Cómo deben escuchar la Palabra de Dios los discípulos de Jesús

mons enrique episcopeo-01Esta sección del Evangelio de Mateo presenta el gran discurso formativo de Jesús a sus discípulos. Se centra en un aspecto importante del discipulado: Jesús no sólo dice lo que hay que hacer sino también les enseña a discernir la voluntad de Dios en cada circunstancia de la vida. Para ello sirven las parábolas, que son verdaderos ejercicios de discernimiento espiritual que tratan de captar el acontecer discreto del Reino en medio de las diversas circunstancias de la vida y motivan para hacer la elección correcta de la voluntad de Dios.

A través de las parábolas es como Jesús les descubre la naturaleza sorprendente del Reino de Dios. “Aquél día, Jesús salió de casa y se sentó a orillas del mar” (13,1). Jesús sale de la casa en la que estaba y se va a la orilla del mar. La multitud que se reúne en torno a Él es grande (13,2). Con él subido en una barca y la gente sentada a la orilla. En este bello escenario comienza la enseñanza.

La parábola del sembrador (13,1-23), distingue diversos tipos de terreno en los cuales caen las semillas arrojadas por el sembrador, destacando al final un terreno que es apto para la inmensa producción de que es capaz una simple semilla.

Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Al caer en el camino donde no puede ser cuidada, cae superficialmente, así son las personas que oyen la palabra, pero no llega al corazón, no se arraiga no tiene raíz y el maligno la arranca.

Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. La semilla que cae en un terreno rocoso donde no puede hacer raíz y con el sol inclemente se seca, es el hombre que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría, pero no admite la raíz es superficial, es incoherente en su actuar y por tanto no germina.

Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. Aunque el suelo es bastante profundo para hacer raíz se encuentra con hierba, compara con el que oye la palabra, pero las preocupaciones personales y del mundo sofocan la palabra y no da frutos.

Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. La semilla sembrada en la tierra es buena, en suelo profundo, no tiene abrojos, es la persona que abre su corazón, escucha la palabra  y da diferentes frutos.

El comportamiento del sembrador parece extraño cuando deja caer algunas semillas en terreno impropio para el cultivo. Sin embargo, esto corresponde a la realidad del evangelio: antes que la calidad de la tierra, lo que vale es la calidad de la semilla. Así obraba Jesús: arrojaba su semilla en corazones sobre los cuales los fariseos ya habían dado su dictamen negativo y consideraban excluidas de la salvación.

La imagen de un sembrador arrojando las semillas en los tres primeros terrenos es un retrato de la obra de Jesús, quien no ha venido “a llamar a justos, sino a pecadores” (9,13). Ante todo se proclama la bondad de Dios, quien no tiene límites para ofrecer sus bendiciones, pero esto implica de parte de cada hombre el hacerse a sí mismo “buena tierra” para que la semilla de la Palabra pueda crecer.

            La semilla de la Palabra y la invitación al Reino son siempre buenos: no se dice que el sembrador discriminará semilla de una u otra calidad, Dios a Todos otorga una oportunidad igualitaria de conversión y salvación.

No obstante los obstáculos que van dándose, el Reino crece: pues existen quienes tienen el corazón suficientemente dispuesto al cambio cuando este es necesario, y dejan que se opere en ellos el milagro de una vida nueva y regenerada en Cristo, el sembrador.

Esos obstáculos al crecimiento del Reino son los mismos de toda la historia de resistencia a la gracia de Dios en el hombre: los pájaros que devoran la semilla significan el corazón poseído por alternativas que “arrancan” el mensaje de vida: el pedregal es símbolo de la inconstancia ante las pruebas que después de todo están sobreentendidas en todo discipulado; las espinas son el signo de la superficialidad con que se escucha y se pretende que la Palabra prospere en los ambientes personales y sociales.

La relación entre escuchar-comprender, equivale a la relación coger-adherirse, en cuanto que el secreto de toda la parábola es renovar la existencia en el nuevo camino del Reino. No se propone “un conocer secretos”, sino que queda bien claro lo que el Señor espera de cada uno: fruto de ciento, sesenta o treinta, pero después de todo, fruto.

Durango, Dgo., 13 de Julio del 2014.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango

¿Cuáles con las consecuencias en los hijos de la separación de sus padres?

mons enrique episcopeo-01Las consecuencias de la separación entre dos personas unidas en matrimonio, sea que decidan separarse por un tiempo o divorciarse, generan una serie de emociones y sentimientos que tienen efectos las más de las veces negativos, tanto para los que se separan como para los hijos.

Cuando una pareja que llega a la decisión de romper y separase, y lo hacen bajo circunstancias de poca madurez y responsabilidad, genera situaciones de desconcierto, agresión e incluso venganza, y surgen conductas dañinas, para con ellos mismos como en los hijos. Algunos signos de la irresponsabilidad en la separación son: cuando no agotaron todos los recursos posibles para evitar la separación; no previeron las consecuencias del hecho, siendo lo más realistas posibles; No analizaron bien los sentimientos; ambos no fueron generosos y tolerantes. No vieron hacia adelante; Cuando no pensaron en los hijos (egoísmo); No se perdonaron mutuamente para evitar el rencor o la venganza.

Cuando la separación sucede así se gestan conductas de confusión y tristeza en los hijos, ya que se rompe la armonía y la felicidad que había en el núcleo familiar. Por ello una de las situaciones más difíciles es comunicar la decisión a la familia, que para los hijos no será motivo de alegría. Causa mucho disgusto a los hijos el hecho de que sus padres decidan separarse. Por esto no se deben buscar revanchas ni manipulaciones a través de los hijos. No es justo que, encima de sufrir las consecuencias, se obligue a los hijos a tomar partido y que la relación con uno de sus padres se vea afectada emocionalmente, incluyendo el dolor que la separación misma causa.

Algunas parejas experimentan muchas ganas de dañar a su pareja, de hacerle pagar lo que uno le hace a la otra con la separación o el divorcio. Esto llega a hacerse a través de los hijos, pues es una de las maneras más fáciles de herir o agredir al otro. Los hijos no deben utilizarse como medios para efectuar la separación, ya que de inicio se genera un resentimiento que si no es manejado y solucionado adecuadamente, tendrá consecuencias irreparables en la vida posterior de los hijos.

Los efectos y consecuencias del rompimiento de la pareja para con los hijos son: Uno de ellos es la confusión de normas y reglas de educación en los hijos. Cada uno de los padres cambia de tajo las reglas que de inicio se tenían en casa para la educación de los hijos. Y son cambiadas con el fin de manipular a los hijos para ganar su preferencia y buscar agredir y desacreditar a la otra parte. Esta situación genera conductas dañinas, preferentemente en los hijos. Por ejemplo, el resentimiento y la hostilidad reprimida que se gesta en ellos afecta posteriormente la forma en que establecerán sus relaciones interpersonales: los hace desconfiados, poco generosos, ansiosos y, en muchos casos, con conducta deprimida y desesperanzada.

Cuando los conflictos después de separados (conducta negativa) entre los padres se exacerba, los hijos suelen ver que sus progenitores utilizan estrategias para romper el vínculo natural que existe entre los hijos y sus padres; tales estrategias obstaculizan la relación entre ellos al grado de volverla odiosa y negativa. Esto provoca ansiedad y depresión en los hijos, y es necesario buscar la ayuda y el acompañamiento del psicólogo o consejero matrimonial para encontrar soluciones. De no hacerlo así, a los hijos que sufren dicho problema afecta su estabilidad y se exponen a tener conductas destructivas (presentes y futuras) para sí mismos y para su entorno.

Las reacciones que los hijos menores de edad pueden presentar, por la separación de sus padres, suelen ser menos directas que las que se dan entre hijos adolescentes o adultos. Pero en ambos se experimenta la sensación de pérdida o ausencia de los padres, tristeza, irritabilidad, cambios en el estado de ánimo, trastornos del apetito o del sueño, y cambios en el rendimiento de actividades cotidianas (generalmente en la escolar). La irritabilidad, por ejemplo, llega a generar situaciones de agresión en los hijos afectados; así mismo, llegan a aparecer conductas de pesimismo y baja autoestima que afectan toda la vida de los hijos.

En general, a los hijos de padres que están pasando por el divorcio la situación les resulta dolorosa, y durante mucho tiempo mantendrán la esperanza de que el caso se mejore o solucione. Pase lo que pase, es necesario que los padres se mantengan en coherencia de conducta: generar la menor confusión posible y guardar un profundo respeto para con los hijos y la pareja de la que se separan. Los padres son la clave elemental para evitar trastornos de conducta y desadaptación en los hijos.

Las consecuencias de la separación y de divorcios mal llevados afectan todo el desarrollo posterior de los hijos, generan desadaptación y conducta dañina, como es el rencor y la ira (ya sea reprimida o manifiesta). Situaciones de armonía, estabilidad e incluso perdón entre los padres que se divorcian, generan confianza y emociones positivas en los hijos, al grado de que, en ocasiones, son ellos los que ayudan a afrontar la nueva realidad que se da a partir de la separación de la pareja.

Nos ha recordado el Papa Francisco: “La santidad y la indisolubilidad del matrimonio cristiano, que con frecuencia se desintegra bajo la tremenda presión del mundo secular, debe ser profundizada por una clara doctrina y apoyada por el testimonio de parejas casadas comprometidas… el matrimonio cristiano es una alianza de amor para toda la vida entre un hombre y una mujer que implica sacrificios reales para alejarse de las nociones ilusorias de la libertad sexual y fomentar la fidelidad conyugal”.

Durango, Dgo., 6 de Julio del 2014.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango

Desarrollar una Pastoral de los migrantes como expresión de caridad cristiana

mons enrique episcopeo-01El fenómeno migratorio que se verifica en la actualidad nos ha  afectado a todos, aunque la mayoría de los estudios recientes sobre migración muestran que en los últimos años se ha reducido el flujo de migrantes hacia EEUU. Aparecida nos dice: “Hay millones de personas concretas que, por distintos motivos, están en constante movilidad. En América Latina y el Caribe constituyen un hecho nuevo y dramático los emigrantes, los desplazados y refugiados sobre todo por causas económicas, políticas y de violencia” (N° 411). Mencionemos algunas de las causas más importantes:

La crisis económica de los Estados Unidos de Norteamérica (EEUU) es lo primero que ha repercutido: se manifiesta en el cierre de «oportunidades» por la crisis financiera que ha llevado a una disminución del empleo en sectores claves para los inmigrantes mexicanos, tales como la construcción y la manufactura de alimentos; esto se expresa en un incremento del desempleo abierto de la población latina, una caída de los ingresos de los hogares de inmigrantes, y un creciente porcentaje de latinos que perciben un deterioro en sus condiciones de vida.

También ha incidido en el flujo migratorio la suspensión de acuerdos o leyes que regularicen la situación migratoria de los indocumentados. El presidente Barack Obama ha afirmado que “la reforma de la inmigración sigue teniendo máxima prioridad para su gobierno, pero, culpó a los legisladores republicanos en el Congreso por no sumarse a los demócratas para respaldar un proyecto de ley que trataría la llegada masiva de extranjeros a Estados Unidos y se ocuparía de los personas sin permiso de residencia que viven ya en Estados Unidos”.

La discusión sobre la reforma migratoria continúa en los debates diarios. Es indudable que se requiere una reforma migratoria que regularice la situación en la que viven los millones de migrantes ilegales que trabajan en Estados Unidos. Pero debería ser una reforma que tomara en cuenta la opinión de los distintos países cuyos nacionales se encuentra en Estados Unidos y no, como ha sido hasta ahora, una decisión unilateral, que contempla solo parcialmente algunas modalidades o grupos específicos de migrantes.

Otro tema que afecta el flujo migratorio es el surgimiento y aprobación de leyes anti inmigrantes en diversos estados de Norteamérica. Una oleada racista en Estados Unidos crece de forma alarmante, se han presentado 600 iniciativas de leyes parecidas a la célebre SB1070 de Arizona, la cual criminaliza la emigración. En esos proyectos de leyes se convierte en delito albergar a un emigrante, aunque se trate de un familiar; se permite que a cualquier ciudadano se le verifique su estatus en el país y se niega la validez de la matrícula consular.

La deportación masiva de los indocumentados afecta la entrada de migrantes a Estados Unidos. Operativos al interior de las ciudades en zonas de vivienda y trabajo, detención en las calles de aparentes delincuentes (familias con tiempo allá y trabajadores). Medidas de seguridad en la frontera con México, como la electrificación y un mayor control se ensayan, se modifican y se incrementan. Repatriación en calma al país de origen, bajo acuerdos y con la vigilancia de cónsules.

En el año 2011 el ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) deportó a 396,906 personas, la mayor cifra desde que Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, e indica que el 90% de todos los extranjeros deportados estaban en una de las categorías prioritarias del ICE para el control (Criminales, 54.6%; Transgresores reincidentes de leyes de inmigración, 19.6%; Personas que acaban de cruzar la frontera ilegalmente, 11.6%; Fugitivos de inmigración, 4.7%; Otros extranjeros deportados, 9.5%). El Instituto Nacional de Migración (IMM) de México reveló que más de 322 mil inmigrantes indocumentados mexicanos fueron deportados de Estados Unidos en el 2013, fueron expulsados de forma “segura, humana y ordenada» y de entre ellos casi 16,900 corresponden a menores de edad.

Recientemente se ha verificado una variación de la migración, se han reducido las posibilidades de migrar para los adultos, pero se ha verificado un aumento de niños que viajan sin compañía hacia EEUU en busca de una mejor vida y de trabajo. Se estima que entraron ilegalmente 6000 en el 2011, en el 2014 podrían llegar a 90,000 y en el 2015 a 150,000. Para los países de Centroamérica, México, Estados Unidos y Canadá, esto se ha convertido en un problema urgente que buscan contener, desalentando la migración de menores sin compañía y proteger a quienes lo hagan

Durango, Dgo., 29 de Junio del 2014.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango

San Juan Pablo II: El hombre es el camino de la Iglesia

mons enrique episcopeo-01Una de sus grandes encíclicas sociales de San Juan Pablo II es la Centesimus Annus (1991). De ella quiero entresacar algunos párrafos del capítulo VI, donde delinea la Misión de la Iglesia desde la perspectiva de la Doctrina Social de la Iglesia.

En los últimos cien años la Iglesia ha manifestado repetidas veces su pensamiento social, y su única finalidad ha sido la atención y la responsabilidad hacia el hombre, confiado a ella por Cristo mismo, hacia este hombre, que la única criatura que Dios ha querido por sí misma y sobre la cual tiene su proyecto, es decir, la participación en la salvación eterna. No se trata del hombre abstracto, sino del hombre real, concreto e histórico: se trata de cada hombre, porque a cada uno llega el misterio de la redención, y con cada uno se ha unido Cristo para siempre a través de este misterio.

De ahí se sigue que la Iglesia no puede abandonar al hombre, y que este hombre es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión, camino trazado por Cristo mismo, vía que inmutablemente conduce a través del misterio de la encarnación y de la redención.

Es esto y solamente esto lo que inspira la doctrina social de la Iglesia. Si ella ha ido elaborándola progresivamente de forma sistemática, es porque toda la riqueza doctrinal de la Iglesia tiene como horizonte al hombre en su realidad concreta de pecador y de justo.

La Iglesia, especialmente hoy día, mira al hombre, inserido en la compleja trama de relaciones de la sociedad moderna. Las ciencias humanas y la filosofía ayudan a interpretar la centralidad del hombre en la sociedad y a hacerlo capaz de comprenderse mejor a sí mismo, como “ser social”. Sin embargo, solamente la fe le revela plenamente su identidad verdadera, y precisamente de ella arranca la doctrina social de la Iglesia, la cual, valiéndose de todas las aportaciones de las ciencias y de la filosofía, se propone ayudar al hombre en el camino de la salvación.

De esto se deduce que la doctrina social tiene de por sí el valor de un instrumento de evangelización: en cuanto tal, anuncia a Dios y su misterio de salvación en Cristo a todo hombre y, por la misma razón, revela al hombre a sí mismo. Solamente bajo esta perspectiva se ocupa de lo demás: de los derechos humanos de cada uno, la familia y la educación, los deberes del Estado, el ordenamiento de la sociedad nacional e internacional, la vida económica, la cultura, la guerra y la paz, así como del respeto a la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte.

La Iglesia conoce el “sentido del hombre” gracias a la Revelación divina. “Para conocer al hombre, el hombre verdadero, el hombre integral, hay que conocer a Dios”, decía el Papa Pablo VI. La antropología cristiana es realidad un capítulo de la teología y, por esa misma razón, la doctrina social de la Iglesia, preocupándose del hombre, interesándose por él y por su modo de comportarse en el mundo, pertenece al campo de la teología y especialmente de la teología moral.

La dimensión teológica se hace necesaria para interpretar y resolver los actuales problemas de la convivencia humana. Lo cual es válido tanto para la solución “atea”, que priva al hombre de una parte esencial, la espiritual, como para las soluciones permisivas o consumísticas, las cuales con diversos pretextos tratan de convencerlo de su independencia de toda ley y de Dios mismo, encerrándolo en un egoísmo que termina por perjudicarle a él y a los demás.

La Iglesia, cuando anuncia al hombre la salvación de Dios, cuando le ofrece y comunica la vida divina mediante los sacramentos, cuando orienta su vida a través de los mandamientos del amor a Dios y al prójimo, contribuye al enriquecimiento de la dignidad del hombre. Pero la Iglesia, así como no puede abandonar nunca esta misión religiosa y trascendente en favor del hombre, del mismo modo se da cuenta de que su obra encuentra hoy particulares dificultades y obstáculos.

Esta es la razón del por qué la Iglesia se compromete siempre con renovadas fuerzas y con nuevos métodos en la evangelización que promueve al hombre integral, así lo queremos hacer realidad en nuestra Arquidiócesis de Durango. Hoy más que nunca la Iglesia seguirá siendo “signo y salvaguardia del carácter trascendente de la persona humana”, como ha tratado de hacer siempre desde el comienzo de su existencia, caminando junto al hombre a lo largo de toda la historia.

Durango, Dgo., 22 de Junio del 2014.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango

El Buen Samaritano modelo del agente de la Pastoral de la Salud

mons enrique episcopeo-01         En nuestra Arquidiócesis de Durango dentro de la Pastoral Diocesana está organizada la Pastoral de la Salud. Hay un sacerdote encargado de esta Pastoral con apoyo de un equipo de laicos y religiosas.

La Pastoral de la Salud es “la acción evangelizadora de todo el Pueblo de Dios, comprometido en promover, cuidar, defender y celebrar la vida, haciendo presente la misión liberadora y salvífica de Jesús en el mundo de la salud”.

El documento de Aparecida (418) precisa: «La Pas­toral de la Salud es la respuesta a los grandes interrogantes de la vida, como son el sufri­miento y la muerte, a la luz de la muerte y resurrección del Señor».

La espiritualidad de los agentes de la pastoral de la Salud. No es un adorno ni un añadido de quita y pon, sino una forma existencial de vivirse y de verse según el evangelio. La exige la tarea del visitador es evangelizar, acompañar y celebrar, tanto para descubrir la forma de realizarla como para disponer de la energía necesaria para desempeñarla. Los agentes de la pastoral de la salud son “los discípulos misioneros de Jesucristo y de su Iglesia, de su misión de cura­ción y de salvación. En la Iglesia, comunidad sanante, todos son agentes de pastoral”. En primer lugar los Obispos «rodeen a los enfermos con una caridad paternal»; los Presbíteros «atiendan con toda solicitud a los enfermos y agonizantes, visitándolos y confortándolos en el Señor».

Los Diáconos sean misericordiosos y diligentes especialmente con los que sufren, a ejemplo del Señor Jesús que se hizo servidor de todos. Los Religiosos y Religiosas «sean fieles al caris­ma de la caridad misericordiosa para con los enfermos». Los Laicos «practiquen la caridad para con los pobres y los enfermos… donde hay afligidos por calamidades o por falta de salud, allí debe buscarlos y encontrarlos la caridad cristiana, consolarlos con cuidado diligente y ayudarlos con la prestación de servicios».

Rasgos de la espiritualidad. El estilo de vida del agente de pastoral de la salud se inspira en Cristo. El agente de pastoral es un «enviado». Cristo encomienda la misión y es el modelo acabado de cómo hay que realizarla. La línea de identificación con Jesús, Buen Samaritano: «Ve y haz tú lo mismo» El enfermo es Cristo mismo. «A mí me lo hiciste».

La espiritualidad del agente de pastoral de la salud se centra en el Misterio Pascual. La Cruz ilumina el sufrimiento e inspira y motiva nuestro comportamiento ante el mismo Cristo paciente. La Resurrección ilumina, motiva e inspira la lucha por la salud y por la vida. La espiritualidad del agente de pastoral de la salud se forja desde la propia experiencia del sufrimiento, desde las propias heridas. Es llamado a integrar los propios sufrimientos en su vida, a dejarse educar por las propias heridas, a capacitarse así para acercarse y auxiliar a los que sufren, guiado por el ejemplo y la fuerza de Cristo bajo la acción del Espíritu.

La espiritualidad se vive y se enriquece en el servicio concreto al enfermo en sus necesidades: asistencia, acompañamiento. Tal espiritualidad se autentifica desde los valores del Reino. Son valores del reino, no la eficacia y el éxito, sino la opción por los más necesitados, la opción por la sencillez evangélica y por los medios pobres, la gratuidad, el realismo evangélico («siervos inútiles somos, hicimos lo que debíamos hacer»), dejar a Dios su lugar y no ocuparlo nosotros.

