ADVIENTO, CANDIDA LUZ DE ESPERANZA EN TIEMPOS DIFICILES
Durango, Dgo., 2 de diciembre de 2010. La Iglesia comienza un nuevo año litúrgico después de celebrar la gran fiesta de Cristo Rey. El domingo 28 de noviembre, inicia el año litúrgico que se llama «Adviento», (del latín adventus que significa «la venida»).
El Vicario de Religiosas y catedrático de Sagrada Escritura, presbítero Arturo García Delgado, informó que el Adviento pudiera considerarse en una triple dimensión: el adviento histórico, que es el recuerdo y la celebración de la venida en carne mortal del hijo de Dios y que se celebra como un acontecimiento histórico que rompe o parte la historia en dos; un antes y después de Cristo, que es el llamado «Adventus Domini», que significa «la venida del Señor». También se habla de un adviento místico, que es la preparación moral del hombre de hoy, a esta venida del señor y consiste en celebrar la presencia del salvador en un adviento permanente que tiene origen en un redentor que ya vino, pero que sigue viniendo todos los días, en cada hombre, para que lo recibamos en la gozosa esperanza de alcanzar lo que un día alcanzaremos que es, la redención final. El adviento futuro, o escatológico, que es la preparación a la llegada definitiva del salvador al final de los tiempos. Es lo que llamamos la parusía o segunda venida de Cristo; por eso la Iglesia está en permanente adviento, ya que todos los días en la santa misa, después del padre nuestro, elevamos una oración que concluye con: «mientras esperamos la venida gloriosa de nuestro salvador Jesucristo». Después de la consagración, todos los días decimos: «anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven señor Jesús». El adviento lleva a la navidad y la navidad lleva al reconocimiento del Cristo que viene y su manifestación.
«El tiempo de adviento se caracteriza por la virtud de la esperanza; virtud muy necesaria y que en estos tiempos viene a menos ya que la gente la ha perdido hoy en día por tanta inseguridad. La Iglesia nos habla hoy precisamente de esperanza. La esperanza nos acerca a alcanzar lo que la fe nos promete, como lo dice la carta a los hebreos en el capítulo 11. El tiempo de adviento, es un tiempo de esperanza, de alegría que debe brotar desde el corazón y no una alegría ficticia producto del alcoholismo, drogas, etc. sino una alegría por la presencia y la venida del Señor; por eso cada domingo nos va preparando, pues son tiempos en los que pareciera que no hay nada que esperar y donde muchas veces la gente ya no confía en nadie; ni en el gobierno, ni en la iglesia, ni en las autoridades», abundó.
Como cristianos tenemos motivos para creer, esperar y estar alegres porque la alegría es producto del encuentro con aquél que es la vida y por eso la estructura de los 4 domingos de adviento nos va dando mensajes: el primer domingo es estar vigilantes en la espera de la venida del señor, el segundo de conversión, que nos invita a reflexionar y a tener un encuentro personal con él; el tercero nos habla de alegría, la alegría que da el estar más cerca de la venida del señor y el último domingo ya más cerca de la navidad, nos invita a preparar nuestro encuentro con Jesús.
Como familia debemos vivir esta esperanza y experimentar la armonía en esta fiesta cercana que es la presencia entre nosotros del hijo de Dios. El Vicario de religiosas, invita a tener un corazón preparado para fortalecer nuestra fe y enfrentar estos tiempos difíciles, porque es más grande y más fuerte que la misma situación de violencia que estamos viviendo. «Que entre en sus hogares un espíritu navideño y que perdure siempre, no solo en esta época decembrina; y que la preparación nos lleve a que este encuentro con Cristo sea efectivamente algo verdadero», señaló.