VII ASAMBLEA DIOCESANA
Durango, Dgo., 10 de noviembre de 2009. El vicario de Pastoral de la Arquidiócesis de Durango, presbítero Manuel Olvera González, comunicó el gran evento Diocesano que está en puerta sobre la VII Asamblea Diocesana de Pastoral, argumentando que no solo se está cumpliendo con un requisito diocesano, sino además, es una oportunidad necesaria para poder situarse con más claridad en el entorno social y eclesial en el que se ha de vivir y trabajar.
Informó que en esta VII asamblea, se pretende hacer vida el objetivo general del Plan Diocesano de Pastoral, el cual es:«Fortalecer e impulsar nuestro proyecto de pastoral, en el Encuentro con Jesucristo vivo, para que en comunión, conversión y solidaridad, hagamos presente con María el Reino de Dios, viviendo una Iglesia Santa y Misionera», ya que se necesitan testigos de la presencia de Dios aquí y ahora. Y el testigo es aquel que se implica por entero en la búsqueda de Dios, en el encuentro con el hermano y en la misión samaritana a la que estamos todos convocados. «Esta Asamblea serán los días 13 y 14 de noviembre en donde la reflexión compartida que se hará en esos dos días, ayudará a sentirnos parte de un proceso de profunda renovación que se inició en el Concilio Vaticano II, un proceso que continúa imparable y que ha de llevarnos necesariamente a recuperar los valores más constitutivos de nuestro ser como laicos, como consagrados y consagradas para servir más y mejor a nuestros hermanos. Servicio, comunión y profecía han de acompañar siempre el espíritu de todos nosotros como cristianos», expresó el vicario de la Pastoral.
A su vez, el Padre Olvera dijo que a pesar de las lecturas superficiales e interesadas dentro y fuera de la Iglesia, que pretenden presentar a los católicos como secularizados y agotados, en la vida parroquial hay mucho potencial humano y espiritual; América Latina se ve como puntal de la renovación de la Iglesia europea, en la forma y en el fondo, en los números y en la capacidad testimonial y de compromiso martirial y misionero que aún hoy se mantiene al servicio de la iglesia y de la sociedad.
Agregó también, que hoy más que nunca, se tiene que abandonar la sensación de autosuficiencia y acudir todos al encuentro de todos, seguros de que la unidad y la participación nos hacen más fuertes y por tanto más testigos. «…Necesitamos reforzar nuestra autoestima como institución para apoyarnos más entre nosotros y poder ser más eficaces en nuestra misión. Las consultas que queremos proponerles no son simples formalidades, son cuestiones de interés general que tenemos que estudiar a fondo e implicarnos todos para saber optar por lo mejor. Está en juego una vida de Iglesia que responda a las expectativas del tiempo presente y sólo nosotros, los más comprometidos, podemos darle nueva forma, nuevo estilo y nuevo vigor» puntualizó.
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