La espiritualidad del agente de pastoral de la salud reconoce al enfermo y al visitador como agentes y destinatarios ambos de la pastoral. Ambos son sujetos (dan y reciben). Por eso, el agente de pastoral se deja guiar por el enfermo, trata de poner en marcha sus recursos, se deja evangelizar por él. Debe cultivar el sentido de comunidad. Se siente enviado por la comunidad a cuidar los enfermos (lo más valioso de la misma) y lo hace en su nombre. No trabaja aislado sino unido y coordinado con los demás visitadores miembros del grupo, con los demás grupos y con el resto de la comunidad.

En nuestra Arquidiócesis cada parroquia cuenta con un gran número de agentes de la pastoral de la salud: el sacerdote (párroco) que acude al enfermo para orar por él, por su sanación, y le lleva el Sacramento de la Sanación (la Reconciliación); ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión, que llevan a los enfermos el consuelo de la Sagrada Comunión; además misioneros visitadores de los enfermos; y muchas personas de probada caridad evangélica que visitan a los enfermos, para hacerles compañía, ayudarles, proporcionarles algún medicamento, simplemente acompañarlos.

Durango, Dgo., 15 de Junio del 2014.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango

 

«La paz entre las naciones debe fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad.»

Hace algunas semanas el mundo fue testigo de la canonización del Papa Juan XXIII. Quizá muchos no saben quién es este santo proclamado, por la Iglesia católica, como ejemplo de vida para el mundo. Fue un Papa intuitivo, reconciliador, optimista y profético. Su vida cristiana tiene mucho que podamos imitar. El optimismo que lo caracterizaba se fundaba en un mensaje fundamental: la visión de la Iglesia que reúne místicamente a todos los hombres y que une la tierra al cielo. Es la mística solidaridad entre Iglesia y humanidad la que transforma la tierra en Reino de Dios. A la Iglesia ciudad celeste, le corresponde la misión de transformar la ciudad terrestre. De esta misión nace el compromiso social de los cristianos y el pensamiento social de la Iglesia.

 Quiero proponer parte de su visión que nos ha dejado en la Encíclica Pacem in Terris (La Paz en la tierra), que es uno de los grandes documentos de la Doctrina Social de la Iglesia y concretamente de los Derechos del Hombre.

Esta Encíclica tiene caracteres propios que explican su universal acogida por “todos los hombres de buena voluntad”. Lo específico de ella es la confianza que manifiesta en la buena voluntad de los hombres, en la fuerza de la verdad de las ideas y en lo positivo de los hechos. Juan XXIII supera definitivamente el camino de las condenaciones e intenta descubrir la huella de Dios en el progreso del mundo, los “signos de los tiempos”.

El análisis de la situación del mundo después de la guerra es importante para entender el pensamiento del Papa y el contenido de la Encíclica: la reconstrucción de Europa; el pesimismo después del exterminio nazi; la división del mundo en dos bloques (capitalismo liberal y socialismo marxista) y la Cortina de Hierro (Muro de Berlín); el surgimiento del Tercer Mundo o el grupo de los países subdesarrollados; la tensión entre pueblos entre el norte desarrollado y el sur subdesarrollado; la revolución cubana, etc.

La paz es la preocupación del Papa. El documento empieza: “La paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios».

El documento nos sugiere criterios de acción a todos, incluso también para los que no son cristianos. Es una clara exhortación a vivir  bajo el amparo de la paz. La paz requiere el cumplimiento del orden que Dios estableció. En dicho orden se ha de reconocer el plan de Dios y las leyes de la naturaleza del hombre.

La paz entre las naciones, considerada como el componente esencial del bien común universal, estará asegurada cuando la convivencia humana esté fundada en la verdad, la justicia, el amor, la libertad. Estos valores constituyen un orden moral, deseado por Dios mismo y que todos los seres racionales podemos llegar a conocer.

El respeto a la dignidad de la persona humana es el fundamento, causa y fin de todas las instituciones sociales y sujeto de derechos y obligaciones, es la condición fundamental para una paz duradera.

Esta Encíclica ofrece una completa enumeración de los Derechos Humanos en el siguiente orden: derecho a la existencia y a los bienes del espíritu; derechos económicos y sociales; derechos de asociación, de comunicación y de participación; derechos cívicos. Todos los derechos generan obligaciones correlativas.

El ejercicio de todos estos derechos supone que la sociedad cree instituciones políticas plenamente democráticas, conscientes de que toda autoridad viene de Dios, que en su ejercicio está sujeta a una ley superior y que antes que apoyarse en la amenaza y el temor de las soluciones penales, lo hará sobre la fuerza moral.

Con el fin de asegurar la paz genuina, lleva al Papa, hoy San Juan XXIII, a postular la constitución de una autoridad política mundial, un anhelo representado en el quehacer de la Organización de las Naciones Unidas y orientado en el espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Propuesta difícil de llevar a la práctica pero que mantiene hoy plena vigencia.

La paz constituye una aspiración universal, hoy y siempre. No debemos vivir acostumbrándonos a que la paz está lejos o que es un sueño. Sino que la paz «Es una tarea permanente de todos».

Durango, Dgo., 8 de Junio del 2014.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango

 

Hemos venido a Roma para acrecentar y profundizar el vínculo de comunión que nos une con el Sucesor de Pedro

mons enrique episcopeo-01La Visita ad Limina Apostolorum es la visita que todos los obispos diocesanos deben realizar a «los umbrales de San Pedro y San Pablo«. “El principal objetivo de una visita como ésta es, obviamente, conocernos para acrecentar y profundizar el vínculo de comunión que une a cada miembro del Colegio Episcopal con el Sucesor de Pedro, ‘principio visible y fundamento visible de la unidad así de los obispos como de todos los fieles’ (LG 23)” (Pablo VI, Discurso, 3-febrero-1977).

