Episcopeo
Reforma laboral: trabajo, salarios y nueva reglas para los sindicatos
Los mexicanos estamos a la expectativa de lo que sucede en el Congreso, en lo que se refiere a la propuesta de reforma de la Ley Federal del Trabajo, una iniciativa enviada a la cámara de Diputados por el Presidente de la República con el fin de actualizarla. Dicha iniciativa contenía: mecanismos para flexibilizar la contratación y el despido de empleados, la obligación de los sindicatos a elegir por voto libre, directo y secreto a sus líderes, y contenía reglas para que estos rindieran cuentas sobre el manejo de los dineros de sus agremiados.
En la Cámara de Diputados se aprobó la propuesta quitando los apartados que obligaban a los líderes sindicales a la transparencia económica y garantizaban el voto libre. La Cámara de Senadores votó la iniciativa y añadió a la reforma artículos que obligan a democratizar la vida sindical. La reforma ha regresado a la Cámara de Diputados, para que estos a su vez ratifiquen o desechen los cambios del Senado.
Parece que desde lejos solo somos espectadores de los acuerdos que puedan llegar nuestros legisladores, al elegirlos les hemos dado el poder de hacer y modificar las leyes para el beneficio de los mexicanos. Los medios de comunicación nos presentan un panorama de lucha encarnizada entre partidos políticos, de izquierda y de derecha, y los intereses de los grandes sindicatos a quienes podría afectar dicha reforma laboral.
Los invito a escuchar con atención la Doctrina Social de la Iglesia, en Caritas in Veritate el Papa Benedicto XVI nos invita a reflexionar sobre ello: “Al considerar los problemas del desarrollo, se ha de resaltar la relación entre pobreza y desocupación. Los pobres son en muchos casos el resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano, bien porque se limitan sus posibilidades (desocupación, subocupación), bien porque se devalúan los derechos que fluyen del mismo, especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad de la persona del trabajador y de su familia”.
Ya en el pasado el Papa Juan Pablo II, en el año 2000, había lanzado un llamado a una “coalición mundial a favor del trabajo decente…Pero ¿qué significa la palabra decencia aplicada al trabajo? Significa un trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación” (Caritas in veritate n.63).
Refiriéndose a los sindicatos el Papa Benedicto XVI dice: “…es oportuno hacer un llamamiento a las organizaciones sindicales de los trabajadores, desde siempre alentadas y sostenidas por la Iglesia, ante la urgente exigencia de abrirse a las nuevas perspectivas que surgen en el ámbito laboral. Las organizaciones sindicales están llamadas a hacerse cargo de los nuevos problemas de nuestra sociedad, superando las limitaciones propias de los sindicatos de clase…Sin que sea necesario adoptar la tesis de que se ha efectuado un desplazamiento de la centralidad del trabajador a la centralidad del consumidor, parece en cualquier caso que éste es también un terreno para experiencias sindicales innovadoras”.
¿Cuál es el papel de los Sindicatos? “El contexto global en el que se desarrolla el trabajo requiere igualmente que las organizaciones sindicales nacionales, ceñidas sobre todo a la defensa de los intereses de sus afiliados, vuelvan su mirada también hacia los no afiliados y, en particular, hacia los trabajadores de los países en vía de desarrollo, donde tantas veces se violan los derechos sociales. La defensa de estos trabajadores…permitirá a las organizaciones sindicales poner de relieve las auténticas razones éticas y culturales que las han consentido ser, en contextos sociales y laborales diversos, un factor decisivo para el desarrollo. Sigue siendo válida la tradicional enseñanza de la Iglesia, que propone la distinción de papeles y funciones entre sindicato y política. Esta distinción permitirá a las organizaciones sindicales encontrar en la sociedad civil el ámbito más adecuado para su necesaria actuación en defensa y promoción del mundo del trabajo, sobre todo en favor de los trabajadores explotados y no representados, cuya amarga condición pasa desapercibida tantas veces ante los ojos distraídos de la sociedad” (Caritas in veritate n.64).
Durango, Dgo., 4 de Noviembre del 2012 + Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango
Email: episcopeo@hotmail.com
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