Curso de paternidad responsable

metodo bilings-01El “Centro Diocesano Billings de Durango” de la Arquidiócesis de Durango, invita a los matrimonio y novios próximos a casarse al “Curso de Paternidad Responsable y Método Billings” cuya información general se ofrecerá hoy martes 7 de enero en punto de las 19:00 horas , y su inicio oficial será el próximo martes 14 del mismo mes, a la misma hora. La cita es en el salón anexo al templo de San Miguel . Así lo informaron Gerardo y Leonila Camacho, matrimonio coordinador del curso, quienes explicaron que: “Esta técnica de planeación familiar, es 100 por ciento natural, científicamente comprobada, y está a favor del respeto a la vida. El objetivo es que los matrimonios aprendan este método, para que puedan planificar sus familias de acuerdo a sus necesidades y circunstancias emocionales y económicas.” El equipo de instructores Billings es asesorado por el Presbítero Alberto  Villalobos, y la cooperación será de 250 pesos, que cubre ocho sesiones semanales.

EPISCOPEO: La cruz es el “lugar” definitivo donde se funda la fraternidad, que los hombres no son capaces de generar por sí mismos

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La cruz es el “lugar” definitivo donde se funda la fraternidad, que los hombres no son capaces de generar por sí mismos

En el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, “La fraternidad, fundamento y camino para la paz”, el Papa Francisco nos invita a profundizar sobre un anhelo indeleble de fraternidad que alberga todo hombre en su interior, y que lo lleva a encontrarse no con enemigos o contrincantes, sino con hermanos a los que hay que acoger y querer.

La fraternidad se empieza a aprender en el seno de la familia, sobre todo gracias a las responsabilidades complementarias de cada uno de sus miembros, en particular del padre y de la madre. La familia es la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento y el camino primordial para la paz, pues, por vocación, debería contagiar al mundo con su amor.

            El avance del mundo por las comunicaciones y la interdependencia que existe entre las naciones hacen más palpable la conciencia de que todas las naciones de la tierra forman una unidad y comparten un destino común. Existe en la humanidad una vocación de formar una comunidad compuesta de hermanos que se acogen recíprocamente y se preocupan los unos de los otros.

Pero los hechos actuales nos muestran una “globalización de la indiferencia”, que nos “habitúa” al sufrimiento del otro, cerrándonos en nosotros mismos, que contradicen y desmienten esa vocación a la fraternidad.  Se lesionan gravemente los derechos humanos fundamentales, sobre todo el derecho a la vida y a la libertad religiosa. Un ejemplo de ello es el trágico fenómeno de la trata de seres humanos, con cuya vida y desesperación especulan personas sin escrúpulos. A las guerras hechas de enfrentamientos armados se suman otras guerras menos visibles, pero no menos crueles, que se combaten en el campo económico y financiero con medios igualmente destructivos de vidas, de familias, de empresas. La globalización nos acerca a los demás, pero no nos hace hermanos. Además, las numerosas situaciones de desigualdad, de pobreza y de injusticia revelan no sólo una profunda falta de fraternidad, sino también la ausencia de una cultura de la solidaridad.

Qué nos dice la Sagrada Escritura? En la historia de la primera familia leemos la génesis de la sociedad, la evolución de las relaciones entre las personas y los pueblos. Según el relato de los orígenes, todos los hombres proceden de unos padres comunes, de Adán y Eva, pareja creada por Dios a su imagen y semejanza (Gn 1,26), de los cuales nacen Caín y Abel. Abel es pastor, Caín es labrador. Su identidad profunda y su vocación, es ser hermanos, en la diversidad de su actividad y cultura, en su modo de relacionarse con Dios y con la creación. Pero el asesinato de Abel por parte de Caín revela trágicamente del rechazo radical de la vocación a ser hermanos.

Esta historia pone en evidencia la dificultad de la tarea a la que están llamados todos los hombres, vivir unidos, preocupándose los unos de los otros. Caín, al no aceptar la predilección de Dios por Abel, que le ofrecía lo mejor de su rebaño, mata a Abel por envidia. De esta manera, se niega a reconocerlo como hermano, a relacionarse positivamente con él, a vivir ante Dios asumiendo sus responsabilidades de cuidar y proteger al otro.

Hemos de preguntarnos por los motivos profundos que han llevado a Caín a dejar de lado el vínculo de fraternidad y, junto con él, el vínculo de reciprocidad y de comunión que lo unía a su hermano Abel. Caín no lucha contra el mal y decide igualmente alzar la mano “contra su hermano Abel” (Gn 4,8), rechazando el proyecto de Dios. Frustra así su vocación originaria de ser hijo de Dios y a vivir la fraternidad.