Los obispos de México hemos terminado la Visita ad Limina. El Sr. Arz. Héctor González Mtz., y el Ob. Auxiliar (el que suscribe), hemos acudido a la ciudad de Roma, llevando en nuestros informes y en nuestro corazón a toda nuestra Arquidiócesis de Durango. Tres son los momentos que quiero resaltar: el primero, que es con el que hemos culminado la visita, es el encuentro con el Papa Francisco. Es lo que le da sentido a todo lo demás. Ya habíamos tenido un encuentro con él en días pasados, cuando dirigió un mensaje a todos los obispos de México, pero ahora es el encuentro personal con el obispo de Roma, el mayor de los hermanos, la cabeza de la Iglesia.

            Nos recibió a un grupo reducido de obispos, entre ellos a los obispos de la Provincia de Durango, y nos escucho. Cada uno le compartimos algo de nuestras Diócesis y nos animo y nos bendijo junto con todo nuestro pueblo, así se lo pedimos que bendijera a nuestros sacerdotes, religiosos y religiosas, nuestras familias, niños, jóvenes, matrimonios, ancianos, a nuestros catequistas, a nuestros laicos comprometidos. Que bendijera nuestros trabajos pastorales, a los que sufren, a los pobres, a nuestros gobernantes.

            También han sido importantes las visitas a las Congregaciones y Comisiones Pontificias. Cada una de ellas la coordina un Cardenal presidente y un Arzobispo secretario y claro ahí trabajan todo un equipo de personas para tratar los asuntos que conciernen al gobierno de la Iglesia universal. Algunas de ellas son: Congregación para los Obispos, Congregación para el Clero, Congregación para la Vida Consagrada, Pontificio Consejo de la Cultura, Pontificio Consejo Justica y Paz, etc. Visitamos cada una de estas oficinas para plantear y recibir orientaciones para nuestro ministerio episcopal.

            Otro momento de cercanía y de comunión entre nosotros fue la visita y la celebración de la Eucaristía en las cuatro Basílicas mayores: San Pedro, San Pablo Extramuros, San Juan de Letrán y Santa María la Mayor. Ahí, sobre todo en las tumbas de San Pedro y San Pablo profesamos nuestra fe cristiana y nos comprometimos a continuar con la Misión que el Señor nos ha encomendado. El martes 27 por la mañana, iniciamos con la Eucaristía en la tumba de san Pedro, allí en el lugar donde están sus restos, el Sr. Arz. Don Héctor presidio la Eucaristía invitándonos a la conversión de nuestra vida y a la fidelidad en nuestro ministerio.

Durango, Dgo., 1 de Junio del 2014.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango

Papa Francisco: lleven mi saludo al pueblo mexicano y un saludo a la Madre de Guadalupe

mons enrique episcopeo-01Los obispos mexicanos hemos venido en peregrinación a la ciudad de Roma y tiene varias finalidades: visitar las tumbas de los santos apóstoles Pedro y Pablo; saludar al sucesor de Pedro, el Santo Padre Francisco para estrechar los lazos de comunión con su persona y reiterar nuestra fidelidad a su ministerio petrino. También visitar las Congregaciones, los pontificios Consejos, para recibir de ellos, en nombre del Santo Padre consejos y ayudas para desempeñar mejor nuestro ministerio en cada una de nuestras diócesis.

El pasado 19 de mayo nos encontramos con el Santo Padre los obispos que estábamos en Roma. El Cardenal Francisco Robles Ortega en nombre de los obispos de México le dirigió un saludo, después el nos dio un mensaje y al final lo saludamos personalmente.

Un mensaje alentador: en el momento histórico que vivimos debemos “unir esfuerzos a favor de la paz y de una convivencia justa, libre y democrática”. La historia de México no puede entenderse sin los valores cristianos que sustentan el espíritu del pueblo. Ya el Papa emérito Benedicto XVI nos pedía “no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal, a ser valientes y trabajar para que la savia de sus propias raíces cristianas haga florecer su presente y su futuro”. Santa María de Guadalupe, en más de una oportunidad con ternura de madre, ha contribuido a la liberación integral del pueblo mexicano, no con la espada y a la fuerza, sino con el amor y la fe. Nos ha invitado a no dejar de anunciar a todos la Buena Noticia: que Dios, en su misericordia, se ha hecho hombre y se ha hecho pobre (2 Cor 8,9), y ha querido sufrir con quienes sufren, para salvarnos.

Los desafíos del pueblo mexicano: sufren múltiples violencias y quienes más lo viven son los más necesitados, los que carecen de recursos, los desempleados, los que trabajan en condiciones infrahumanas, los que no tienen acceso a los servicios sociales, los migrantes en busca de mejores condiciones de vida, los campesinos. “Se de vuestra preocupación por las víctimas del narcotráfico y por los grupos sociales más vulnerables, y del compromiso por la defensa de los derechos humanos y el desarrollo integral de la persona”.

Consejos para mejorar nuestro ministerio como pastores: nos ha invitado a apreciar a los fieles laicos. La misión de la Iglesia no puede prescindir de ellos, debemos promoverlos y ofrecerles una adecuada capacitación. A ellos les ayudara en su misión dentro de la Iglesia, la Doctrina Social de la Iglesia, sobre todo para que se generen nuevos procesos de evangelización de la cultura.

