INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA: PATRONA DE LA IGLESIA DE DURANGO

Este 08 de diciembre, la Iglesia católica celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, Patrona de nuestra ciudad de Durango. Fue traída por los españoles, quienes promovieron y defendieron esta devoción. El dogma de la Inmaculada nos habla de María como imagen y fin de la Iglesia querida por Dios. En ella se revela lo que Dios es capaz de hacer con nosotros. Al ser inmaculada y santa, María se convierte para los creyentes no sólo en modelo e imagen de la Iglesia, sino también en abogada de gracia, es decir, en intercesora ante Dios de cada uno de nosotros, de nuestra historia humana marcada por la fragilidad. Para la Iglesia Católica un dogma es una verdad revelada por Dios, perteneciente, bien sea, al campo de la fe o de la moral. La Catedral de Durango, primero dedicada a San Mateo y luego a la Asunción de la Virgen, fue consagrada definitivamente como la santa Iglesia Catedral de la Inmaculada Concepción, el 4 de octubre de 1657, siendo obispo Don Pedro Barrientos y Lomelín; y el domingo 21 de ese mismo mes, se celebró en la Catedral una solemne ceremonia en donde la ciudad de Durango hacía el voto y juramento de defender la Limpia Concepción de Nuestra Señora la Virgen María. La Imagen que actualmente se encuentra bajo el baldaquino central de la Catedral, fue tallada en madera y traída por el obispo Esteban Lorenzo de Tristán y Esmenota. El día 8 de diciembre de 1854, el papa Pío IX declaró como dogma de fe a la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Por esta celebración, se hace la atenta invitación a todos los fieles a que asistan a la Fiesta Patronal, que se llevará a cabo en su honor, este viernes 08 de diciembre en la Catedral Basílica Menor, mediante el siguiente programa: 7:00 a.m. mañanitas; 11:00 a.m. confirmaciones; 4:00 p.m. Misa con miembros de la unión ganadera; 7:00 p.m. Celebración Eucarística presidida por el Sr. Arzobispo Mons. José Antonio Fernández Hurtado; y 8:45 p.m. quema de pólvora.

ARQUIDIÓCESIS INVITA A CARRERA 5K PRO NUEVO SANTUARIO

El Patronato del Nuevo Santuario, a través de la Arquidiócesis de Durango, invita al público en general a ser partícipes de la segunda edición de la Carrera “Guadalupe Run 5K” que se llevará a cabo el domingo 10 de Diciembre, a las 8:00  a.m., partiendo del Nuevo Santuario de la ciudad capital. Esta carrera se realiza con motivo de las celebraciones guadalupanas, además de poder seguir con la recaudación de fondos para el continuar con la obra del Nuevo Santuario. Las inscripciones se pueden realizar en las oficinas del Santuario y en Italian Coffee, sucursal Paseo Durango, tiene un costo de $150 que incluye playera y medalla. Los kits serán entregados un día antes del evento. Para mayores informes comunicarse al número celular 618 154 01 45.

TALLER MENSUAL DE LITURGIA

La Pastoral de Liturgia de la Arquidiócesis de Durango invita a todos los Agentes de Pastoral y fieles católicos, al Curso-Taller mensual de Pastoral Litúrgica, que se llevará a cabo este martes 05 de diciembre en el Centro de Pastoral, ubicado en calle Zarco #209, zona centro, de la ciudad capital, de 6:00 p.m. a 8:00 p.m. Así lo informó el Pbro. Juan José Martínez, asesor de la pastoral, quién explicó: “El objetivo de estos talleres, es continuar en el enriquecimiento y fortalecimiento de los agentes para que se encuentren mejor preparados tanto espiritual como personalmente, y sobre todo en el trabajo de pastoral que se encomienda a cada uno de ellos”. En esta ocasión se abordarán temas sobre el Adviento y serán impartidos por mismos integrantes de la comisión y por el Presbítero asesor, totalmente gratuitos.

