“La indiferencia, la apatía, el conformismo, laceran gravemente el auténtico valor de la democracia”

La segunda postura que señala el Mensaje de la Arquidiócesis respecto al análisis de la Democracia en nuestro Estado de Durango: “hay quienes desde la indolencia e irresponsabilidad, tampoco se interesa en la participación electoral, absteniéndose de votar… se hace campaña a favor del así llamado ‘voto blanco’, como un abierto repudio a los partidos”. Indolencia se entiende cuando hay incapacidad, o pereza, o desidia, ante la oportunidad que se tiene de elegir a los gobernantes, simplemente como que viven “ajenos”, o como que pretenden huir de la realidad y esconden la cabeza. La tercera postura es “Hay quienes consideran que algunos candidatos solo anhelan el poder por el poder como afán por las ventajas y el lucro económico”: esta convicción también desanima a los ciudadanos a votar, al ver que el único interés de los candidatos es llegar al poder para enriquecerse. Desafortunadamente hemos visto que “casi todos” los que han gobernado, han terminado enriqueciéndose, con propiedades, negocios, cuentas bancarias, personales, a nombre de familiares o socios, etc. Este “casi todo” es como para ver “si hubiera aunque sea un justo”, pero la realidad es que nadie se escapa. Lo más grave es que nuestro pueblo en muchas ocasiones lo acepta y a veces lo justifica diciendo “es que en la campaña gastó mucho dinero, gastó todos sus ahorros y también muchos lo apoyaron”, tiene derecho a aprovecharse y sacar lo que invirtió y hasta mucho mas.
Los obispos mexicanos en la Carta Pastoral “Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos”, señalan otra realidad que también existe en nuestro Estado, “… en ciertos ambientes se realizan prácticas intimidatorias que disminuyen gravemente la libertad en el ejercicio del voto. Más aún, en ciertos lugares se reconoce que existe el “voto del miedo”, cuando la ignorancia y las múltiples pobrezas de nuestro pueblo son aprovechadas de un modo deshonesto para promover formas diversas de fraude electoral” (num. 258). Se cuentan muchas historias de cómo los dirigentes de los partidos “obligan” a votar por su candidato.
La democracia también ha sido afectada por los tiempos difíciles que vivimos: existe pasividad provocada por el pesimismo y el miedo ante la inseguridad, no hay empleo; hay desaliento porque no se conoce la realidad o no se pueden enfrentar los problemas. Nos ha afectado la crisis financiera global, especialmente la reducción de las remesas que envían nuestros connacionales de USA, y han agudizado la vulnerabilidad de algunos sectores, especialmente los que dependen de ello; hay conformismo, sumisión. Nos ha afectado también la carestía, la situación del campo que ha sido olvidado, la migración hacia la ciudad, la pobreza, las desigualdades, entre otras cosas, esto ha provocado insatisfacción. Especialmente la violencia, que es un hecho en Durango, agravia a la sociedad y lastima la convivencia social. El aumento del crimen organizado con la presencia de grupos de poder que desafían al Estado, “pareciera que han rebasado todas las instancias de gobierno”; el clima de inseguridad y el deficiente sistema de procuración de justicia; el aumento de la corrupción, la impunidad, han provocado una crisis de sentido ético en nuestra sociedad.
Una característica importante de la democracia es la participación de los ciudadanos en las elecciones ejerciendo del derecho-deber de “votar”. Todo lo que se ha señalado anteriormente, disminuye, frena, desalienta, la participación de los ciudadanos. El año pasado en las elecciones federales solo el 42.13% de los que deberían votar lo hicieron, casi el 58% no votó. Esto nos revela que si en este proceso electoral, persisten el pesimismo, el miedo, el conformismo, la sumisión, indolencia, irresponsabilidad, la democracia en nuestro Estado resultará gravemente dañada. Una vez más se constatará el bajo nivel de cultura ciudadana, nuestro bajo nivel en conciencia democrática. Desgraciadamente constatamos que son los católicos quienes “se comportan de manera pasiva, apática y abúlicamente en materia electoral”; es posible que la evangelización en nuestra arquidiócesis no haya llegado a esos ambientes, o quizá ellos no aceptan que los valores del Evangelio lleguen al ambiente de la política. Esta realidad es también nuestra responsabilidad, es un reto para la misión evangelizadora de la Iglesia.

Durango, Dgo., 2 de Mayo del 2010.

+ Enrique Sánchez Martínez
Ob. Aux. de Durango
email:episcopeo@hotmail.com

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