Instituciones sociales y de caridad
Los misioneros franciscanos se distinguieron por el testimonio de pobreza, por la catequesis popular, por el canto, por la institución de escuelas para niños (tantas como conventos), por las reseñas históricas y culturales; fueron los primeros en misionar por el norte, después del centro de México.
Los misioneros dinámicos se distinguieron por la predicación y las ciencias en Chiapas y en la Península de Yucatán. Los misioneros Jesuitas se distinguieron por los Colegios superiores y por las misiones en la Nueva Vizcaya. Por 1547, se estableció en la Ciudad de México, el Colegio de San Juan de Letrán, para mestizos y otro para mestizas.
Para la enseñanza superior, hubo un pequeño número de Colegios sostenidos por el clero secular y religioso. Se empezó en 1533 por el glorioso Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco para indígenas y en 1540 con el de Tiripetío, para religiosos. La Diócesis de Michoacán, fue la primera que cantó con su seminario, gracias al ingenio visionario de D. Vasco de Quiroga, quien fundó al Colegio Clerical de S. Nicolás Obispo. Los Misioneros Agustinos florecieron en Michoacán.
De modo que ya desde 1544, había indígenas que sabían leer como asegura Zumárraga y se fueron imprimiendo libros para ellos en sus propias y diversas lenguas.
La más antigua institución de beneficencia en México fue el Hospital de Jesús Nazareno, fundado por Hernán Cortes y una Cofradía de Ntra. Señora. El principal influjo de la Iglesia en este rubro fueron los pequeños hospitales fundados en cada pueblo, por obra de de franciscanos y agustinos sobre todo por el rumbo de Michoacán.
Por 1532, D. Vasco de Quiroga fundo los grandes hospitales de Santa Fe, uno al sureste de la Ciudad de México y otro a orillas del Lago de Pátzcuaro. Instituciones que eran algo más que hospitales, pues incluían escuelas, talleres, almacenes, depósitos de herramientas, aperos de labranza, semillas, etc.
Fr. Juan de Zumárraga solicito al emperador Carlos V la erección de la Universidad de México, en que se leían todas las facultades, artes y teología. También solicito la imprenta, debiendo trasladar en 1534 todos los elementos necesarios: impresor, imprenta y molino de papel. Así mismo en 1535-1540, construyo el hospital del Amor de Dios.
En los primeros años, misioneros y gobernantes se aplicaron a fomentar la agricultura y la industria entre españoles e indígenas. Inicio Hernán Cortes y le siguieron obispos, religiosos y la segunda Audiencia. Cortes, cuando fue gobernador, reglamento las horas de trabajo en los campos, introdujo árboles frutales y plantas, estableció haciendas de cultivo, cría de ganado, molinos e ingenios.
Zumárraga y los religiosos, encarecían al rey la necesidad de introducir familias de agricultores, de fomentar el arte, de proteger y alentar las industrias de los indígenas, sobre todo la de tejidos, solicitando carneros y ovejas de lana fina, semillas de lino, cáñamo simiente de gusano de seda.
Zumárraga, cuando volvió a España ya consagrado, trajo varias familias para que enseñaran a los indígenas. Los frailes ayudaban a los indígenas, cuanto podían, para que aprendieran las artes y cultivaran el campo; pero tropezaban con el egoísmo de los artífices españoles, quienes se negaban a enseñar a los indígenas, para evitar la competencia. Por ello, el empeño de pastores y misioneros, por gentes dispuestas a servir y promover.
Héctor González Martínez
Obispo Emérito de Durango
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