Jorge Guillermo Federico Hegel (1786-1800), ya en sus Escritos teológicos juveniles, deja entrever el tema de su filosofía: el Absoluto y sus relaciones con los seres finitos; manifiesta el influjo de la cultura y de la religión griegas; simpatiza con un cristianismo ilustrado y una religión griega popular.
El sistema filosófico de Hegel, se apoya en tres aspectos fundamentales: primero, la Lógica o el ser en sí; expone la esencia del Absoluto en sí misma; tradicionalmente, esto correspondía a la metafísica; pero, para Hegel todo lo racional es real y todo lo real es racional, por tanto Metafísica y Lógica son lo mismo. Segundo, la naturaleza o el ser otro; define el Absoluto como pensamiento que se piensa a sí mismo, es decir, Dios; pero no el Dios cristiano trascendente, pues el Absoluto de Hegel es el proceso de su propio devenir.
Tercero, la filosofía del espíritu o el ser que se piensa a sí mismo. Primeramente trata del espíritu subjetivo finito o antropologico: el alma humana, la conciencia y la mente o actividad del espíritu en sí. En seguida trata del espíritu objetivo: la cultura, las instituciones y las concreciones del espíritu humano en el derecho contractual y penal, la capacidad para poseer, la familia, la sociedad civil y el Estado. Por último el saber absoluto del Absoluto o conciencia del espíritu finito de ser un momento de la vida del Absoluto, que se logra por la belleza que luce en el predominio de lo sensible sobre lo espiritual o en la armonía de los dos o en el predominio de lo espiritual sobre lo sensible, como en la poesía, la música o la pintura.
Otras maneras de alcanzar el Absoluto es el conocimiento religioso, por pensamiento no conceptual sino pictórico, representativo o fantasioso según las distintas religiones existentes: religión natural, religión de la individualidad espiritual, religión absoluta. En su Vida de Jesús, Cristo aparece como un predicador humano de presupuestos prácticos para la vida moral. Con los años Cristo aparece como predicador del amor, como participación privilegiada de la vida divina. Aquí se asoma el tema central del idealismo hegeliano: la relación entre finito e Infinito; por el amor, la religión es la fuerza para pasar del finito al Infinito. Pero, reflexionando y desarrollando el tema, la filosofía hegeliana suplantará el papel asignado a la religión y lo asumirá.
Superando las diferencias, la filosofía ha de encontrar la síntesis entre el finito y el Infinito; sin negar la realidad de uno y Otro, se ha de lograr la integración del finito en el Infinito, pues lo finito es un momento de la vida del Infinito.
El Absoluto, sustancia y sujeto, es la totalidad, la realidad entera, el proceso de su propio devenir; es sujeto y objeto de sí mismo, pensamiento que se piensa a sí mismo; aunque Hegel identifica el Absoluto no trascendentalmente, sino con el devenir intramundano. La más alta definición del Absoluto es decir que es espíritu; pero, afirmar que es pensamiento autopensante es afirmar la identidad de lo ideal y de lo real, de la subjetividad y la objetividad.
Hegel parece sincero al proponer el Cristianismo, creyendo que está sosteniendo la ortodoxia; en realidad subordina la religión a la filosofía, pues confía la interpretación de los misterios religiosos a la filosofía y no a la religión. El idealismo hegeliano significa pues, un paso adelante en el proceso de secularización, pues las verdades sobrenaturales, como los misterios del Cristianismo, son sustituidos por verdades filosóficas racionales.
Durango, Dgo. 1 de junio del 2008.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango