MENSAJE DE LOS OBISPOS AL PUEBLO DE MÉXICO EN LA XC ASAMBLEA PLENARIA
Durango, Dgo., 15 de noviembre de 2010. Los obispos de la Iglesia Católica culminaron la XC Asamblea Plenaria, en la que compartieron variadas experiencias de la Misión Continental permanente y descubrieron los caminos del Espíritu para dinamizarla en sus procesos y estrategias. A decir del Arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguiar Retes, Presidente de la CEM y el Obispo Auxiliar de Texcoco, Víctor René Rodríguez Gómez, Secretario General de la CEM, han vivido esta Asamblea en un ambiente de encuentro orante, reflexivo, fraterno y de serena esperanza.
«El año 2010, en ocasión del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución, nos ha dado la oportunidad de repensar la definición de nuestra identidad y el compromiso permanente de ser libres y justos, en una sociedad que vive una profunda crisis cultural que cimbra sus cimientos y pone en cuestión su futuro. Así lo hemos expresado en la carta «Conmemorar nuestra historia desde la Fe para comprometernos hoy en nuestra Patria» y en la exhortación «Que en Cristo nuestra Paz México tenga vida digna». Seguimos afirmando nuestro compromiso de ser servidores de la reconciliación y de la paz», expresaron los obispos en un comunicado de la CEM.
Como los apóstoles, que fueron requeridos a dar soluciones rápidas y eficientes ante problemas de su tiempo, los obispos sucesores siguen proclamando a Jesucristo, vivo en su Iglesia por la palabra, los sacramentos y la caridad. Donde se planta bien el Evangelio nace el hombre nuevo capaz de edificar una nueva sociedad. La Iglesia está llamada a repensar profundamente y relanzar con mayor fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias (cf. DA, 11). Ante los nuevos retos, retoman el llamado a ser misioneros de la esperanza, iluminados por la fuerza del Espíritu Santo en un nuevo Pentecostés; asumen con renovado entusiasmo ser discípulos misioneros, viviendo y compartiendo el tesoro más preciado que es Cristo y su buena nueva de salvación. De igual modo, reafirman el compromiso de ser animadores de los procesos y estrategias de la misión permanente, para que sea efectiva en cada una de las diócesis de nuestro país.
Expresaron también, que en la Iglesia de Jesús, todos somos responsables de la misión que se nos ha encomendado y cada uno participamos en ella con diferentes ministerios, carismas y servicios. Por ello, hacen la invitación a los sacerdotes, vida consagrada y laicos a ser corresponsables en la tarea de fortalecer los procesos de una Iglesia en estado de misión permanente y así, con el testimonio de la unidad, animarán a las comunidades a asumir el discipulado misionero y a ser coherentes en la vida personal, familiar y social.
«Que santa María de Guadalupe, modelo de discípula misionera de los tiempos nuevos, nos guíe y acompañe con su testimonio de fidelidad y servicio. Saludamos a los fieles católicos y a todas las personas de buena voluntad que esperan de la Iglesia una palabra y una presencia que alimente la esperanza. Deseamos que Cristo les acompañe en su caminar de cada día y los transforme en comprometidos constructores de la reconciliación y de la paz», finalizaron los obispos.
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