También debemos apreciar la piedad popular, que es “el modo en que la fe recibida se encarno en la cultura y se sigue transmitiendo”, esta es un punto de partida para conseguir que la fe del pueblo madure y se haga más profunda. Nos anima a intensificar la pastoral de la familia, para que, frente a la cultura deshumanizadora de la muerte, se convierta en promotora de la cultura del respeto a la vida en todas sus fases, desde su concepción hasta su ocaso natural.

Debemos poner más atención a nuestras parroquias, ya que son muy importantes para vivir la fe con coherencia y sin complejos en la sociedad actual. Los sacerdotes son nuestros primeros y más preciosos colaboradores para llevar a Dios a los hombres y los hombres a Dios. Además de promover su formación, debemos interesarnos por ellos, alentarlos en sus trabajos pastorales y encontrarnos personalmente con cada uno de ellos, debemos proponerle constantemente a Jesús como modelo de su vida sacerdotal.

A los consagrados y las consagradas que están en nuestras diócesis, debemos sostenerlos y acompañarlos, para que se integren en la pastoral diocesana. Los jóvenes son la esperanza, son expresión de la fecundidad de la Iglesia y de su capacidad de generar discípulos y misioneros que siembren en el mundo entero la buena simiente del Reino de Dios. Debemos promover en ellos la vocación al sacerdocio y a la vida consagrada.

Envío misionero: Aparecida ha destacado la importancia de la Misión continental permanente, que pone toda la pastoral de la Iglesia en clave misionera y nos pide a cada uno de nosotros crecer en parresia. Así podremos dar testimonio de Cristo con la vida también entre los más alejados y salir de nosotros mismos a trabajar con entusiasmo en la labor que nos ha sido confiada, manteniendo a la vez los brazos levantados en oración, ya que la fuerza del Evangelio no es algo meramente humano, sino prolongación de la iniciativa del Padre que ha enviado a su Hijo para la salvación del mundo.

Durango, Dgo., 25 de mayo del 2014.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango

Medios De Comunicación y Cultura del Encuentro

El tema que el santo padre Francisco aborda para la Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales  en este 2014 es, “Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro”. El Papa puntualiza de frente a esta imperante necesidad de los seres humanos  y en virtud de su  capacidad de comunicar, para vivir la experiencia del encuentro con el otro, y con Dios. En la comunicación y a través de ella podemos, de hecho, encontrar otras personas, nos expresamos a nosotros mismos, nuestro pensamiento, aquello en lo que creemos, cómo querríamos vivir y, quizá lo más importante, aprendemos a conocer a las personas con las que estamos llamados a vivir. Una comunicación semejante requiere honestidad, respeto recíproco y esfuerzo por aprender los unos de los otros; exige la capacidad de saber dialogar respetuosamente con las verdades de los otros.

En nuestra época se está desarrollando una nueva cultura, favorecida por la tecnología, y la comunicación es en un cierto sentido “amplificada” y “continua”. Por tanto, estamos llamados a “hacer descubrir, también a través de los medios de comunicación social, además de en el encuentro personal, la belleza de todo lo que constituye el fundamento de nuestro camino y de nuestra vida, la belleza de la fe, la belleza del encuentro con Cristo” (Discurso del Santo Padre Francisco a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, 21 de septiembre de 2013).

En este contexto, cada uno de nosotros debería aceptar el desafío de ser auténtico, testimoniando los valores en los que cree, su identidad cristiana, su vivencia cultural, expresados mediante un lenguaje nuevo para llegar a compartirlos. La capacidad de compartir, reflejo de nuestra participación en el Amor trinitario creativo, comunicativo y unificante, es un don que nos permite crecer en las relaciones personales, que son una bendición en nuestra vida, así como encontrar en el diálogo una respuesta a esas divisiones que crean tensiones dentro de las comunidades y las naciones.

La era de la globalización impone con fuerza que la comunicación pueda llegar hasta los más remotos lugares del mundo real, pero también “a los ambientes creados por las nuevas tecnologías, a las redes sociales, para hacer visible una presencia… que escucha, dialoga, anima” (Discurso del Santo Padre Francisco a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, 21 de septiembre de 2013), de forma que nadie quede excluido.

La Iglesia vive en el continente digital. No vamos hacia él, ya vivimos en él. El problema es ver cómo la Iglesia es capaz de establecer un diálogo respetuoso con los habitantes de este continente digital. Pensemos por ejemplo, que en una de las más grandes redes sociales, Facebook, hay más de un billón de personas. Es un continente. El problema es ver cómo la Iglesia es capaz de anunciar el Evangelio en este continente. El encuentro es un proceso en el cual el ser humano hace un esfuerzo por ir hacia otro desde su propia identidad: «Esto hace que cuando yo me encuentro con el otro soy más yo mismo y ayudo a que el otro sea más él mismo» nos recuerda el Papa.

Las verdaderas condiciones necesarias para un verdadero encuentro, serán siempre un referente básico en nuestro obrar comunicativo: que cada uno haya aprendido algo de sí mismo, que cada uno ayude al otro a sacar lo mejor de sí mismo, y que exista una transformación en cada quien. El Papa nos exhorta a vivir con intensidad esta convicción que nos acerca a los demás, «en este mundo, los medios de comunicación pueden ayudar a que nos sintamos más cercanos los unos de los otros, a que percibamos un renovado sentido de unidad de la familia humana que nos impulse a la solidaridad y al compromiso serio por una vida más digna para todos. Comunicar bien nos ayuda a conocernos mejor entre nosotros, a estar más unidos. Los muros que nos dividen solamente se pueden superar si estamos dispuestos a escuchar y a aprender los unos de los otros. La cultura del encuentro requiere que estemos dispuestos no sólo a dar, sino también a recibir de los otros.

