¿Cuáles con las consecuencias en los hijos de la separación de sus padres?
Las consecuencias de la separación entre dos personas unidas en matrimonio, sea que decidan separarse por un tiempo o divorciarse, generan una serie de emociones y sentimientos que tienen efectos las más de las veces negativos, tanto para los que se separan como para los hijos.
Cuando una pareja que llega a la decisión de romper y separase, y lo hacen bajo circunstancias de poca madurez y responsabilidad, genera situaciones de desconcierto, agresión e incluso venganza, y surgen conductas dañinas, para con ellos mismos como en los hijos. Algunos signos de la irresponsabilidad en la separación son: cuando no agotaron todos los recursos posibles para evitar la separación; no previeron las consecuencias del hecho, siendo lo más realistas posibles; No analizaron bien los sentimientos; ambos no fueron generosos y tolerantes. No vieron hacia adelante; Cuando no pensaron en los hijos (egoísmo); No se perdonaron mutuamente para evitar el rencor o la venganza.
Cuando la separación sucede así se gestan conductas de confusión y tristeza en los hijos, ya que se rompe la armonía y la felicidad que había en el núcleo familiar. Por ello una de las situaciones más difíciles es comunicar la decisión a la familia, que para los hijos no será motivo de alegría. Causa mucho disgusto a los hijos el hecho de que sus padres decidan separarse. Por esto no se deben buscar revanchas ni manipulaciones a través de los hijos. No es justo que, encima de sufrir las consecuencias, se obligue a los hijos a tomar partido y que la relación con uno de sus padres se vea afectada emocionalmente, incluyendo el dolor que la separación misma causa.
Algunas parejas experimentan muchas ganas de dañar a su pareja, de hacerle pagar lo que uno le hace a la otra con la separación o el divorcio. Esto llega a hacerse a través de los hijos, pues es una de las maneras más fáciles de herir o agredir al otro. Los hijos no deben utilizarse como medios para efectuar la separación, ya que de inicio se genera un resentimiento que si no es manejado y solucionado adecuadamente, tendrá consecuencias irreparables en la vida posterior de los hijos.
Los efectos y consecuencias del rompimiento de la pareja para con los hijos son: Uno de ellos es la confusión de normas y reglas de educación en los hijos. Cada uno de los padres cambia de tajo las reglas que de inicio se tenían en casa para la educación de los hijos. Y son cambiadas con el fin de manipular a los hijos para ganar su preferencia y buscar agredir y desacreditar a la otra parte. Esta situación genera conductas dañinas, preferentemente en los hijos. Por ejemplo, el resentimiento y la hostilidad reprimida que se gesta en ellos afecta posteriormente la forma en que establecerán sus relaciones interpersonales: los hace desconfiados, poco generosos, ansiosos y, en muchos casos, con conducta deprimida y desesperanzada.
Cuando los conflictos después de separados (conducta negativa) entre los padres se exacerba, los hijos suelen ver que sus progenitores utilizan estrategias para romper el vínculo natural que existe entre los hijos y sus padres; tales estrategias obstaculizan la relación entre ellos al grado de volverla odiosa y negativa. Esto provoca ansiedad y depresión en los hijos, y es necesario buscar la ayuda y el acompañamiento del psicólogo o consejero matrimonial para encontrar soluciones. De no hacerlo así, a los hijos que sufren dicho problema afecta su estabilidad y se exponen a tener conductas destructivas (presentes y futuras) para sí mismos y para su entorno.
Las reacciones que los hijos menores de edad pueden presentar, por la separación de sus padres, suelen ser menos directas que las que se dan entre hijos adolescentes o adultos. Pero en ambos se experimenta la sensación de pérdida o ausencia de los padres, tristeza, irritabilidad, cambios en el estado de ánimo, trastornos del apetito o del sueño, y cambios en el rendimiento de actividades cotidianas (generalmente en la escolar). La irritabilidad, por ejemplo, llega a generar situaciones de agresión en los hijos afectados; así mismo, llegan a aparecer conductas de pesimismo y baja autoestima que afectan toda la vida de los hijos.
En general, a los hijos de padres que están pasando por el divorcio la situación les resulta dolorosa, y durante mucho tiempo mantendrán la esperanza de que el caso se mejore o solucione. Pase lo que pase, es necesario que los padres se mantengan en coherencia de conducta: generar la menor confusión posible y guardar un profundo respeto para con los hijos y la pareja de la que se separan. Los padres son la clave elemental para evitar trastornos de conducta y desadaptación en los hijos.
Las consecuencias de la separación y de divorcios mal llevados afectan todo el desarrollo posterior de los hijos, generan desadaptación y conducta dañina, como es el rencor y la ira (ya sea reprimida o manifiesta). Situaciones de armonía, estabilidad e incluso perdón entre los padres que se divorcian, generan confianza y emociones positivas en los hijos, al grado de que, en ocasiones, son ellos los que ayudan a afrontar la nueva realidad que se da a partir de la separación de la pareja.
Nos ha recordado el Papa Francisco: “La santidad y la indisolubilidad del matrimonio cristiano, que con frecuencia se desintegra bajo la tremenda presión del mundo secular, debe ser profundizada por una clara doctrina y apoyada por el testimonio de parejas casadas comprometidas… el matrimonio cristiano es una alianza de amor para toda la vida entre un hombre y una mujer que implica sacrificios reales para alejarse de las nociones ilusorias de la libertad sexual y fomentar la fidelidad conyugal”.
Durango, Dgo., 6 de Julio del 2014.
+ Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango
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