LA VIRGEN DE GUADALUPE, SIMBOLO DE NUESTRA IDENTIDAD NACIONAL

Durango, Dgo. 9 de Diciembre 2010. En estos días el ambiente se torna cálido y gratificante, el pueblo mexicano celebra con orgullo de fe a su más importante símbolo de identidad nacional como lo es la Virgen de Guadalupe.  Apenas a unos cuantos días de su aparición a Juan Diego en el Tepeyac, su culto, localizado primordialmente en un principio en el valle de México, se extendió por todo el vasto territorio de la Nueva España y aún más allá, y por todas partes dejó muy vivas manifestaciones de su presencia. De una devoción circunscrita, en sus inicios, a los naturales, pasó a ser la de los mestizos y los criollos, y pronto se universalizó. Todo ello testimoniado por las muchas reproducciones de su imagen, por los templos y altares que se le levantaron, por las obras devotas, teológicas, históricas y literarias que a Ella se dedicaron.

Desde que los misioneros llegaron a nuestro territorio, trajeron consigo a Santa María de Guadalupe, e inculcaron entre los habitantes su prodigioso amor maternal. Convicción incrustada en la esencia misma de nuestra condición de creyentes desde entonces, y por mucho símbolo máximo de identidad cultural, que nos distingue como mexicanos. Una tradición que perdura y que al igual que a nuestros demás hermanos creyentes en el país, nos distingue con aprecio y profunda devoción a tan insigne Señora. El pueblo entero se le entrega con gratitud y amor. Danzas, peregrinaciones, carreras, rosarios, celebraciones especiales y coronación de la imagen, son parte del extraordinario mosaico de manifestaciones de alegría, por ser un pueblo a quien la Madre del verdadero Dios por quien se vive, distinguió como no lo ha hecho con ninguna otra nación. Con gran orgullo podemos hoy afirmar que esta veneración se ha convertido en factor de unidad nacional. A ella nos acogemos y de ella siempre esperamos su segura y eficiente bendición maternal.