Hacia el 1º de julio (2)

Sigamos con las motivaciones del Catecismo de la Iglesia Católica, para el día de las elecciones generales en todo el territorio nacional.

  1. 1886: La sociedad es indispensable para la realización de la vocación humana. Para alcanzar este objetivo es preciso que sea respetada la justa jerarquía de los valores que subordina las dimensiones “materiales e instintivas” del ser humano a las “interiores y espirituales”. La sociedad humana tiene que ser considerada, ante todo, como una realidad de orden principalmente espiritual: que impulse a los hombres, iluminados por la verdad, a comunicarse entre sí los más diversos conocimientos; a defender sus derechos y cumplir sus deberes; a desear los bienes del espíritu; a disfrutar en común del justo placer de la belleza en todas sus manifestaciones; a sentirse inclinados continuamente a compartir con los demás lo mejor de sí mismos; a asimilar con afán, los bienes espirituales del prójimo. Todos estos valores informan y, al mismo tiempo, dirigen las manifestaciones de la cultura, de la economía, de la convivencia social, del progreso y del orden político, del ordenamiento social y, finalmente de cuantos elementos constituyen la experiencia externa de la comunidad humana en su incesante desarrollo.
  2. 1887: La inversión de los medios y de los fines, que lleva a dar valor de fin ultimo a lo que solo es medio para alcanzarlo o a considerar las personas como puros medios para un fin, engendra estructuras injustas que hacen ardua y prácticamente imposible una conducta cristiana, conforme a los mandamientos del Legislador Divino.
  3. 1888: Es preciso entonces apelar a las capacidades espirituales y morales de la persona y a la exigencia permanente de su conversión interior para obtener cambios sociales que estén realmente a su servicio. La prioridad reconocida a la conversión del corazón no elimina en modo alguno, sino, al contrario, impone la obligación de introducir en las instituciones y condiciones de vida, cuando inducen al pecado, las mejoras convenientes para que aquellas se conformen a las normas de la justicia y favorezcan el bien en lugar de oponerse a el.
  4. 1889: Sin la ayuda de la gracia los hombres no sabrían acertar con el sendero a veces estrecho entre la mezquindad que cede al mal y la violencia que, creyendo ilusoriamente combatirlo lo agrava. Es el camino de la caridad, es decir, del amor de Dios y del prójimo. La caridad representa el mayor mandamiento social. Respeto al otro y sus derechos. Exige la practica de la justicia y es la única que nos hace capaces de esta. Inspira una vida de entrega de si mismo: “Quien intente guardar su vida la perderá; y quien la pierda la conservara” (Lc. 17, 33).
  5. 1891: Para desarrollase en conformidad con su naturaleza, la persona humana necesita la vida social. Ciertas sociedades como la familia y la ciudad corresponden mas inmediatamente a la naturaleza del hombre.
  6. 1892: “El principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana” (GS. 25,1).
  7. 1893: Es preciso promover una amplia participación en asociaciones e instituciones de libre iniciativa.
  8. 1894: Según el principio de subsidiaridad, ni el Estado ni ninguna sociedad mas amplia deben suplantar la iniciativa y la responsabilidad de las personas y de las corporaciones intermedias.
  9. 1895: La sociedad debe favorecer el ejercicio de las virtudes, no ser obstáculo para ellas. Debe inspirarse en una justa jerarquía de valores.
  10. 1896: Donde el pecado pervierte el clima social es preciso apelar a la conversión del corazón y a la gracia de Dios. La caridad empuja a reformas justas. No hay solución a la cuestión social fuera del Evangelio.

Héctor González Martínez

Arz. Emérito de Durango

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