¡Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!

navidad-01El Excmo. Señor Arzobispo José Antonio Fernández Hurtado, comparte su mensaje en esta navidad saludando con afecto y caridad pastoral, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que formamos parte de esta gloriosa Iglesia local que peregrina en Durango.

“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció” (Is. 9,1), son las palabras que en el ambiente de recogimiento y alegría escuchamos en la noche de Navidad en la celebración de la Santa Misa.

La Navidad es la fiesta de la vida que empieza, que es acogida en un ambiente de cariño y de bondad, así vino Jesús al mundo “y María lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre” (Lc.2,7). La Navidad es fiesta porque es la celebración del proyecto de Dios que quiso compartir nuestra existencia mortal, nuestra humildad y pequeñez: “El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn. 1,14).

Las celebraciones navideñas ofrecen una ocasión maravillosa para la evangelización de los grandes valores de la familia; Jesús, el Misionero del Padre, vino al mundo cobijado en el afecto de la familia de Nazaret; allí conoció la experiencia de una íntima convivencia de vida y de amor,  aprendió a ser hombre como nosotros, asumió las características de los niños, acompañado en su desarrollo por el cariño del Sr. San José y de la Santísima virgen María.

La Navidad sigue siendo, “La Fiesta de la Familia”; llamada a ser formadora de valores humanos y cristianos; allí, se comparten el calor del hogar común y se viven las suaves alegrías de la intimidad.

Hemos de estar conscientes de que estamos viviendo tiempos difíciles, en un cambio de época, en donde cada uno de nosotros, desde nuestro lugar y responsabilidad , debemos poner nuestro mejor esfuerzo y colaboración para salir adelante como Dios quiere; no podemos negar que hay problemas fuertes que nos plantean retos y desafíos en nuestra sociedad, en nuestro País: crisis en la familia, el desempleo, la pobreza, la desigualdad social, la corrupción, la impunidad, la violencia e inseguridad, el narcotráfico, la carencia de una educación integral, la falta de reconciliación, el menosprecio a la mujer y a grupos desprotegidos como los migrantes e indígenas…; sin embargo hemos de ser hombres y mujeres de esperanza. Urge dejar entrar a Jesucristo a nuestros corazones y a nuestros hogares; por ello estamos llamados  a tener un encuentro con un Cristo vivo, ello nos permitirá ser sus discípulos y misioneros, y así juntos cambiar nuestro entorno y el rostro de nuestra sociedad, edificando un mundo más humano, justo y fraterno.

Que esta Navidad, no sea otra navidad más, sino que puedas de verdad, percibir y experimentar el amor de Dios, sentir que Jesús nace en tu interior, y que sin duda, tu vida cambia; que también nosotros, como los pastores de Belén, desconocidos, pero afortunados, corramos para encontrar al que cambió el curso de la historia de la humanidad.

El 2015 será un año colmado de bendiciones y de esperanzas, si desde ahora dejamos que Jesucristo actúe en nuestra propia historia.

A todos les deseo con afecto una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo

Con amistad y bendición.

 

+Mons. José Antonio Fernández Hurtado

IX Arzobispo de Durango

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