ADVIENTO: PERIODO DE PREPARACIÓN PARA LA LLEGADA DE JESÚS

Este domingo 03 de Diciembre, la Iglesia Universal, da inicio al tiempo litúrgico de El Adviento, el período de preparación para celebrar la llegada de El Salvador. Cada año se conmemora, y da inicio cuatro semanas antes de la navidad. Adviento es un tiempo de gracia y de conversión. Es tiempo para compartir y dar a todos el mejor regalo: El Amor; porque no cuesta nada económicamente, pero es el mayor tesoro que todos tenemos, y es algo que no se necesita comprar, sólo alimentarlo, vivirlo, fomentarlo, defenderlo y acrecentarlo en la fuente del amor que es Cristo. Sin embargo, también se vuelve una temporada de consumismo, pues sólo nos enfocamos en comprar regalos, sin saber que el verdadero significado es la Navidad, el nacimiento de Cristo. Por ello, no llevemos sólo este tiempo al salir a correr a los supermercados y tiendas, mejor preparémonos y aprovechemos para reconciliarnos en lo personal y con la familia; práctiquemos sobre todo la penitencia y la conversión, es decir volvamos a Dios. Hay que comenzar por nosotros y meditar los posibles errores en los que estemos fallando. No olvidemos tampoco el don de servir, de poder ayudar a quienes más lo necesitan, práctiquemos también la solidaridad con el prójimo y si se puede hay que abrigarlo y no dejarlo solo. Por tanto, oremos y acrequémonos a Dios de una manera personal, y vivamos sobre todo este tiempo como se debe, con Jesús en el corazón.

«¡Ojalá rasgaras los cielos y bajaras!»

El primer domingo de Adviento marca el comienzo del año litúrgico. En realidad, lo que señala es el principio del tiempo nuevo, por el nacimiento del Salvador, Jesús, que divide la historia humana en un antes y un después. Las cuatro semanas de Adviento son el periodo de preparación que determina la Iglesia para disponernos a recibir al Señor, que viene a nuestro encuentro. Estas cuatro semanas, junto con la Natividad del Señor, la Sagrada Familia, la solemnidad de Santa María Madre de Dios y la Circuncisión de Jesús, la Epifanía (o Reyes Magos) y el Bautismo de Jesús conforman el ciclo de Navidad.

En el ciclo de Navidad, celebramos la venida del Hijo de Dios en carne mortal, desde la morada celeste -que es propia de Dios y en la que ha dado cabida a los ángeles- al cosmos, en que ha situado la morada de los hombres. Pero, desde que la comunidad de creyentes en Cristo tomó conciencia de la presencia real de Dios en medio de los hombres por la encarnación, muerte, resurrección y ascensión de Jesús a los cielos, para llevar a cabo la obra de la salvación, la Iglesia no dejó de mirar, con un ojo, hacia la primera venida en humildad del Mesías de Dios, y, con el otro, hacia la segunda venida del Hijo del hombre en su gloria, a juzgar al mundo, es decir, a completar la salvación del universo (todavía en proceso), llevándolo a la plena comunión con Él y con el Padre en el Espíritu Santo. Ambas venidas del Señor son inseparables, pues la primera venida en humildad se ordenaba a la segunda, en gloria; y la venida para instaurar el Reino de Dios, no hubiera sido posible sin la venida en carne mortal.

Por eso, no es de extrañar que, al iniciar el tiempo de preparación para la Navidad, el evangelio apunte hacia la segunda venida de Cristo, la parusía, exhortando a la vigilancia y a la responsabilidad, es decir, a no descuidarse y a no aflojar la intensidad en el esfuerzo por hacer efectiva la gracia que Dios nos ha dado en Cristo, al hacernos hijos suyos.

De hecho, la Iglesia primitiva vivió con tal intensidad la expectación de la venida gloriosa del Señor que llegó a sentirla temporalmente cercana. En virtud de esta expectación, la comunidad de creyentes se estimulaba a no relajarse, llevando una vida mundana, sino a tratar de vivir conforme a la nueva vida inaugurada por Cristo, para todos los hombres, plenamente identificada con Dios, en el caso personal de Cristo. Vida de la que participamos ya los bautizados en Jesucristo, y que se debe caracterizar por una conducta que se asemeje a la santidad de Dios.

Pero, por el pecado, el hombre experimenta que Dios le oculta su rostro, por lo que se siente huérfano, y marchito como las hojas, e incapaz de revertir la situación. Mas, no obstante, recuerda que el Dios del cielo es un Dios que se vuelca con quien espera en Él, y que sale al encuentro de quien practica la justicia. Dios, es nuestro padre porque nos hizo, como el alfarero a la vasija (Is 64,7) y porque nos ha liberado del pecado y de la muerte, como tenía obligación de hacer el pariente más próximo con el familiar oprimido (Is 63,16b).

Para esto se hizo hombre el Hijo de Dios, para que los hombres nos convirtiéramos en hijos de Dios, llevando a plenitud la semejanza que Dios plasmó en la naturaleza del varón y de la mujer, cuando los creó al principio (Gén 1,27).

El distintivo de los hijos de Dios ha de ser el amor (en esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros [Jn 13,35]): amor con que el Padre engendró al Hijo, y que éste correspondió de igual manera, inspirando ambos el Amor mutuo, el Espíritu Santo o tercera dimensión de Dios. Sólo viviendo en un amor puro puede el hombre integrarse plenamente en la vida de Dios, hacerse partícipe de su naturaleza divina y gozar de su inmortalidad.

No se puede posponer esta tarea hasta que empiecen a manifestarse los presagios de la segunda venida de Cristo, como si ésta hubiera de retrasarse indefinidamente, cuando lo cierto es que el Señor ya ha venido, nos ha redimido y ha sido recibido en la gloria de Dios, participada por los ángeles. Dios ha venido a nuestro mundo, viene constantemente llamando a nuestra puerta, y vendrá al fin del mundo. ¡Ahora! es, pues, el tiempo de la gracia y de la misericordia.

Debemos considerarnos afortunados por haber conocido la venida del Hijo de Dios a la tierra; al mismo tiempo, hemos de sentir la responsabilidad de admitirlo en nuestras vidas, ordenando cada uno la suya conforme a los valores que se sustentan en Cristo, y dando testimonio de Él con nuestras obras, para que los hombres crean en Él y den gloria a Dios.

Héctor González Martínez.

Arzobispo Emérito de Durango

COLECTA URBANA PRO SEMINARIO CONCILIAR

El Seminario Conciliar de la Arquidiócesis de Durango, invita a toda la comunidad católica, a ser partícipe de la Colecta Urbana, que se llevará a cabo este próximo Domingo 03 de Diciembre, en todas las Parroquias y Templos ubicados dentro de la ciudad capital. Esta colecta se realiza cada año, en donde se pide la colaboración a la ciudadanía a manera de oración, pero sobre todo en la ayuda económica. Actualmente son más de 150 seminaristas los que se encuentran en la formación para su vida sacerdotal, por ello, es indispensable la recolección de fondos económicos, para que todos y cada uno de ellos se puedan seguir forjando y formando en la vida espiritual de esta institución. Unámonos en oración por el seminario, por las vocaciones sacerdotales y por los jóvenes que ya se tienen formando para que cumplan sus objetivos y sobre todo culminen sus estudios y se ordenen como Presbíteros.

TRES NUEVOS SACERDOTES PARA LA IGLESIA LOCAL

Durango, Dgo. 30 de Noviembre 2017.- Este jueves, los jóvenes Diáconos, Daniel Herrera Torres, Fermín Rodríguez Lobatos y Manuel Rodríguez Samaniego, recibieron el Orden Sagrado del Presbiterado, de manos del Excelentísimo Señor Arzobispo Don José Antonio Fernández Hurtado, en la sagrada ceremonia que se celebró en la Catedral Basílica Menor, de la ciudad capital, en punto de las 12 del día. El Sacerdote es un hombre tomado de entre los hombres, para el servicio de la comunidad y que, por el Sacramento del Orden Sacerdotal, queda constituido Presbítero a imagen de Cristo, Pastor y Cabeza de la Iglesia, por esto puede actuar en el nombre y en la persona de Cristo. Obedece al Obispo en su acción pastoral, y en todo a sus superiores. La Arquidiócesis de Durango, expresa su alegría por este gran acontecimiento de la iglesia al recibir a estos tres nuevos pastores que sin duda contribuirán con su ferviente ministerio a seguir construyendo la Iglesia de Jesús. Unámonos en oración por ellos, por su nuevo ministerio sacerdotal y por sus familias.