “Hijo de un campesino pobre, fue un icono de la bondad y el gran iniciador, recogiendo la herencia de sus predecesores para sacar “de lo nuevo”, sin descuidar lo tradicional que amaba”.

            El Papa Juan Pablo II, en la perspectiva del año 2000, define su tiempo en  la Encíclica Redemptor Hominis  (1979), como el “tiempo de un nuevo adviento, tiempo de espera. Cristo, el centro del Cosmos y de la historia, revela por su redención el hombre a sí mismo, el hombre concreto, creado de nuevo. Esta revelación es confiada a la Iglesia, cuyo único fin es servir a la causa de la amistad de cada uno con Cristo, de una manera nueva, en un momento de la historia saturado de tomas de posición ideológicas, extrañas u hostiles al cristianismo. Tiempo de alienación marcado por una desproporción entre desarrollo técnico y el desarrollo ético”.

            Sus documentos sociales: Laborem Exercens 1981 (Trabajo humano y problemas sociales); Sollicitudo Rei Socialis 1987 (Auténtico desarrollo del hombre y de la sociedad);Centesimus Annus 1991 (La cuestión social, a cien años de la «Rerum Novarum»).

            No podemos olvidar su la Visita Pastoral de Juan Pablo II a Durango en 1990, pernoctando la noche el 9 de mayo en el Arzobispado. Recordamos el Saludo a los detenidos del Centro de Readaptación Social de Durango (CERESO); el  Mensaje  los Empresarios mexicanos en Teatro “Ricardo Castro” de Durango; el Mensaje a los fieles reunidos en la Catedral de la Inmaculada de Durango y la Santa Misa y ordenaciones sacerdotales en Durango.

            A los cien sacerdotes de todo el país, ordenados por él, les dijo: “¡Vosotros sois los sacerdotes de la última década del segundo milenio! ¡Vosotros sois los sacerdotes de una nueva etapa de esperanza para México! Sed siempre testigos de la verdad, de la justicia, del amor, especialmente hacia los más necesitados. Vuestra vida sacerdotal es una exigente vocación de servicio, de entrega, de dedicación plena a la obra de la nueva evangelización de México”.

            A los internos del CERESO le dijo: “La peor de las prisiones sería un corazón cerrado y endurecido. Y el peor de los males, la desesperación. Os deseo la esperanza. La pido y la seguiré pidiendo al Señor para todos vosotros: la esperanza de volver a ocupar un lugar normal en la sociedad, de encontrar de nuevo la vida y, ya desde ahora, de vivir dignamente… porque el Señor nunca pierde la esperanza en sus creaturas. También para vosotros, hermanos y hermanas de México, pido y seguiré pidiendo al Señor que os conceda un juicio justo, humano y expedito; que sean siempre respetados vuestros legítimos derechos a la educación, a la salud, a profesar vuestra fe religiosa, a un salario justo para quienes desempeñáis un trabajo remunerable”.

            A los empresarios de México los invitó a: “El país, señoras y señores, necesita la colaboración de todos y cada uno de vosotros. Cada cual, según su especialidad, está llamado a aceptar con humildad y generosidad el reto que plantea la actual situación de injusticia, para dedicar lo mejor de su experiencia y de su capacitación profesional al servicio de una patria grande, justa y fraterna, por encima de cualquier egoísmo de partido o de clase”.

            Papa Francisco nos alienta: “Todos hemos sido enriquecidos por este don. Juan Pablo II sigue inspirándonos. Nos inspiran sus palabras, sus escritos, sus gestos, su estilo de servicio. Nos inspira su sufrimiento vivido con esperanza heroica, su total encomendarse a Cristo».

Durango, Dgo., 27 de Abril del 2014                                   + Mons. Enrique Sánchez Martínez

                                                                                                    Obispo Auxiliar de Durango

                                                                                                  Email: episcopeo@hotmail.com

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *