FRANCISCANOS INVITAN A PROCESIÓN CON MOTIVO DEL DÍA DE REYES

La Congregación Religiosa de la Orden de Frailes Menores en la Arquidiócesis de Durango, invita a todos los feligreses y público en general a que formen parte de la tradición del Día de Reyes y participen en la Procesión que se llevará a cabo este domingo 06 de enero, en punto de las 4 de la tarde, misma que dará inicio en Cuauhtémoc y Av. 20 de Noviembre hasta llegar al Templo de Nuestra Señora de los Ángeles, en donde se tendrá la convivencia final por medio de la tradicional rosca, regalos, dulces y otras sorpresas más. Esta procesión será encabezada por los encargados de hacer la representación de los Tres Reyes Magos en compañía de pastores, los cuales irán repartiendo sonrisas y dulces a los niños que se encuentren durante el recorrido, esto con el fin de rescatar esta bonita tradición que los católicos celebran año con año y así evangelizar e inculcar a los infantes la gran importancia que tiene el nacimiento del niño Jesús.

Caminarán los pueblos a tu luz

La palabra griega “Epifanía”, título que lleva la Fiesta de hoy, significa manifestación. Entre las muchas manifestaciones que Dios ha llevado a cabo desde la creación de hombre cobran especial protagonismo las dos que celebramos en este tiempo de Navidad: la noche del Nacimiento de Jesús y el día de su Epifanía. En la noche de Belén se manifestó a su pueblo escogido, Israel, a través de unos hombres sencillos y limpios de corazón que eran los pastores. En el día de la Epifanía se manifestó a todos los hombres en aquellos sabios que vinieron de tierras lejanas de Oriente a rendirle homenaje y adorarlo como Dios que era.

Siendo Navidad y Epifanía las dos máximas revelaciones de Dios a los hombres no debemos extrañarnos de ver el clima en que se viven: en ambas el anuncio se hace en clave de alegría: os anuncio una buena noticia que será de gran alegría (Lc 2, 10). Por su parte, los Magos al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría (Mt 2, 10). Ambos acontecimientos han quedado fijados en la historia con un cortejo de alegría, deliciosas tradiciones y leyendas que hacen la delicia de todos, a comenzar por los niños que esperan ilusionados los regalos del Niño Jesús, traídos por los Reyes Magos, sus mensajeros celestiales. Sentimientos de gozo y alegría, de los que también participamos los mayores.

Hay, además, un motivo histórico-litúrgico en estas dos manifestaciones de Jesús: la luz que envuelven ambas escenas: en Navidad se manifiesta entre esplendores (la gloria del Señor los envolvió de claridad Lc 2, 9); a los Magos por una estrella. Y es que en el lenguaje bíblico la luz es sinónimo de la gracia que es amor de amistad por parte de Dios; por el contrario las tinieblas son sinónimo de pecado. El Hijo de Dios encarnado venía a darnos la gracia y destruir el pecado y, por eso, tenía que hacerlo irradiando luz.

Sin embargo, ¡fueron tantos los que no quisieron ser iluminados por aquella luz! Y ¡son tantos los que hoy continúan rechazándola! Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron, dice el evangelista (Jn 1, 11). Al temor del rey Herodes, pensando que podía perder el trono, se unió el miedo de “Jerusalén entera”. Y es que los principales representantes de la ciudad -los sumos sacerdotes y letrados- confortablemente instalados, veían sus privilegios amenazados por el nacimiento de un jefe que será pastor de mi pueblo, Israel (Miq 5,1). El profeta lo había anunciado y ellos lo confirmaron, muy a su pesar: Belén era la ciudad donde debía nacer. La verdad es que nos extraña la indiferencia que mostraron. Debieron de confiar en la actitud de Herodes, dispuesto a eliminar a los niños de Belén y cercanías.

Ante esta actitud de los intérpretes, el evangelista no indica que se produjera ninguna reacción: ellos sabían, informaban, servían al poder, para que nada cambiase en sus vidas. Los evangelistas nos explicarán en sus escritos la razón de esta indiferencia: lo único que les importaba era su propia situación económica y de poder. Contrasta la actuación de los Magos con la de estos letrados intelectuales: primero había sido el arrojo y la osadía que da la fe cuando iba acompañada de la esperanza y movida por la caridad que, en este caso, equivalía al deseo ardiente de ver a Dios. Por eso, llegaron felizmente a término, encontrando a Cristo como exitoso remate de su aventura: la fe en el Dios que buscaban.

Viniendo a nuestros días y considerando estas actitudes que adoptaron los personajes del relato evangélico, se ofrecen a nuestra consideración estas tres cosas, un tanto olvidadas por muchos:

1   Que los que se dicen poseer el sentido de lo real y “pisar tierra”, con harta frecuencia, carecen del sentido de las realidades de Dios.

2   Que todos los que buscan a Dios con la sinceridad de su corazón terminan ciertamente por hallarlo.

3 Que quien sigue a Dios confiadamente nunca se equivoca. La alegría final del hallazgo de Dios compensó con creces las penalidades del camino y las ausencias desconcertantes de la estrella.

Por otra parte, la Solemnidad de hoy nos recuerda que hemos de ser ecuménicos, es decir, universales, como lo es Dios en su plan de salvación. Ahora que se da también entre nosotros una mezcla de culturas y razas, por la creciente inmigración de otros pueblos, tal vez la lección más apremiante de la Epifanía es que aprendamos de Dios a ser más abiertos de mente y corazón: Él quiere la salvación de todos los pueblos y razas, porque es el Padre de todos, y nos enseña a actuar también así a nosotros: con espíritu misionero, pero con corazón tolerante y solidario, comprensivos para todas las opiniones y culturas religiosas. Como Cristo que, a lo largo del evangelio, se nos muestro mejor maestro y modelo de acogida a todos.

Héctor González Martínez

Arzobispo Emérito de Durango

Navidad llama a la puerta

La liturgia cede el paso al gozo y la alegría. Las lecturas, desmontando una vez más nuestras estructuras y nuestros valores, nos hablan de lo que verdaderamente es importante para Dios: lo débil, lo que no cuenta, lo insignificante. Dios se fija en un pueblo humilde, Belén de Efratá. En Belén nacerá el Mesías, el único rey que puede salvar a su pueblo. También nos hablan de María, su madre, que al enterarse de que su prima Isabel en su ancianidad está embarazada, se pone en camino, a toda prisa, porque entiende que la necesita. Dos mujeres, María e Isabel, devaluadas en aquella sociedad y Dios las convierte en protagonistas; dos niños que aún no han nacido y ya llaman la atención del evangelista. La visita de María a Isabel es la primera acción que nos narra el evangelista Lucas tras la Anunciación, tras su hágase. María lleva en sus entrañas al Hijo de Dios y el primer gesto es servir a los demás, servir a aquellos que más la necesitan. En el breve pasaje del día de hoy podemos constatar que la grandeza de María está en servir a los demás. No espera que otros la sirvan o la manden, pese a que lleva en sus entrañas al Hijo de Dios.

Cuando María saluda a Isabel, salta de gozo el hijo que lleva en sus entrañas. Esta es la lectura de fe que hace Isabel, y llena del Espíritu Santo, bendice a María, la llama bendita, porque ha tenido la valentía de aceptar los planes del Señor sobre ella. María e Isabel son mujeres llenas del Espíritu Santo, las dos muestran su fe. Isabel reconoce en su prima María que Dios la ha visitado, la llama Bendita entre todas las mujeres (1,42) y reconoce que lo que lleva en sus entrañas también es de Dios: bendito el fruto de tu vientre (2,42). Por medio de María, Dios visita a Isabel llevando en su seno al Hijo de Dios y en ella visita a su pueblo y a nosotros.

La Palabra de Dios es palabra creadora, engendró vida en el seno de María, –en una persona humilde–, que fue capaz de acogerla con fe: Bienaventurada la que ha creído, porque lo que la ha dicho el Señor se cumplirá (1,45) y es lo que nos recuerda también a nosotros S. Lucas. La Palabra de Dios también tiene fuerza creadora en nosotros para realizar todo aquello que nos dice. La actitud que nos pide no es encerrarnos, sino salir de nuestras casas, estar atentos a las necesidades de los hermanos y tratar de ayudarlos en lo que esté de nuestra parte, reconocer la presencia de Dios en el otro, en el que está frente a mí o en una necesidad.

Acaso no fuera difícil reconocer la presencia de Dios en María, porque transpiraría su presencia por todos sus poros. Sin embargo, Dios está en todo hombre y está en nosotros mismos. Nuestro cuerpo es sagrario, es el pesebre donde Dios vive, y por la fe nos pide que vayamos presurosos a servir a todo el que nos necesite, que compartamos nuestra experiencia de fe con los demás. Sólo desde la fe podemos acceder a Dios y aceptar su mensaje, y sólo desde la fe es posible aceptar las consecuencias que el nacimiento de Dios debe tener en nuestra vida. Sólo desde la fe podremos aceptar que, si Dios es un Dios cercano, nosotros tenemos que ser cercanos a los que viven junto a nosotros. Si Dios es un Dios sencillo y humilde, nosotros debemos ser sencillos y humildes. Si Dios es Dios misericordioso, nosotros también debemos ser misericordioso con los que nos rodean. También a nosotros creyentes se nos llamará dichosos por haber creído, por la confianza, por el servicio. Por nuestra fe nos convertimos en discípulos. Ser discípulo implica servir, ponerse a disposición de la Palabra. María es llamada bienaventurada por ser creyente. La fe la da la Palabra y la movilidad.

Imitemos a María, la Madre de Jesús, que hoy se nos presenta como la portadora de Jesús, la que lleva a su prima lo mejor que tiene, al Hijo de Dios. Celebrar la Eucaristía nos exige vivir como María, llevar a Cristo a lo hermanos y servir especialmente a los más necesitados.

Héctor González Martínez

Arzobispo Emérito de Durango

SANTUARIO INVITA A CONCIERTO DE NAVIDAD

Con el fin de continuar la recaudación de fondos para dar seguimiento a la etapa final de construcción del Nuevo Santuario de Guadalupe, de la Arquidiócesis de Durango, se invita a todos los files y ciudadanía en general a asistir y participar en el Concierto Navideño que se está organizando en las instalaciones de este recinto eclesial, este sábado 22 de diciembre, a las 6 de la tarde. Esta presentación estará a cargo de la Orquesta Sinfónica “Esperanza Azteca”, la cual ha tenido grandes presentaciones dentro y fuera de nuestra ciudad, pero en esta ocasión estará ofreciendo un programa dedicado a la música navideña, acorde a estos tiempos donde se espera la llegada del Niño Jesús. El boleto de este evento tiene una cuota de 30 pesos, mismos que serán destinados a las obras de este santuario.

IGLESIA INVITA A TRADICIONALES POSADAS POR CORREDOR CONSTITUCIÓN

La Catedral Basílica Menor de la Arquidiócesis de Durango, invita a todos los fieles a que asistan y participen en las Posadas Tradicionales, que se están llevando a cabo durante este novenario previo a la Navidad de Jesús. La posada da inicio en calle Coronado y Constitución, a las 6 de la tarde, para ir cantando villancicos y pidiendo posada por algunos de los negocios que se ubican dentro de este mismo corredor y así hasta llegar a Catedral, donde se celebra la Misa y al término se quiebran piñatas y se reparten aguinaldos. Por cuarto año consecutivo se lleva a cabo este evento con el fin de rescatar las tradiciones, pero sobre todo que las personas prepararen su corazón ante la llegada del Niño y Dios y recuerden y no olviden la gran importancia del nacimiento del Mesías.

