II Aniversario de la llegada del Arzobispo José Antonio Fernández Hurtado
Se cumplen dos años de la llegada a nuestras benditas tierras de nuestro IX Arzobispo, Don José Antonio Fernández Hurtado. Bendito el que viene en el NOMBRE DEL SEÑOR. En éste caminar juntos con nuestro pastor hemos podido constatar particularmente a un hombre de fe, que asume con responsabilidad su encomienda. Su presencia durante estos dos años, nos permite constatar la figura del Pastor cercana a la gente y particularmente a sus más cercanos colaboradores, a saber sus sacerdotes.
Sin duda, que en esta primera etapa Monseñor José Antonio ha visualizado con espíritu creyente, a una Iglesia Particular cargada de grandes valores, fortalezas y extraordinarios logros que nos llenan de orgullo y que se incrustan en las más nobles y generosas raíces de labor pastoral desde hace ya casi 400 años. Por otro lado, de frente a una época de cambios, somos también una Iglesia en movimiento pero con los propios retos y desafíos que juntos hemos de seguir administrando. En el momento presente y de cara al rostro de la fresca propuesta de los últimos papas, nuestro Pastor asume con generoso entusiasmo el formato de hilvanar una iglesia más cercana a la gente, más abierta a sus necesidades y aspiraciones, a sus alegrías y a sus sufrimientos. La Nueva Evangelización, con el distintivo de la Alegría Cristiana, es el hilo conductor que nos guía desde hace dos años, y nos motiva a disfrutar de los primeros frutos del trabajo visionario de nuestro Pastor, para involucrarnos en el formato que privilegia el diálogo para trabajar y hacer realidad el PROYECTO DEL NUEVO PLAN INTEGRAL DE PASTORAL. Pasando además, por momentos importantes que nos han marcado como Iglesia Local, tal es la CONSAGRACIÓN DE NUESTRA ARQUIDIÓCESIS A LOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA. Acontecimiento que más allá de su carga de significatividad espiritual y pastoral, ha servido para apuntalar este momento programático de liderazgo eclesial de Monseñor José Antonio.
Se destaca el empeño por fomentar la unidad de nuestras Iglesias locales de la Provincia Durango, que ya da signos de fraternidad y de florecimiento de la Pastoral de Comunión. La cercanía con los jóvenes rinde esperanzadores frutos de una iglesia de cara al futuro y con el firme anhelo de avanzar en la construcción del Reino de Dios. Llama la atención de grata manera, contemplar a un Obispo misionero; su incansable trabajo a ras de tierra que le ha permitido ya visitar el total de las comunidades parroquiales de nuestra Arquidiócesis. En fin, todo un extraordinario testimonio de servicio que hemos de valorar, para seguir involucrándonos en este caminar pastoral. Gratitud y Esperanza a nuestro querido Señor Arzobispo, deseándole que el Señor Jesús Pastor y Obispo de nuestras vidas, lo siga colmando de mucha salud para que continúe motivándonos al trabajo que hoy por hoy, hemos de desempeñar con diligencia para construir día con día nuestra Iglesia.
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