Elección de Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica (1).

                 3333550107_dd87082e26_q El martes 8 del mes próximo, los estadounidenses acudirán a las urnas electorales para elegir al próximo Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. La Campaña es protagonizada por el republicano Donald Trump y la demócrata Hilary Clinton. Como Trump, es apasionado antimexicanos y antiinmigrantes, lamento que nuestro  Presidente de la República lo haya invitado a conversar en Ciudad de México, siendo que la Virgen de Guadalupe nos llamó a todos los mexicanos representados en S. Juan Diego: “Juanito, Juan Dieguito, el más pequeño de mis hijos”.

                  Con autorización del Sr. Héctor Aguilar Camín, Director de la Revista “Nexos”, transcribo unos párrafos del número 466 del presente mes de octubre en que aparece el artículo de Juan Gómez Quiñonez y David R. Maciel, con el título de “Las raíces antimexicanas de Donald Trump”.

                  Transcribo de Nexos: “El racismo y la violencia contra la población no blanca en Estados Unidos no son una moda cultural desatada por el candidato republicano a la presidencia Donald Trump, sino una constante histórica que ha sido apoyada por diversas figuras públicas”.

                  “Hay un discurso popular que valida la tradición popular de acoger a los inmigrantes que llegan a territorio norteamericano y considerarlos elementos positivos para el país. Pero, a la vez, existe un discurso conservador muy negativo hacia la migración, y especialmente dirigido a ciertos grupos raciales y étnicos, y a minorías con estilos alternativos con el argumento de que todos ellos serían perjudiciales para el tejido social que se asume como homogéneo y armonioso. En otras palabras, aun cuando Estados Unidos se presenta a sí mismo como “un país de inmigrantes”, caracterizado por la premisa del “melting pot” (mezcla de razas), la realidad es que las actitudes y prácticas de la sociedad norteamericana  han estado dominadas por la visión anglosajona (y sus prejuicios)”.

                  “De acuerdo con esta visión del mundo, las minorías y los migrantes (particularmente aquellas de color) no encajarían como socios igualitarios, por lo que serían siempre considerados como de segunda clase y mantenidos como subordinados al orden dominante a través de leyes y prácticas. La explicación de tales opiniones y acciones discriminatorias involucran una mezcla de actitudes sociales, constructos ideológicos, prejuicios religiosos, ideología de supremacía blanca y la creencia de un ideal de cultura, identidad y carácter nacionales identificado como blanco, anglosajón y protestante, que colectivamente ha forjado el “American Way of Life”, (la ruta americana de vida) y la esencia de lo que ha hecho de Estados Unidos la potencia mundial que ha sido desde el siglo pasado”.

                    “En Estados Unidos ha existido una serie de actitudes peyorativas, convicciones y prácticas discriminatorias provenientes de épocas lejanas, impuestas a México y a individuos de origen mexicano. Estos sentimientos han existido desde la época de la Colonia, a partir del primer contacto entre los cazadores de pieles y los primero pobladores anglosajones, quienes los veían y los representaban como ignorantes, crueles y como parte de un mestizaje despreciable”.

                  “Estas actitudes se endurecieron considerablemente con la Rebelión de Texas y la batalla de El Álamo. Entonces los anglosajones agregaron odio, venganza y deseos de conquista a los estereotipos y prejuicios raciales en contra de los mexicanos. El discurso que justificaba la invasión del territorio mexicano se encontraba lleno de dichos constructos negativos”.

                  “Después de la guerra entre México y Estados Unidos de 1847, los casi 120,000 mexicanos que quedaron atrás en los territorios perdidos fueron el blanco del pensamiento y de las acciones xenofóbicos, que en muchas ocasiones llegaron a propiciar situaciones extremas como: los linchamientos de 1850-1920, la matanza de mexicanos en Texas de 1915-1916, las repatriaciones durante la Gran Depresión de 1930-1932 y las redadas que culminan en deportaciones en fábricas y vecindarios de inmigrantes en nuestros días”.

De todo lo anterior, en nuestros días, el más feroz y extremo portavoz es el republicano Donald Trump, quién en estos meses, se planta en los escenarios de Estados Unidos postulándose como aspirante a la Presidencia de esa nación, que después de una guerra se quedó con buena parte de nuestro territorio nacional. Continuará el próximo domingo.

Héctor González Martínez

Obispo Emérito

 

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