LA FAMILIA CRISTIANA Y LA CULTURA DE LA VIDA
Durango, Dgo., 26 de diciembre de 2010. La Comisión Diocesana de Pastoral Familiar en la Arquidiócesis de Durango, coordinada por el matrimonio de Sandra y Rogelio Alonso, quienes explicaron que existen ataques que intentan desvirtuar la real misión de las familias en el mundo y que atentan contra los valores que como cristianos debemos fomentar.
El matrimonio en la voz de Sandra Alonso, dijo que estos ataques van dirigidos a promover una sociedad en contra del respeto a la vida y a favor de una conciencia laxa, acorde a las situaciones cómodas que la vida pueda presentarnos. Sin embargo, es nuestro deber como familias, «ser lo que debemos ser», promotores permanentes de los valores cristianos y de las enseñanzas que a través de los años, nos han inculcado nuestros antecesores… «La fe que profesaban nuestros padres y abuelos, basada en un profundo respeto a los mandamientos de Dios y nuestra Iglesia, era una fe sólida e inquebrantable que difícilmente podría romperse o flaquear, y que decididamente actuaba cuando se veía amenazada».
Explicó también, que en los tiempos actuales, las familias católicas están obligadas a regresar a la solidez de nuestras creencias, luchando abiertamente por rescatar el fundamento para el que fuimos creados: el amor, la verdad y el respeto, que además los jóvenes deben encontrar en el seno de sus familias la certeza y la seguridad de un entorno sano, que les permita defender su formación humana y cristiana a pesar de las amenazas de la vida diaria. En cuanto a los niños, argumentó que tienen derecho a vivir una infancia plena de amor, donde su ejemplo principal sea, el amor de sus padres. Un amor que los guíe para formarse un futuro armonioso y de éxito, puesto que conocemos ampliamente la cantidad desmedida de niños y adolescentes que, viviendo una situación de desamor, de miseria y de violencia, han caído en profundas depresiones que en muchas circunstancias los han orillado a tomar decisiones drásticas e irremediables como lo es el suicidio.
«Cuando las familias cristianas retomemos el verdadero valor de la vida, cuando retornemos al camino de Dios y sus mandamientos, y nos decidamos a actuar activamente en la promoción de los valores, nuestra sociedad cambiará su rumbo, y sólo entonces, les habremos dado la oportunidad de conocer el amor de Dios y su propio valor de hijos del Altísimo. Es nuestra responsabilidad reencauzar el rumbo de nuestra sociedad y darle un destino seguro y sólido, que nos lleve a lograr la armonía, la justicia y la paz para todos. Por ello, en la Pastoral Familiar de Durango: «Defendemos la Vida, Luchamos por la Justicia y Rezamos por la Paz», expresó.
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