Durango, Dgo., 18 de MAYO del 2014                                  + Mons. Enrique Sánchez Martínez

                                                                                                    Obispo Auxiliar de Durango

Los Obispos de México “ante las Reformas Constitucionales aprobadas sentimos una gran preocupación por el futuro de nuestro País”

mons enrique episcopeo-01Aunque ya se ha publicado y se ha comentado en la prensa nacional, el mensaje de los obispos mexicanos debe conocerse por todos y llegar a todos, especialmente a los fieles católicos, de nuestra Arquidiócesis (de Durango y de Zacatecas).

El papa Francisco en Evangelii Gaudium (183), nos recuerda que a todos y especialmente a los pastores “nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos… Si bien «el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política», la Iglesia «no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia». Todos los cristianos, también los Pastores, están llamados a preocuparse por la construcción de un mundo mejor. De eso se trata, porque el pensamiento social de la Iglesia es ante todo positivo y propositivo, orienta una acción transformadora, y en ese sentido no deja de ser un signo de esperanza que brota del corazón amante de Jesucristo”.

Con ustedes y como ustedes sentimos gran preocupación por el futuro de nuestro País. Por eso, ante las recientes Reformas Constitucionales aprobadas hacemos nuestras las inquietudes de nuestro pueblo y nos preguntamos de qué manera serán benéficas sobre todo para los desfavorecidos, o si serán una nueva oportunidad para aquellos acostumbrados a depredar los bienes del País.

¿Qué garantizará que la Reforma Educativa impulse un verdadero desarrollo integral para todos; una reforma en la cual se reconozca el derecho fundamental de padres y madres de familia, y la sociedad en su conjunto asuma la responsabilidad que le corresponde; y no venga a alimentar una nueva estructura burocrática que sólo defienda sus propios intereses? ¡Sin educación de calidad no hay personas, ni pueblos libres!

¿Qué garantizará que la Reforma Fiscal fomente una contribución verdaderamente justa, equitativa, corresponsable, clara, sin complejidades y que sea utilizada con honestidad y transparencia para construir un país con menos desigualdades, que favorezca el empleo digno y bien remunerado y las inversiones productivas; o será una maraña en la que puedan evadirse o esconderse quienes se benefician de los recursos del pueblo de México? ¡Sin honestidad, veracidad y transparencia los recursos seguirán siendo botín de pocos!

¿Que garantizará que la Reforma Política consolide una auténtica democracia y una real participación ciudadana que supere las artimañas de los más habilidosos para lucrar con el poder? ¡Sin verdadero amor al prójimo, sólo habrá una búsqueda ambiciosa de pedazos de poder!

¿Qué garantizará que la Reforma Energética haga que los recursos del País se inviertan para superar los graves atrasos de gran parte de la sociedad mexicana, y que las inversiones públicas o privadas, nacionales o extranjeras sean promotoras de progreso social, humano y comunitario, y cuidadosas del medio ambiente, por encima de intereses particulares? ¡Si la persona humana no está por encima del dinero, el dinero le pondrá precio a cada persona!

¿Qué garantizará que la Reforma en Telecomunicaciones ponga al alcance de todos las ventajas de la tecnología, la calidad de los contenidos y el respeto a la dignidad y privacidad de los ciudadanos? ¡Sin verdad y sin justicia los monopolios sólo cambiarán de manos, la manipulación de la opinión pública y de los contenidos la definirán los intereses dominantes!

Las reformas son necesarias para adecuarnos al presente en la búsqueda de un futuro mejor. ¡Pero no nos engañemos! Si no se reforma la mente y el corazón, si no se reforma la conciencia que genere una auténtica escala de valores y nuestra capacidad de encuentro y fraternidad solidaria no habrá reforma que nos ayude a superar las intolerables desigualdades e injusticias sociales que nos llevan a estar más atentos por la vida privada de los artistas, que por el sufrimiento de los migrantes arrojados de un tren por no tener para pagar a los extorsionadores; o a ver como estadística y nota periodística los secuestros, la trata de personas, la impune actividad del crimen organizado, las cuotas forzadas, la violencia y los cadáveres decapitados en fosas clandestinas.

No podemos acostumbrarnos a tener en la pobreza a más de cincuenta millones de mexicanos, muchos de ellos en una miseria que les condena a morir sin atención médica. Esa indiferencia cómplice en contra del valor de la vida humana, es la que hace que se festeje que miles de niños en gestación sean sacados del vientre de la madre para ser arrojados a un bote de basura. ¡Nos falta una verdadera reforma interior para que el País sea mejor!

Esta visión de la parte dolorosa de nuestra realidad podría llevarnos al fatalismo que nos vende la idea que ante el mal no hay solución; que es mejor legalizarlo en la droga o transar con él en el crimen, los creyentes, y en particular los cristianos, sabemos que el camino para superar todo lo que destruya la vida o la dignidad humana, necesita siempre la entrega generosa de la propia vida.

Los cristianos católicos no podemos rendirnos, ni derrotarnos, sino urgidos a participar con la fuerza del Espíritu de Cristo Resucitado. A todos nos urge ser positivos y propositivos y participar. No podemos lamentar el mal sin actuar contra él. ¡Esa participación debe ser cada vez más consciente, organizada y oportuna! No dejemos que las decisiones queden en manos de unos pocos que miran a sus propios intereses. ¡Actuemos!

Durango, Dgo., 4 de Mayo del 2014                                                + Mons. Enrique Sánchez Martínez

                                                                                                    Obispo Auxiliar de Durango

                                                                                                  Email: episcopeo@hotmail.com