CONCIERTO DE NAVIDAD DEL SEMINARIO

El Seminario Conciliar de la Arquidiócesis de Durango, invita al público en general a que asistan al Tradicional Concierto Navideño, que se llevará a cabo este 19 de diciembre en punto de las 8 de la noche, en la Catedral Basílica Menor de la ciudad local. Por más de 50 años se ha ofrecido este tradicional concierto, cuyo objetivo es recordar el sentido de la Navidad a través de la música, mientras los asistentes pasan un rato agradable. Es también una ofrenda de agradecimiento a Dios y a los fieles católicos por el apoyo brindado a los seminaristas. El Padre José Luis Loera Pérez, es quien dirige este grupo actualmente.

IGLESIA INVITA A CONCIERTO DIOCESANO NAVIDEÑO

La Comisión de Música Sacra de la Arquidiócesis de Durango, invita a toda la ciudadanía en general a que asistan a los conciertos de navidad Diocesanos, que se llevarán a cabo los días 18 y 22 de diciembre en punto de las 8 de la noche. Así lo comunicó el Padre asesor Sergio Juárez, quien además mencionó: “El concierto del martes será presentado en la Catedral Basílica Menor de la ciudad local, y el del día sábado en la parroquia de Corpus Christi, ubicada en calle Mercurio #120 del fraccionamiento 20 de noviembre II. Ambos conciertos son totalmente gratuitos, y se realzan con el fin de llevar la música tradicional navideña a todos aquellos que deseen pasar un rato agradable y sobre todo también puedan preparar su corazón ante la llegada del Niño Jesús “.

ARZOBISPO Y MOVIMIENTOS ECLESIALES CELEBRAN CONVIVIO NAVIDEÑO

El Excelentísimo Señor Arzobispo Don José Antonio Fernández Hurtado, celebrará este el 15 de diciembre,  junto con los Movimientos Eclesiales integrantes del Consejo Diocesano Laical (CODAL) de la Arquidiócesis de Durango, la posada de la temporada decembrina, con el fin de celebrar esas tradiciones mexicanas, pero sobre todo que los más de los 200 integrantes de los grupos y movimientos puedan convivir con el pastor de la grey, quien además dirigirá el mensaje navideño para recordar la importancia de preparar los corazones con alegría y oración para recibir al Niño Jesús en esta Navidad. Durante el evento también se representará una pastorela navideña, se entonarán villancicos y se dará inicio con la Celebración Eucarística, presidida por el Sacerdote asesor Pedro Roacho.

Alegros siempre en el Señor (Flp 4, 4)

La celebración de este domingo la hemos iniciado con una gozosa invitación: Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. El Señor está cerca. Y es claro que de inmediato tenemos que preguntarnos: ¿pero hoy es posible estar siempre alegres, como lo quiere el apóstol san Pablo? La verdad es que la alegría, si se la considera como un bienestar basado en la posesión de ciertos bienes, sería un privilegio de sólo unas pocas personas. Sin embargo, si la consideramos unida a la posibilidad de la posesión de Dios, bien se puede decir que es patrimonio de todos; y, por tanto, la alegría junto con la felicidad, que es su fuente, son auténticas dimensiones de toda vida cristiana.

La consigna de la alegría, característica del Adviento, ya apareció el pasado domingo. Hoy se repite insistentemente. En la oración colecta pedimos a Dios que, ya que “su pueblo espera con fe la fiesta del nacimiento de su Hijo” no conceda “llegar a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y poder celebrarla con alegría desbordante”.  En un mundo con tantos quebraderos de cabeza para la sociedad y para cada persona, no está mal que los cristianos escuchemos esta voz profética que nos invita a la esperanza y a la alegría, basadas en la buena noticia del Dios que ha querido entrar en nuestra historia para siempre. Efectivamente, el motivo que nos ofrece el Apóstol en su carta no es para menos: el Señor está cerca.

