EL ADULTERIO ATENTA CONTRA LA INSTITUCIÓN MATRIMONIAL

Durango, Dgo., 1 de abril de 2011. Publicaciones locales han informado que el pasado 24 de marzo, el Senado de la República aprobó la despenalización del adulterio al considerar que las relaciones extramaritales no significan un daño grave de riesgo o de peligro para el ofendido.

En ese sentido, el Secretario Canciller de la Arquidiócesis de Durango, presbítero José de la Luz Guerrero Haro, opinó que  para la enseñanza milenaria de la Iglesia basada en la Sagrada Escritura, y en la Ley natural y moral, se mantiene la vigencia de que el adulterio es un pecado grave; independientemente de que las leyes civiles declaren la despenalización, sigue siendo moralmente ilícito e inmoral.

«La materia grave es precisada por los Diez Mandamientos según la respuesta de Jesús al joven rico: «No mates, no cometas adulterio. . . (Mc 10,19), incluso condena el deseo de cometer adulterio. Lesiona el signo de la Alianza que es el vínculo matrimonial. Quebranta el derecho del otro cónyuge y atenta contra la institución matrimonial, violando el contrato que le da origen», añadió.

El Secretario Canciller, dijo que hay comportamientos concretos, como la fornicación y el adulterio, que siempre es un error elegirlos, porque su elección comporta un desorden de la voluntad, es decir, un mal moral. «Es erróneo juzgar de la moralidad de los actos humanos considerando sólo la intención que los inspira o las circunstancias, por ejemplo el ambiente, que son su marco. Hay actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias y de las intenciones, son gravemente ilícitos por razón de su objeto, por ejemplo el adulterio».

A los católicos bautizados, se les exhorta a vivir las enseñanzas de Cristo y de la Iglesia, y a los casados a renovar su fidelidad mutua; aunque el ambiente y las modas de comportamiento mostraran que la mayoría lo cometiera, recordando que el adulterio es pecaminoso aunque todo mundo lo llegara a practicar. Aquí, ni las leyes ni la mayoría de las opiniones pueden dar licitud y moralidad a lo que intrínsecamente es desordenado, y va contra la santidad de la alianza matrimonial.

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