Visita Pastoral

Hago del conocimiento de todos que, habiendo inaugurado la IV Etapa de la Misión Arquidiocesana, como Año de la Familia, a partir de esta semana que empieza Mons. Enrique, Mons. Caballero y su servidor recorreremos todas las Parroquia de la Arquidiócesis en Visita Pastoral.
El Objetivo general de esta Visita Pastoral es cumplir con el deber de cumplir lo establecido en el Código de Derecho Canónico de visitar cada cinco años todas las Parroquias de la Arquidiócesis. Esta vez, el Objetivo especifico de la Visita es recorrer cada una de las Parroquias alentando el interés y el entusiasmo de sacerdotes, misioneros y fieles en general por las líneas pastorales y por la Misión Arquidiocesana.
Por lo pronto, durante la semana que empieza visitaremos de una manera rápida los cinco Decanatos de la Región Laguna-Durango, que próximamente se convertirá en la Diócesis de Gómez Palacio. Dedicándoles un día por Decanato, se congregarán Párrocos y fieles de las Parroquias correspondientes con la siguiente temática: la Iglesia, la Diócesis, el Obispo y la Misión; escogemos esta temática con el fin de promover el interés y el entusiasmo por la nueva Diócesis y por la Misión. Dios nos conceda que pastores y fieles levanten los corazones conforme a las exigencias de las circunstancias.
Después de esta semana, durante el año, dedicaremos cuatro días de cada semana a visitar cada una de las Parroquias de lo que seguirá siendo la Arquidiócesis de Durango, con el fin de revisar el estado que guarda cada Parroquia, y específicamente el estado de la Pastoral y de la Misión. Y no sólo revisar como inspeccionando, lo cual ciertamente es un aspecto del ministerio episcopal, sino también avivando el celo pastoral.
Porque la intención de Jesucristo no fue la de establecer algo fijo o estático, sino la de instaurar en el mundo un organismo vivo y dinámico, vigoroso y pujante preñado de vida humana y sobrenatural, capaz de renovar constantemente las personas, los ambientes, antigua y siempre nueva, renovándose a sí misma para servir de germen renovador de la humanidad y del orden social.
Con el paso del tiempo los organismos biológicos o humanos se esclerotizan y requieren de una renovación. El punto de partida para esta renovación, puede ser diferente para cada uno: la incredulidad, el pecado, la tibieza, la debilidad espiritual o la necesidad de mayor vigor y santidad; el punto de llegada, es igual para todos: la vida nueva en el Espíritu.
No se trata pues, de ponerse en la situación de quien espera llegar a ser cristiano por primera vez, como si antes no lo hubiera sido de hecho o lo hubiera sido sólo de nombre. Se trata de descubrir con alegría la riqueza que ya es nuestra por el bautismo, pero que quizá yace inactiva en nuestro interior como el fuego bajo una capa de cenizas. Se trata de completar el bautismo en lo que falta de cumplimiento por parte nuestra.
Somos ricos , porque poseemos los títulos de hijos de Dios, de herederos de Cristo, de miembros del Cuerpo Místico, de templos del Espíritu Santo, y podemos llevar a cabo válidamente todos los actos de la vida cristiana, pero no tenemos conciencia de ser todo esto y, no sabiéndolo, no utilizamos nuestra riqueza y vivimos pobremente.
Las circunstancias eclesiales que vivimos pueden descubrirnos esta riqueza.
Durango, Dgo. 25 de enero del 2009.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango

Encuentro Mundial de las Familias

El VI Encuentro Mundial de las Familias tuvo como anfitrión a la Arquidiócesis de México, que acogió a más de diez mil personas africanas, americanas, asiáticas y europeas, superando las expectativas. El Cardenal Norberto propuso como objetivo hablar de la familia y sus valores a la luz de la fe.
El Encuentro incluyó Celebraciones litúrgicas y de la Palabra, ponencias magistrales, resonancias practicas, presentación de experiencias mundiales a favor de la familia, exposición y oferta de materiales didácticos y coloquios especiales para jóvenes.
Destacó la asistencia y la participación valiente del Sr. Presidente de la República, llamando la atención su profesión de fe católica y exponiendo principios sobre el valor de la vida y sobre acciones de su gobierno.
El famoso y conocido P. Raniero Cantelamessa con el tema: “Las relaciones y los valores familiares según la Biblia” llamó a redescubrir el ideal bíblico del matrimonio. Ante las propuestas desquiciadas como abolir las distinción de sexos sustituyéndola con la distinción de géneros, o liberar a la mujer de la supuesta esclavitud de la maternidad, nuestros valores cristianos, “resistan estos intentos de sustituir a Dios”; “por ello, no hay que tener miedo de proponer a las parejas de futuros esposos cristianos, orar un poco juntos en la noche de bodas, como Tobías y Sara”
El Cardenal Marc Ouellet, Arzobispo de Québec, Canadá, con el tema “Valores a descubrir y redescubrir” inició señalando que el mundo se encuentra “en una confusión antropológica” en la que corrientes como el constructivismo o la teoría del género, desnaturalizan a la familia y al hombre, sobreponiendo sus deseos a su propia naturaleza, la salida es descubrir y redescubrir los valores”: que la familia busque lo mejor para cada miembro, que cada uno de ellos aspire a la santidad, importancia de la familia como la primera educadora del individuo, el amor conyugal como fundamento de la familia, la misión de la familia definida por el amor.
Frente a la corporeidad, don revalorizado por la vida y frente al tabú generalizado a hablar de sexo en el hogar sobre todo en las familias tradicionales, la Dra. Helen Alvaré reconoció que a partir del Encuentro es buen momento para que la Iglesia hable de sexualidad: “una de las cosas más interesantes de la Iglesia Católica, es su entendimiento tan profundo de lo físico; no nos da miedo ni pena hablar sobre la sexualidad humana, es por el contrario, una bendición”. “El Cristianismo tiene esta riqueza de expresar sus misterios a través de la corporeidad, como es el caso de la Encarnación y la Resurrección, por ello la Iglesia no se avergüenza del cuerpo humano y por el contrario, los fieles tienen la oportunidad de pertenecer al Cuerpo Místico de Cristo a través de su propia persona”.
En la línea de experiencias en apoyo a las familias, destacaron la pastoral parroquial; Equipos Nuestra Señora, de espiritualidad conyugal; Parejas de Cristo, construyendo el Reino de Dios; el Sodalicio de Vida Cristiana, a favor de la santidad familiar; Renovación Cristiana en el Espíritu Santo, el Reino de Cristo, la Familia Educadora en la fe, la Comunidad de S. Egidio, y el Movimiento Familiar Cristiano.
Puntualizando y terminando esta entrega se lamentó que decisiones de unos pocos influyan en la familia, devaluándola.
Ayer sábado fue de testimonios y hoy domingo el Papa clausura con su mensaje. Ojalá que aprovechemos para revalorar la familia mexicana
Durango, Dgo. 18 de enero del 2009. Héctor González Martínez
Arz. de Durango

