Para la Iglesia Católica la alegría de la Resurrección se extiende de modo especial durante el Tiempo Pascual, el más fuerte de todo el año, que se inaugura en la Vigilia Pascual y se celebra durante siete semanas hasta el domingo de Pentecostés. Las lecturas evangélicas de estos cincuenta días nos presentan los relatos de las apariciones del Resucitado y la experiencia que los apóstoles tuvieron de Cristo, vencedor de la muerte. Por tal motivo, ocupa también un lugar importante durante las celebraciones, la lectura de las páginas de los Hechos de los Apóstoles. El Cirio Pascual, que se enciende con el fuego nuevo durante la Vigilia Pascual, permanecerá encendido junto al altar, en las celebraciones litúrgicas durante todo el Tiempo Pascual.
La fe en la Resurrección nos llena de alegría y de gozo, al mismo tiempo, da impulso y fundamento a todos nuestros esfuerzos por vivir de mejor manera nuestro bautismo, en el testimonio de una verdadera vida cristiana. Durante este tiempo permanezcamos cerca de María, para que ella nos ayude a llevar siempre la cruz con su Hijo, alentados en la Esperanza de su victoria sobre la oscuridad de la muerte y del pecado.