La venida del Señor, por tanto, no debe llegarnos por sorpresa. A las insistentes invitaciones a la alegría que se nos hace en las dos primeras lecturas de hoy hay que añadir las exigencias que nos llegan del pasaje evangelio. Todo ello con una misma finalidad: templar los corazones, como se templan los instrumentos antes del concierto. Un orden en cada uno de nosotros y en nuestra relación con los demás facilitará la entrada de Dios. Pertenecemos a aquel grupo de los que se acercaban a Juan Bautista; sólo que ahora la pregunta se la hace cada uno a sí mismo en estos términos: ¿qué tengo que hacer yo?

La entrada de Dios en el mundo se anuncia como una revolución pacífica, sin violencia alguna. Es éste el gran mensaje que nos ofrecen las tres grandes figuras del Adviento: los profetas del Antiguo Testamento con Isaías a la cabeza, Juan Bautista, el Precursor del Mesías y finalmente María, la Madre del esperado Mesías. Cada una de estas figuras con su palabra y su vida nos ofrece, sin duda, la respuesta a la pregunta que nos hemos hecho. Es probable que, inspirada en la liturgia de hoy, la respuesta quizá sea un compromiso de contribuir al bien común de una manera muy concreta. Ello podrá suponer personalmente un sacrificio; piensa lo bueno que es crear alegría y felicidad donde hay carencia de ellas.

La inspiración para el compromiso nos la ofrece hoy san Juan Bautista quien anuncia la inminencia de “un mundo mejor” sobre la base de estas tres virtudes sociales: la caridad compartida, la justicia y la no-violencia. Las preguntas que le hacen al Bautista responden a la inquietud que siente cada uno en su profesión o sencillamente en su vida. Al primero le dirá que la caridad con todos exige compartir con quien carece de ropa o comida, concretando en estas carencias muchas otras necesidades. La obligación de respetar la justicia se la recordará a quienes recaudan los impuestos: nunca exigir más que lo que marca lo legal; finalmente la llamada a la no-violencia se la hace a los soldados, cuya profesión es tan digna como tantas otras; a éstos les dice: No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga (Lc 3, 14).

Por si alguien, a la hora de hacerse la citada pregunta personal –¿qué tengo que hacer yo? –, no tuviese claro, a la hora de optar por una tarea concreta en la que llevaría a cabo su compromiso, el comentario sobre las “obras de misericordia” que viene el Catecismo de la Iglesia Católica, inspirado y basado precisamente en el pasaje evangélico de hoy, le ofrece numerosas posibilidades:

“Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras de misericordia espiritual, como también lo son: perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten en dar de comer al hambriento, dar techo al que no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos. Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna: es también una práctica que agrada a Dios… El que tenga dos túnicas con el que no tiene y el que tenga comida que haga lo mismo”, decía el Señor (CCE, nº 2447).

Héctor González Martínez

Arzobispo Emérito de Durango

NUEVO PÁRROCO PARA SANTA LUCÍA, CANATLÁN, DURANGO

La Arquidiócesis de Durango dio a conocer oficialmente el nombramiento como Párroco y la “Toma de posesión” del Presbítero Simón Pedro Gurrola Ibarra, quien fungirá como pastor en la comunidad parroquial de Santa Lucía, en J. Guadalupe Aguilera, Canatlán, Dgo. A partir de este 13 de diciembre del año en curso. El pastor de esta parroquia, deberá cumplir su misión anunciando la Palabra de Dios y promoviendo la instrucción catequética de los niños, jóvenes y adultos. A manos del Vicario de Pastoral, el Presbítero Pedro Roacho Ortiz, fue que tomo la posesión y quién presidió la ceremonia. El nuevo Párroco obtuvo la entrega de las llaves principales de la Parroquia, la pila bautismal y el confesionario. Nos unimos en la oración a Jesucristo Sacerdote y Buen Pastor, para que ilumine y le conceda siempre su luz a este servidor suyo, a fin de que esta comunidad de nuestra Iglesia local siga creciendo y ofreciendo frutos de fe.