EL CAMBIO CLIMÁTICO
Durango, Dgo., 3 de mayo de 2010. Los acontecimientos de los últimos meses que han sucedido en diversas partes del mundo y en nuestro mismo país, referentes a los movimientos telúricos, lluvias torrenciales, sequias, etc., nos hacen pensar en el inquietante efecto de la contaminación de la atmósfera y los estragos que se proyectan en la superficie terrestre, así opinó el secretario canciller de la Arquidiócesis, el presbítero José de la Luz Guerrero Haro.
El Padre José de la Luz, dijo que como vía a una solución, la comunidad de las naciones ya está debatiendo el tema tan urgente del cambio climático. En este asunto, el magisterio de la Iglesia católica, en la voz autorizada del Papa Benedicto XVI, a través de su mensaje a los participantes de la ONU sobre el cambio climático, del 22 de septiembre 2009, considera que estos temas son de una urgente necesidad moral y ética de que los países se solidaricen, pero también los individuos, dado que el ambiente natural es dado por Dios a cada uno, y su uso supone una responsabilidad personal con toda la humanidad, especialmente con los relegados del progreso, con los pobres, y con las generaciones futuras.
«Es una verdad fundamental que la Biblia y la Tradición enseñan constantemente que el mundo ha sido creado para la gloria de Dios, y Él mismo ha creado todas las cosas, no para aumentar su gloria, sino para manifestarla y comunicarla, porque la razón que Dios tiene para crear es por su amor y por su bondad», señaló el secretario canciller.
Por último, expresó que «la protección del ambiente y la salvaguardia de los recursos y del clima, obliga a todos los responsables de aunar esfuerzos, respetando la ley y promoviendo la solidaridad con las regiones más frágiles del mundo. Juntos podemos alcanzar un desarrollo humano integral beneficioso para todas las naciones, en el presente y en el futuro, un desarrollo inspirado por los valores de caridad y de verdad».
«El Papa concluye exhortándonos a administrar responsablemente la creación y a utilizar sus recursos de forma que cada ser humano y cada comunidad viva con dignidad y atestigüe la alianza entre los seres humanos y el ambiente, que debería reflejar el amor creador de Dios, de los bienes que depositó en las manos del hombre», finalizó.
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