ACABEMOS CON EL NARCOTRAFICO POR LO MAS DEBIL
Durango, Dgo. 21 de Diciembre del 2009. El vicario regional de pastoral en nuestra ciudad, abordo este importante tema, sobre el cual comenzó explicando, que todo producto o empresa que depende de la aceptación de la gente, es muy vulnerable, porque en el momento en que ya no se acepte, deja de existir. Ejemplo de esto son las modas, las costumbres y tradiciones, los productos que han desaparecido del mercado o han sido reemplazados por otros: como los pañales de tela, los molcajetes y metates, las máquinas de escribir, etc. Por esta razón, para conservar su presencia y poder necesitan consumidores y para eso se valen de todos los medios para lograrlo: campañas agresivas en los medios de comunicación, ofrecerlo por las calles, tener todo un ejército de promotores, etc.
Abundo de manera contundente este joven sacerdote «…El narcotráfico depende totalmente del consumo, porque si no, desaparece, por eso busca consumidores a como dé lugar, por las buenas o por las malas. Ejemplo es el secuestro de muchos jóvenes que los envician para después obligarlos a la venta de enervantes o para entrenarlos y usarlos como sicarios. Las calles, escuelas y parques se han visto invadidos de puchadores, que primero ofrecen de manera gratuita la droga para después vendérselas y obligar a que esos mismos consumidores se conviertan en promotores para otros jóvenes y niños, aún a los de su propia familia.»
«Al descubrir que el narcotráfico está en las manos de la ciudadanía, porque depende del consumo, todos debemos involucrarnos en su desaparición. No podemos dejar en manos del gobierno, las corporaciones policíacas y el ejército la lucha contra este cáncer que nos está matando. Así como ellos se están infiltrando como el agua en las escuelas, oficinas, fábricas, calles, lugares de diversión, en fin, por todos lados. Así también la lucha por terminar el consumo de droga, debe estar presente en todas partes. Para nosotros los cristianos que sabemos por el Evangelio que sin Jesús nada podemos hacer, debemos orar y actuar. Haciendo campañas de oración a todo nivel: personal, familiar, grupal, comunitario, como iglesia local, a tiempo y destiempo como dice san Pablo, implorando la intercesión de Santa María de Guadalupe que es la madre de los mexicanos. Por otro, es necesaria la acción y, para esto, recordemos las palabras de Juan Pablo II en su carta para el Nuevo Milenio (NMI), cuando habla sobre la espiritualidad de comunión y nos dice que debemos sentir que los demás nos pertenecen y por eso tenemos una responsabilidad ante ellos y ante Dios. Por esa razón no debemos permanecer indiferentes, pensando que no es nuestro problema, cuando nos damos cuenta que se esta cometiendo un delito, que el vecino, compañero, familiar, etc., esta metido o es víctima de la droga y para eso, nos obliga el deber de la denuncia ante quien corresponda. Todos debemos involucrarnos, los padres de familia, los amigos y compañeros de escuela o trabajo, los patrones y jefes de oficina, la Iglesia, el gobierno, sindicatos, etc.»
«La legalización de la droga no soluciona el problema por que no acaba con el consumo, es el cuidado, atención y acompañamiento de los jóvenes, niños y adultos desde el hogar, la escuela, el trabajo y donde se divierten, es la prevención, haciendo campañas que estén presentes en todos los lugares donde se da el encuentro entre personas, es la vigilancia y encarcelamiento de quienes se dedican a este delito, es el rescate con la colaboración de todos, junto con la investigación científica en la búsqueda de nuevos medicamentos y métodos, es la rehabilitación con la ayuda de todos los sectores de la sociedad, cuidando que no se den abusos como lo hemos visto en las noticias, todo esto es lo que puede terminar con el narcotráfico.
Da laimpresión que el narcotráfico es fuerte y que esta sobrepasando las instituciones por el uso de la violencia, pero en realidad es débil, porque depende del consumo y eso está en nuestras manos, hay que decidirnos y acabar de una vez para siempre con el narcotráfico.» Concluyó el sacerdote.
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