El relato de Caín y Abel nos enseña que la humanidad lleva inscrita en sí una vocación a la fraternidad, pero también la dramática posibilidad de su traición. Prueba de ello es el egoísmo cotidiano, que está en el fondo de tantas guerras e injusticias: muchos hombres y mujeres mueren a manos de hermanos y hermanas que no saben reconocerse como seres hechos para la reciprocidad, para la comunión y para el don.

La respuesta de Jesús: ya que hay un solo Padre, que es Dios, todos ustedes son hermanos (Mt 23,8-9). La fraternidad está enraizada en la paternidad de Dios. No se trata de una paternidad genérica, indiferenciada e históricamente ineficaz, sino de un amor personal, puntual y extraordinariamente concreto de Dios por cada ser humano (Mt 6,25-30).

Sobre todo, la fraternidad humana ha sido regenerada en y por Jesucristo con su muerte y resurrección. La cruz es el “lugar” definitivo donde se funda la fraternidad, que los hombres no son capaces de generar por sí mismos. Jesucristo, que ha asumido la naturaleza humana para redimirla, amando al Padre hasta la muerte, y una muerte de cruz (Flp 2,8), mediante su resurrección nos constituye en humanidad nueva, en total comunión con la voluntad de Dios, con su proyecto, que comprende la plena realización de la vocación a la fraternidad.

Quien acepta la vida de Cristo y vive en Él reconoce a Dios como Padre y se entrega totalmente a Él, amándolo sobre todas las cosas. El hombre reconciliado ve en Dios al Padre de todos y, en consecuencia, siente el llamado a vivir una fraternidad abierta a todos. En Cristo, el otro es aceptado y amado como hijo o hija de Dios, como hermano o hermana, no como un extraño, y menos aún como un contrincante o un enemigo. En la familia de Dios, donde todos son hijos de un mismo Padre, y todos están injertados en Cristo, hijos en el Hijo, no hay “vidas descartables”. Todos gozan de igual e intangible dignidad. Todos son amados por Dios, todos han sido rescatados por la sangre de Cristo, muerto en cruz y resucitado por cada uno. Ésta es la razón por la que no podemos quedarnos indiferentes ante la suerte de los hermanos.

Durango, Dgo., 5 de Enero del 2014                                    + Mons. Enrique Sánchez Martínez

                                                                                                    Obispo Auxiliar de Durango

                                                                                                  Email: episcopeo@hotmail.com

Cursillos de cristiandad inicia actividades del 2014

cursillos-01 (1)El Movimiento “Cursillos de Cristiandad” de la Arquidiócesis de Durango,  se prepara para reanudar sus actividades en los próximos días y planear los eventos a realizar durante el 2014. Así lo informaron el matrimonio conformado por Alfredo y Esperanza Viveros, coordinadores del movimiento, quienes explicaron que: “Comenzaremos nuestras actividades regulares, como la reunión de cursillistas y sus familias cada lunes. También habrá “Escuela de Formación” los martes, que se ofrece por un año entero a las personas que  ya realizaron su Cursillo y desean prepararse para apoyar en los próximos Cursillos. Entre los eventos más sobresalientes que estamos planeando, podemos mencionar los primeros Cursillos del año,  para mujeres en febrero, y para hombres en marzo. También se aproxima el Cursillo en el CERESO durante Semana Santa.”

Te adorarán, Señor todos los pueblos de la tierra

arzo-01Epifanía; 5-I-2014

Te adorarán, Señor todos los pueblos de la tierra  

            S. Pablo en su Carta a los Efesios, dice: “por revelación se me dio a conocer… el misterio revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que por el Evangelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo”. Jesucristo es presentado como el revelador del Padre, más aún como la palabra definitiva de Dios a los hombres. El plan salvífico de Dios, realizado por Cristo en su vida, dado a conocer por el Espíritu a los Apóstoles, Pablo lo describe brevemente a los efesios y aquí lo resumimos en pocas palabras: a la heredad de Cristo son llamados los Hebreos, y también los paganos, que anulada toda barrera, forman con los judíos un solo cuerpo, un solo pueblo, y participan de las promesas hechas a los antiguos padres.

            En el Evangelio de hoy, S. Mateo narra la llegada de Astrólogos orientales a Jerusalén, preguntando: “¿dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Consultados los sumos sacerdotes y los escribas del pueblo, Herodes encaminó a los Sabios orientales hacia Belén, con la consigna de regresar a informarle, para ir también a adorarlo. Al partir los Sabios hacia Belén, les precedía la estrella que habían visto en Oriente, hasta detenerse en el lugar donde estaba el recién nacido; entrando en el establo, vieron al Niño con María su madre: se postraron, lo adoraron y le ofrecieron sus dones: oro, incienso y mirra. Advertidos en sueños de no regresar a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

            S. Mateo describe los acontecimientos de la infancia de Jesús, a la luz de las profecías; pero, a diferencia del capítulo primero, centrado en el marco del pueblo judío, en el capítulo segundo, el horizonte se amplía: también los paganos son atraídos a la luz de Jesús-rey y peregrinan hasta Él; pero la nueva Sión no es Jerusalén sino Belén, en cumplimiento del profeta Miqueas: “en cuanto a ti, Belén-Efrata, que no destacas entre los clanes de Judá, sacaré de ti al que ha de ser soberano de Israel” (5,1-14). Tal regreso a los orígenes, indica que el nuevo pueblo sí es continuación del antiguo, pero al mismo tiempo ruptura con él, en base a la fe. De hecho, el texto es un ejemplo de vocación a la fe: los magos-astrólogos, son llamados por medio de una estrella, único medio a su disposición; Herodes y los sacerdotes, por el testimonio de los magos y de la Escritura; pero se notan reacciones muy diferentes.

            Ahora, la presente generación ha visto  derrumbarse los obstáculos y las distancias que separan a hombres y naciones, gracias a un creciente sentido universalista, a una más clara conciencia de la unidad del género humano  y a la aceptación de una dependencia reciproca con miras a una auténtica solidaridad; y gracias al deseo de entrar en contacto con los hermanos y hermanas, más allá de las divisiones creadas por la geografía o las fronteras nacionales o raciales.   Uno de los elementos más significativos del Concilio Vaticano II, es sin duda, el llamado a la unidad fundamental de la familia humana.

            Avanzando en este III milenio, la humanidad se orienta hacia un universalismo cultural, ideológico y tecnológico jamás antes visto. Pero, ¿de qué medios disponemos para alcanzar este sueño?: se experimentan muchos métodos con más o menos credibilidad y posibilidades, pero, no pocas dificultades. ¿Se debe recurrir a la fuerza?: la experiencia de grandes imperios, basados en la violencia, nos pone en guardia. ¿Podemos fiarnos de la conciencia universal del trabajo y de la técnica?: los principios de derecho y de cultura, para fundamentar la unificación son verdaderamente profundos? Y, la persona?

            Y los cristianos, ¿qué decimos y qué aportamos?: el primer hombre que creyó en el universalismo, según las Escrituras, fue Abraham, el padre de las naciones: Dios le prometió que un día, su descendencia reuniría a las naciones: y el patriarca creyó; fue el primer acto de fe hecho por un hombre. Pero,  actualmente, nuestra fe ¿a dónde nos lleva; a qué nos empuja?

Héctor González Martínez

Arz. de Durango

Reunión de sacerdotes en Decanato San Luis Batis

reunion sacerdotes-01El Decanato “San Luis Batis” de la Arquidiócesis de Durango, realizará en estos días la “Reunión de Prioridades” que efectúa cada dos meses, en la que participan los sacerdotes y agentes de pastoral de todo el decanato, con el fin de fortalecer lazos amistosos, planear proyectos, y evaluar acciones realizadas. Así lo informó Pedro Molina, Decano de dicha región, quien explicó que: “En esta reunión, se analizan principalmente las Pastorales de Evangelización, la Social, la Juvenil, la Familiar, la Litúrgica y la Formadora de Agentes. En esta ocasión, el encuentro será en la Parroquia de San Ildefonso en la comunidad de Corrales, en Zacatecas.”

Decanato Zacatecas optimiza sus servicios parroquiales

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El “Decanato Zacatecas” de la Arquidiócesis de Durango, tiene proyectado para el Año 2014, continuar con los trabajos emprendidos y encabezados por el Excelentísimo Señor Arzobispo Don Héctor González Martínez en la etapa de la Iniciación Cristiana. Todo esto con el fin den ofrecer mejores servicios en las comunidades parroquiales. Así lo informó Amadeo Rodríguez, Decano en esta Zona de la Arquidiócesis,  quien explicó que: “ En los próximos días tendremos la Asamblea de Decanato y las Asambleas Parroquiales, que servirán para continuar planeando y dándoles seguimiento  a la Normatividad de la Iniciación Cristiana, que los fieles han acatado con una respuesta muy positiva. También capacitaremos a las secretarias parroquiales para que ofrezcan un servicio más eficiente al momento de atender a la feligresía en los trámites parroquiales.”