COMUNICADO EN EL DIA DE LA FAMILIA

Durango, Dgo., 5 de marzo de 2011. La Dimensión Episcopal de Familia, de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), envió un mensaje dirigido a todas las familias de México con motivo de la celebración de su día, este domingo 6 de marzo de 2011.

Todos reconocemos la necesidad de la familia como la comunidad natural, básica, esencial para la formación de nuestra persona, nuestra calidad humana y valores, nuestra inserción en la sociedad y en el mundo. En ella, cada uno aprende  a convivir con los demás, a vivir la fraternidad, la solidaridad y las relaciones fraternas y amistosas, así lo expresó el señor Obispo Francisco Javier  Chavolla Ramos, coordinador de esta dimensión en la Conferencia del episcopado Mexicano.

Ante una sociedad cada vez más despersonalizada y masificada, inhumana y deshumanizadora, monseñor Francisco Javier  afirmó que la familia posee y comunica energías formidables, que hacen al hombre capaz de contribuir al desarrollo y progreso de la comunidad humana. «Es la familia quien  enriquece a la persona con profundo sentido humano, capaz de superar el asedio de los vicios y desviaciones que se presentan en el ambiente, y le ayuda a injertarse  armónicamente en el tejido social (Cfr. DA 114)».

Manifestó que la Iglesia quiere recordarnos que la vida familiar está llamada a ser la primera experiencia de comunión y, como nos recuerda el Documento de Aparecida, uno de los tesoros más importantes (Cfr. DA 302). «Las relaciones entre los miembros de la familia están inspiradas y guiadas por la ley de la gratuidad que, respetando y favoreciendo en todos y cada uno la dignidad personal como único título de valor, se hace acogida cordial, encuentro y diálogo, disponibilidad desinteresada, servicio generoso y amor profundo.»

Agregó: «la promoción de una auténtica y madura comunión de  personas en la familia, se convierte en la primera e insustituible escuela formadora de personas abiertas al bien de la comunidad, y se hace estímulo y ejemplo para las relaciones comunitarias más amplias en un clima de respeto, justicia, diálogo y amor. Muchas felicidades a todas las familias de México en este día y les invito para que juntamente con sus pastores nos unamos en oración, a la Sagrada familia de Nazaret, para pedir al Padre la preservación de la dignidad de nuestras familias que se hacen verdadera imagen de Dios por el matrimonio entre un hombre y una mujer que son base para una sociedad sana en el mundo del futuro (Cfr. DA  116)», concluyó.

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