Año de la Familia

Hace casi seis años que, habiendo regresado a Durango, me preguntaron en rueda de prensa sobre mis propósitos u objetivos en Durango; contesté que no traía nada preparado; que mi objetivo primero sería ver lo que estuviera bien para reforzarlo y ver lo que estuviera mal para enderezarlo.
En consecuencia, como Sucesor de los Apóstoles y Pastor de esta noble Iglesia, emulando al Apóstol Pablo, pasé un año, observando las realidades humanas, sociales y espirituales y la actividad pastoral; recorrí todos los rumbos de nuestra Iglesia local,
Especialmente me llamaron la atención las seis prioridades pastorales: 1.- Evangelización y Catequesis, 2.- Pastoral Litúrgica, 3.- Pastoral Social, 4.- Pastoral Familiar, 5.- Pastoral Juvenil y 6.- Formación de Agentes.
Detecté una profunda religiosidad, una liturgia viva y unos atisbos de Pastoral Social, impulsados por el II Sínodo Diocesano y por los dos Planes Diocesanos de Pastoral. Simultáneamente detecté pasividad, superficialidad, y abulia, sobre todo para la Nueva Evangelización, formar las conciencias y la proyección social de la fe. No observé generosidad y entusiasmo en la realización de tan altas y promisorias metas.
En consecuencia, hace casi cinco años, propuse a los cuadros pastorales un programa, resaltando aspectos apremiantes y entre ellos una Misión Diocesana que despierte el entusiasmo de ser cristianos y la generosidad por evangelizar.
Así, después de un año de preparación, “caminando, caminando”, ya hemos realizado tres Etapas de la Misión Arquidiocesana: 1ª Etapa Kerygmática, 2ª Etapa Bíblica y 3ª Etapa Catequética. Ahora nos aprestamos para una 4ª Etapa como Año de la Familia.
Año de la familia, porque la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es Familia Trinitaria y en su Nombre estamos bautizados. Año de la Familia, porque la Iglesia es la gran Familia de Dios, y, si en próximos días, la Iglesia Católica se concentra en Ciudad de México celebrando el VI Encuentro Mundial de las Familias, nuestra Misión Diocesana, dedicará todo este año a dicho tema. Año de la familia, para recoger la ancestral tradición de la familia mexicana, que es el aspecto humano-cristiano más afectado por el relativismo y el reduccionismo de la postmodernidad. Año de la familia, para repasar o recoger las raíces tradicionales de la familia mexicana y revitalizarlas con el injerto del Evangelio. Año de la familia, para hacer eco al tema del VI Encuentro mundial de las familias, a saber: “la Familia formadora de los valores humanos y cristianos”.
Pero para ello se necesita enjundia, entusiasmo y hasta valor para dejar el pellejo en las trancas por el Evangelio. Muchos se empeñan en la Misión Arquidiocesana, mientras que otros se contentan con recoger migajas del pasado.
Para enfervorizarnos en la búsqueda de estos objetivos, en la inauguración de la 4ª Etapa, anhelando una Iglesia bonita y sencilla, ayer, viva y dinámicamente, vigorosa y pujantemente proclamamos nuestro Pregón de compromisos.
Y después del Pregón llenos de alegría y optimismo, entonamos el himno de la familia: “que ninguna familia comience en cualquier de repente; que ninguna familia se acabe por falta de amor; la pareja sea uno en el otro de cuerpo y de mente, y que nada en el mundo separe un hogar soñador. ¡Bendecid oh Señor las familias, Amén; Bendecid, oh Señor, la mía también!”
Durango, Dgo. 11 de enero del 2009.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango.

ASAMBLEA DEL PRESBITERIO

A PRESBITEROS DIOCESANOS, RELIGIOSOS Y DIÁCONOS:

Estimados Hermanos:
Les saludo afectuosamente en este comienzo del nuevo año que Dios nos concede como oportunidad para continuar la IV Etapa de la Misión Diocesana, dedicado a la Familia, con sus virtudes y valores humanos que forjan la sociedad y la Iglesia.

Aunque todos están enterados del Plenario Sacerdotal Anual, lleven a bien que les haga recordatorio y exhortación para que acudan gustosa y puntualmente a este encuentro a celebrarse en el Seminario Mayor del 2 al 6 de Febrero de 2009.

Coordinación general: Mons. Enrique Sánchez Martínez
Secretaría: P. Francisco Javier Pérez y P. Héctor Frías
Tesorería: P. José Luis Galindo Anaya
Liturgia: P. Juan José Martínez Mireles
Cocina y alimentación: Diac. Manuel Bernardo Aguirre
Hospedaje: P. Refugio Estrada Noris
Deporte: P. Francisco Javier Pérez
Refrigerios: P. Miguel Antonio Morales.

Inicio: lunes 4.30 p.m. Término: viernes con la comida.
Para hospedaje hay 85 camas disponibles en cuartos de 1,3 y 4 camas. Se les recomienda traer su propia ropa, sus cobijas y su toalla. Avisar con tiempo al P. encargado.
Cuota: $700.00 por persona. Encargados de colectarlas: cada Decano y las entrega al P. Tesorero.
Recomendación: quienes traigan valores, tomen las medidas convenientes. La Comisión del Clero o el Seminario no se hacen responsables de alguna pérdida.
Se adjunta Programa.

