Datos sobresalientes de algunos obispos de Durango

3333550107_dd87082e26_qYa vimos algunos datos del primer Obispo de Durango, Mons. Gonzalo de Hermosillo, quién tomó posesión el 22 de octubre de 1621, por medio del apoderado Pbro. Lic. Amaro Fernández Pasos, ejecutando así el cumplimiento a la Bula de Paulo V, con lo que la Villa de Durango quedó convertida en Ciudad. Mons. Gonzalo de Hermosillo,  organizó el  Cabildo Diocesano y acometió la remodelación del templo escogido para Catedral, para que estuviera listo para el culto cuando llegara Mons. Gonzalo de Hermosillo. El P. Fernández Pasos, fue el primer Provisor, Vicario General y Gobernador del nuevo Obispado. Ya el 18 de noviembre de 1620; había acompañado al Gobernador a Guanaceví y luego a El Zape, donde dio sepultura a más de 130 muertos por los indígenas; y luego regresó a Guanaceví hasta que fue suplido por Fr. Juan del Valle.

                  Al fallecer Mons. Gonzalo Hermosillo, fue presentado para sucederle y nombrado sucesor, D. Alonso Franco y Luna, originario de Madrid, quien estudió en la Universidad de Comillas y fue colegial mayor del Colegio de S. Ildefonso de dicha Universidad. El 3 de diciembre de 1631, Felipe IV lo presentó para el Obispado de Durango, y el Papa Urbano VIII le expidió las Bulas de nombramiento el 6 de junio de 1632. Tomó posesión por apoderado el Lic. Francisco Rojas de Ayora. En la primera de sus varias cartas, dirigidas al Rey, le cuenta de su llegada a Durango. Que debió ser a finales de 1633 o principios de 1634, en la que le cuenta que encontró la Catedral muy necesitada de arreglo y le pide aumentarle su limosna. Le comunica que sólo admitirá como ministros de doctrina, escogiendo alguno de una terna propuesta en cada administración y turnada al Gobernador. En otra carta informa del  incendio de Catedral, por la pólvora de la víspera del Corpus, quemándose toda la madera, y quedando sólo las paredes. Mons. Franco y Luna estuvo en Durango hasta 1640, en que fue promovido a La Paz, Perú (o Bolivia).

                  Vino luego como Obispo Fr. Diego de Hevia y Valdés, quien nació el 4 de enero de 1587 en Oviedo, España; vistió el hábito de S. Benito a los 16 años de edad; estudió y se graduó en Teología en la Universidad de Salamanca. El 17 de mayo de 1639, Felipe IV lo presentó para Obispo de Durango; tomó posesión en enero de 1640. Tal vez sus 57 años de edad, cuando inició su ministerio en Durango, influyeron en la energía, para con el Gobernador Guajardo Fajardo y los religiosos franciscanos y jesuitas; pero ante todo pongamos por delante su alto celo, durante los 14 años de su gobierno pastoral. En carta que dirige al Rey, le informa de que las obras de la Catedral “aún no tiene hecha la Capilla Mayor, ni el crucero, ni las bóvedas laterales del cuerpo de ella, ni tiene sacristía ni están acabadas las torres, ni le veo retablos, ni servicio del altar, ni los ornamentos necesarios, especialmente para fiestas grandes”. En carta del 1 de enero de 1641 se queja ante el Rey: “Antes de entrar el gobernador a la ciudad, (a tomar posesión de su cargo), sale el Prelado, con los más de sus Prebendados, una legua de distancia de la ciudad y le da la bienvenida en su nombre y de la Santa Iglesia, y en acabándose, viene delante, derecho a la iglesia mayor, donde lo esperan el Cabildo y Capellanes…También dice que los Gobernadores, piden un tratamiento especial  cada vez que se presentan en Catedral” Y pide que el Rey,  revise este protocolo, lo corrija y lo haga circular para uso general. Desde el principio, este Obispo se dio a conocer como persona de mucho carácter, que conservó después de diez años de largas visitas pastorales y cansancios en su extensa Diócesis. El 29 de noviembre del año de 1648, poco tiempo después de que el capitán Guajardo Fajardo, soldado arbitrario e intemperante, que siendo gobernador de la provincia se creía dueño de vidas y haciendas; en el año de 1649 sucedió un disgusto muy serio con el gobernador Guajardo Fajardo porque este aprehendió a un Clérigo; el Obispo buscó por la vía pacífica obtener la libertad del Clérigo pero nunca logro nada hasta que el Obispo perdió la serenidad y lo puso en la tablilla de los excomulgados. El 21 de abril de 1649 el Obispo presento al Gobernador un propuesta de tres clérigos para cada una de las doctrinas que ocuparan los religiosos que habían sido destituidos; el Gobernador admitió clérigos para cuatro doctrinas e hizo caso omiso de las demás; el Obispo se dirigió de nuevo el 6 de mayo al Gobernador; le dice que el virrey de la Nueva España presento Clérigo para la doctrina de Nombre de Dios y el presidente de la Audiencia de Guadalajara también presentó clérigos para tres doctrinas: Chalchihuites, Sombrerete y San Juan del Mezquital; como el Gobernador Fajardo no contesto, el Obispo Insistió en sus promociones; como tampoco contesto el Gobernador, el promotor fiscal del Obispado el 2 de noviembre del mismo año publicó un auto  al gobernador para que cumpliera con las nóminas propuestas; como tampoco reaccionó el Gobernador, el Obispo declaró en entredicho a la Ciudad de Parral.

Héctor González Martínez

 Obispo Emérito.

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