Confiando vernos pronto, saludarnos y convivir fraternalmente.

Durango, Dgo. 8 de enero del 2009.

+ Héctor González Martínez
Arzobispo de Durango

Pbro. Lic. M. Alberto Villalobos
Secretario-canciller

Selecciones de Teología 5

Se observa en nuestra Arquidiócesis una tendencia, a navegar entre práctica incoherente, cumplimiento social, prácticas relativistas, sincretistas, supersticiosas, desmitologizantes o reduccionistas (el Dalai Lama, la santa muerte, el niño Fidencio, Jesús Malverde, simbolismo sacramental, etc.), junto con la práctica del Catolicismo.
Hay hermanos que, por falta de formación, sin fijarse en teorías, adoptan las prácticas; hay otros que adoptan interpretaciones y prácticas “lights” cómodas, como es el tema que venimos estudiando.
Pero, en la Iglesia, se vive el misterio trinitario en múltiples formas de comunión eclesial, que significa las relaciones de caridad, paz, comunicación, armonía, afecto, respeto, sinfonía, etc. y que han de practicar los fieles bautizados. La comunión eclesial incluye enseñanza, formas sacramentales, litúrgicas y disciplinares. Lo contrario de la comunión es la excomunión o excomulgarse por herejía o cisma en diversos grados.
La Iglesia en todos sus niveles, tiene en la Eucaristía, la máxima expresión de la comunión; en el Obispo y en el Papa tiene el centro de esta comunión por la caridad. Por este misterio de comunión con el Papa, el Obispo tiene en la Iglesia diocesana el oficio de enseñar, santificar y regir; por lo mismo, también es vigilante de la sana enseñanza doctrinal y teológica. Consecuentemente, en la Arquidiócesis no puede haber un doble magisterio; no somos una iglesia sincretista, luterana o presbiteriana; somos una Iglesia católica laical, presbiteral y episcopal, en comunión con el Papa.
Por tanto, acerca de la relación entre los Sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía, ante las posturas o teorías doctrinales, litúrgicas y disciplinares ha de prevalecer el Magisterio oficial de la Iglesia que enseña: que los pecados leves no interrumpen el estado de gracia y por tanto se puede comulgar hasta por un año, siendo conveniente confesar también los pecados veniales durante el año para mayor perfección cristiana.
El pecado grave interrumpe el estado de gracia e impide celebrar la Misa o comulgar; en situaciones de urgencia o necesidad y no habiendo confesor disponible, extraordinariamente se puede comulgar haciendo un acto de contrición perfecta con propósito firme de confesarse cuanto antes (una semana). Urgencia o necesidad podría ser de celebrar la Misa, de ganar la Indulgencia plenaria, de acompañar en un Matrimonio, Primera Comunión ú Ordenación, etc. Esta excepción no vale para padres o padrinos que viven en amasiato o en adulterio.
En el caso extraordinario de Confesión general o de Unción de enfermos, queda igualmente el deber en conciencia de confesarse personalmente cuanto antes.
Por tanto, los hermanos presbíteros y laicos, que van adoptando posturas fáciles o cómodas y contrarias, vean que se van apartando de la rectitud doctrinal, litúrgica y disciplinaria; o sea solos se van excluyendo de la Comunión eclesial diocesana y católica. Les exhorto a corregir el camino y atender a la sana enseñanza de la Iglesia ya expuesta; primeramente, adoptando la doctrina del Magisterio de la Iglesia; luego, adoptando la práctica coherente.
Queda desaprobada la práctica presbiteral de urgir a los fieles a que pasen a comulgar bastándoles participar en la Misa. Los Presbíteros, no violenten la conciencia de los fieles que se sienten en pecado grave, su obligación es formar su recta conciencia.
Durango, Dgo. 4 de enero del 2009.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango