La Arquidiócesis de Durango desea a la comunidad en general, un año 2014 lleno de abundantes bendiciones. Así lo informó el Vocero de La Arquidiócesis, Víctor Solís, quien añadió que: “…Tenemos la gracia de recibir un año nuevo 2014, y con él, un cúmulo de bendiciones provenientes del Padre que en el Hijo, y por gracia del Espíritu Santo, plenifica el tiempo. El año concluido nos ha dejado la grata satisfacción de haber recibido a un sucesor más del Apóstol Pedro en nuestra Iglesia Universal, el Papa FRANCISCO. Hemos celebrado la fiesta Aurea de ministerio sacerdotal de nuestro querido PASTOR Don Héctor González Martínez; el 450 de nuestra bella ciudad de Durango; el inicio generoso en nuestras comunidades parroquiales de la etapa de la INICIACIÓN CRISTIANA. En gratitud por semejantes dones, les alentamos y motivamos al inicio del año 2014, a seguir caminando con actitudes de gran Esperanza, que reflejen y den Testimonio del Credo cristiano que profesamos.”
ADhttps://arquidiocesisdurango.org/wp-content/uploads/2019/08/logotexto-arquidiocesis-02-1-300x99.pngAD2013-12-30 19:13:142013-12-30 19:13:14Feliz año nuevo desea la Arquidiócesis de Durango
La Pastoral Penitenciaria de la Arquidiócesis de Durango ha planeado múltiples eventos religiosos con motivo de Fin de Año y de Año Nuevo, dentro del Centro de Readaptación Social (CERESO) No. 1 en la Ciudad de Durango. Así lo informó el Diácono Sergio Rojero, encargado de dicha Pastoral, quien explicó que: “…El lunes 30 de diciembre se celebrará con los custodios del CERESO, a las 9:00 horas, la Eucaristía de Acción de Gracias por el año que termina. El martes 31 se ofrecerá una Hora Santa para los internos, en punto de las 17:00 horas. El miércoles 1 de enero, se celebrará la Eucaristía de Año Nuevo para internos, en punto de las 11:00 horas. Para dichas actividades se cuenta siempre con el apoyo de algunos presbíteros que acuden a fortalecer estas celebraciones . Todo se hará en la Capilla que se encuentra en el interior del reclusorio.”
ADhttps://arquidiocesisdurango.org/wp-content/uploads/2019/08/logotexto-arquidiocesis-02-1-300x99.pngAD2013-12-28 18:05:312013-12-28 18:05:31Pastoral penitenciaria celebra el fin de año
Meditaremos en la primera lectura tomada del libro del Eclesiástico, libro compuesto por Jesús Ben Sirá, sabio profesor de Jerusalén, que desde joven se aplicó al estudio de la sabiduría, al principio del S. II a.C.; libro compuesto para enseñar, cómo conducirse en la vida y al mismo tiempo en los preceptos de la Ley judía; el libro fue llamado Eclesiástico, por el frecuente uso que de él se hizo en las reuniones litúrgicas durante los primeros siglos de la Iglesia.
Escuchemos a Ben Sirá dirigirse a sus alumnos: “el Señor da más honor al padre que a los hijos y confirma el derecho de la madre sobre ellos. El que honra a su padre alcanza el perdón de sus pecados, el que respeta a su madre amontona tesoros. El que honra a su padre recibirá alegría en sus hijos, y cuando ore será escuchado. El que respeta a su padre tendrá una larga vida, quien obedece al Señor complace a su madre, y sirve al Señor sirviendo a sus padres como amos” (3, 1-7). Todo este libro que nosotros llamamos Eclesiástico, contiene profunda sabiduría que nos puede servir para renovar las familias y nuestra entera vida cristiana. Escuchen unos botones más de muestra: “no pongas la confianza en tus riquezas, ni digas con esto me basta; no dejes que tus instintos y tu fuerza se vayan detrás de las pasiones de tu corazón; no digas: pequé y ¿qué me ha sucedido? Porque el Señor sabe esperar” (5, 1-4).
Actualmente se comenta mucho sobre el diseño de Dios para la familia. Por una parte resaltamos algunos grandes valores que manifiestan la presencia de Dios, como: el avance de la libertad y de la responsabilidad sobre la paternidad y la educación, la legitima aspiración de la mujer a la igualdad de derechos y deberes con el varón, la apertura al diálogo hacia toda la gran familia humana, la estima de las relaciones auténticamente personales. Por otra parte, se constatan crecientes dificultades, como la degradación de la sexualidad, la visión materialista y hedonista de la vida, la actitud permisiva de los padres, el debilitamiento de los vínculos familiares y de la comunicación entre generaciones.
El Antiguo Testamento describe la familia como paz, abundancia de bienes materiales, concordia y descendencia numerosa, como signos de la bendición del Señor; la ley fundamental era la obediencia moderada por el amor; esta obediencia no sólo era signo y garantía de bendición y prosperidad para los hijos, sino también un modo para honrar a Dios en los padres. El Cristianismo ha llevado a una superación constante de este tipo de familia con miras al Reino: S. Pablo pide a los esposos y a los hijos cristianos vivir su vida familiar bajo el espejo de la familia trinitaria, en la obediencia de fe como Abraham; S. Juan nos recuerda la filiación divina que el Padre nos ha dado.
El Evangelio de hoy nos presenta la experiencia de Cristo que entra en el tejido de una familia humana concreta, traza un cuadro realístico de las variadas circunstancias a las que es sujeta la vida de toda familia. En cualquier familia, no todo es miel sobre hojuelas, toda familia pasa por los sufrimientos y las dificultades del exilio, y de la persecución; por las crisis de trabajo, la separación, la emigración, la lejanía En la Sagrada Familia, como en toda familia, hay gozos y esperanzas, del nacimiento a la infancia, hasta la edad adulta; en ella maduran acontecimientos alegres y tristes para cada uno de sus miembros; después del encuentro de Jesús en el templo de Jerusalén, María y José guardan silencio, no objetan la opción de Jesús, pues intuyen que es una opción que los excluye de la vida del hijo único, una opción regada con lágrimas, pero la aceptan, porque así es la voluntad de Dios. Esto me lleva a terminar reflexionando en las muchas circunstancias que se presentan a los papás, cuando los hijos quieren elegir una profesión que no agrada a los papás, o formar su propio hogar o seguir una vocación sacerdotal o religiosa y los padres se resisten, cuando su papel es apoyar. El día 1º de este mes cumplí 50 años de sacerdote y mucho recordé que cuando el Sr. Arz. D. José Ma. González y Valencia me dijo “vete al Seminario”, no pedí permiso a mis papás; solo les dije: “me voy al Seminario” y ellos, aun siendo pobres, siempre me apoyaron.
. Héctor González Martínez
Arz. de Durango
https://arquidiocesisdurango.org/wp-content/uploads/2019/08/logotexto-arquidiocesis-02-1-300x99.png00ADhttps://arquidiocesisdurango.org/wp-content/uploads/2019/08/logotexto-arquidiocesis-02-1-300x99.pngAD2013-12-28 16:17:122013-12-28 16:17:12Domingo de la Sgda. Familia: 29-XII-2013 Dichoso el que teme al Señor
Episcopeo: «Jesús, José y María modelo de amor familiar»
El Papa Juan Pablo II nos recuerda que: «la familia es patrimonio de la humanidad, porque a través de ella, de acuerdo con el designio de Dios, se debe prolongar la presencia del hombre en el mundo». La familia es el lugar donde, por voluntad de Dios y por naturaleza, se asegura la continuidad de una humanidad que no puede permitir su anquilosamiento vital. Cada ser humano significa un nuevo enriquecimiento y una irrepetible aportación al patrimonio de la humanidad.
La familia no sólo cumple la trascendental misión de transmitir la vida y prolongar así la humanidad, es también motor de humanidad: «lejos de ser un obstáculo para el desarrollo y crecimiento de la persona, la familia es el ámbito privilegiado para hacer crecer todas las potencialidades personales y sociales que el ser humano lleva inscritas en su ser». Es el ambiente donde cada uno de los hijos descubre e inicia la andadura de su vocación humana y cristiana.
También para los esposos, la familia que ellos constituyen es ámbito de su propia realización personal, firme arquitectura y provocadora plataforma sobre la que afirmar y realizar el proyecto compartido de su vocación humana y cristiana. A través de los esposos llega a este mundo parte del caudal de creatividad amorosa con que Dios plenifica y santifica a la humanidad. La experiencia de comunión y participación que caracteriza la vida diaria de la familia, representa su primera y fundamental aportación a la humanización y socialización de la persona.
La familia es primera e insustituible escuela creadora de humanidad, ejemplo y estímulo para las relaciones comunitarias más amplias, mediante la transmisión de virtudes y valores. En una sociedad que corre el peligro de ser cada vez más despersonalizada y masificada, y, por tanto, inhumana y deshumanizadora, la familia posee y comunica todavía hoy energías formidables capaces de sacar al hombre del anonimato, de mantenerlo consciente de su dignidad personal, de enriquecerlo con profunda humanidad y de injertarlo activamente en el tejido de la sociedad.
La fe cristiana nos presenta la familia como el primer lugar y la primera experiencia de la vocación que todos los seres humanos tenemos: a construir e integrarnos en la gran familia humana, es decir, la gran familia de los hijos de Dios. A través de las relaciones que se viven en el seno de la familia, se despierta la experiencia de la paternidad de Dios y de la fraternidad de Cristo. Todo ser humano, en especial el pobre y el necesitado (Mt 25, 31-40), se nos desvela hermano en Cristo, miembro indispensable de esa gran familia que, bajo la paternidad de Dios, es la humanidad entera. La familia es capaz de provocar la más temprana vivencia y manifestación de esa familiaridad que brota de nuestra identidad de hijos de un mismo Padre y que abarca a toda la familia humana.
La Fiesta de Navidad nos recuerda que Cristo, el Hijo de Dios, eligió una familia para hacer presente su Encarnación y su Buena Noticia en medio de la familia humana. En las vicisitudes y al amparo de una vida familiar, su personalidad humana se fue forjando en una vida familiar, en el ambiente vital y humanizante de la Sagrada Familia. Compartió la experiencia familiar para, desde ella, sacar adelante su misión específica. También para Él una familia fue el espacio físico y humano donde asentar y desarrollar su humanidad. Cristo nos manifiesta la plenitud de lo humano, y lo hace empezando por la familia en que eligió nacer y crecer. El misterio de la Encarnación del Hijo de Dios está vitalmente asociado con la vida de una familia concreta, y desde ella con todas las familias que con su entrega y testimonio enriquecen la humanidad. Por eso, la Iglesia, fiel seguidora de Cristo que vino al mundo para servir (Mt 20, 28) considera el servicio a la familia y a la familia humana (GS 3) entre sus principales y más queridas tareas.
Oremos con el Papa Francisco a la Sagrada Familia: Jesús, María y José, a vosotros, Santa Familia de Nazaret, dirigimos hoy la mirada con admiración y confianza; en vosotros contemplamos la belleza de la comunión en el verdadero amor; a vosotros os encomendamos todas nuestras familias, para que se renueven en ellas las maravillas de la gracia. Santa Familia de Nazaret, escuela atrayente del santo evangelio: enséñanos a imitar tus virtudes con una sabia disciplina espiritual, dónanos la mirada límpida en la que se reconoce la obra de la Providencia en las realidades cotidianas de la vida. Santa Familia de Nazaret, custodios fieles del misterio de la salvación: haced renacer en nosotros la estima por el silencio, que nuestras familias vuelvan a ser cenáculos de oración, transformadas en pequeñas Iglesias domésticas. Renueva el deseo de la santidad, sostén la noble fatiga del trabajo, de la educación, de la escucha, de la comprensión recíproca y del perdón. Santa Familia de Nazaret, devuelve a nuestra sociedad la conciencia del carácter sagrado e inviolable de la familia, bien inestimable e insustituible. Qué cada familia sea morada acogedora de bondad y de paz para los niños y para los ancianos, para quien está enfermo y solo, para quien es pobre y necesitado. Jesús, María y José os rezamos con confianza, y nos ponemos con alegría bajo vuestra protección.
https://arquidiocesisdurango.org/wp-content/uploads/2019/08/logotexto-arquidiocesis-02-1-300x99.png00ADhttps://arquidiocesisdurango.org/wp-content/uploads/2019/08/logotexto-arquidiocesis-02-1-300x99.pngAD2013-12-28 16:09:462013-12-28 16:09:46Episcopeo: "Jesús, José y María modelo de amor familiar"
La Casa Hogar Santa Elena (CAHSE) para personas de la tercera edad, ubicada en Río Grande, Zacatecas y perteneciente a la Arquidiócesis de Durango, llevó a cabo el día 27 de diciembre el “Pañalazón 2013” en la plaza principal de la ciudad mencionada. Así lo informó la señora Elba Santos, Vocera de CAHSE, quien explicó que: “…Algo esencial para apoyar a los abuelitos de nuestra casa hogar, es proveerlos de pañales para adultos mayores. Por eso estuvimos recolectando los mismos durante todo el día. Además, el evento también sirvió para dar por terminado el “Recolectón” que se realizó durante el mes de diciembre, y que consistió en un boteo para juntar recursos económicos. La CAHSE es motivada por el Obispo Auxiliar Enrique Sánchez Martínez, y el Padre Miguel López, Párroco de la Santa Veracruz, nos ayuda con dichas actividades.”
ADhttps://arquidiocesisdurango.org/wp-content/uploads/2019/08/logotexto-arquidiocesis-02-1-300x99.pngAD2013-12-27 19:47:472013-12-27 19:47:47Recolección de apoyos para abuelitos en Río Grande
La Congregación Religiosa “Misioneras de San José y Santa María de Guadalupe” de la Arquidiócesis de Durango, han aportado una religiosa más a nuestra Iglesia Local, pues la Hermana Gloria de María Cervantes García profesó sus votos ante Dios nuestro Señor en días recientes. Así lo informó la Madre Superiora Juanita Alfaro Valenciana, quien explicó que: “…Nos sentimos muy felices y agradecidas con Dios por este acontecimiento, pues además la Eucaristía durante la cual, la Hermana Gloria profesó sus votos, fue oficiada por el Excelentísimo Señor Arzobispo Don Héctor Gonzáles Martínez, quien es nuestro fundador. La celebración se llevó a cabo en la Parroquia de Santa María de Guadalupe, en Antonio Amaro, Guadalupe Victoria.”
ADhttps://arquidiocesisdurango.org/wp-content/uploads/2019/08/logotexto-arquidiocesis-02-1-300x99.pngAD2013-12-26 18:41:182013-12-26 18:41:18Una religiosa más para nuestra Iglesia local
La Arquidiócesis de Durango, hoy 24 de diciembre, desea a toda la comunidad Católica que la fiesta de la Navidad, el nacimiento de Nuestro Redentor, en la cual Dios se hace hombre, para hacer al hombre hijo de Dios, traiga paz, alegría, sabiduría y justicia en nuestras familias. Así lo Informó el Pro Vicario General Presbítero Licenciado Herminio Talavera, quien explicó que: “…En vísperas de la Navidad, en todas las parroquias se celebra la Eucaristía con intención que las familias vivan los dones que Jesús nos ha traído. La Navidad es una fiesta familiar en la que los padres deben celebrar junto a sus hijos para que el Evangelio y el nacimiento de Jesucristo, sea una catequesis. Como expresaron el Beato Juan Pablo II y el Papa Emérito Benedicto XVI, debemos abrir a Jesús las puertas de nuestro corazón, y Él nos dará el verdadero sentido de la alegría.”
ADhttps://arquidiocesisdurango.org/wp-content/uploads/2019/08/logotexto-arquidiocesis-02-1-300x99.pngAD2013-12-23 19:49:172013-12-23 19:49:17Abramos a Jesús las puertas de nuestro corazón
El Seminario Menor de la Arquidiócesis de Durango, se honra en informar a la comunidad Católica, que hoy domingo 22 de diciembre el Excelentísimo Señor Arzobispo Don Héctor González Martínez lleva a cabo la “Imposición de Sotanas” a los alumnos del primer grado de la Noble Institución. Así lo informó el Padre Abraham Mejía, Promotor Vocacional, quien explicó que: “…Cada año durante el mes de diciembre, se impone la tradicional sotana negra de los seminaristas, con su banda azul y la cota blanca, a los alumnos del primer grado, para que hagan conciencia del proceso vocacional que ya han iniciado, y se sientan parte de nuestro Seminario. Dicha sotana la visten diariamente para celebraciones litúrgicas. Estarán presentes los familiares y amigos de los muchachos.”
ADhttps://arquidiocesisdurango.org/wp-content/uploads/2019/08/logotexto-arquidiocesis-02-1-300x99.pngAD2013-12-21 17:52:582013-12-21 17:52:58Arzobispo de Durango impone sotanas en el Seminario Menor
Leyendo hoy en la segunda lectura, de la Carta a los Hebreos, Jesús dice: “no has querido sacrificio ni ofrenda, holocausto ni sacrificio por el pecado, cosas ofrecidas según la Ley; pero me preparaste un cuerpo, entonces dije: he aquí que vengo, para hacer, oh Dios, tu voluntad… con esto anula el primer sacrificio, y establece uno nuevo”. El autor, citando al salmo 39, vv 5-7: “Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero hiciste que te escuchara; no pides sacrificios ni víctimas”, subraya que la muerte de la víctima no es agradable a Dios, si no va acompañada del cumplimiento de la voluntad de Dios; ve en la perfección del sacrificio de Cristo la anulación de todos los sacrificios antiguos. La misma validez del sacrificio de Cristo no está en su muerte a manos de los hombres, sino en su voluntad de sellar con su muerte, la decisión tomada al entrar a este mundo, de donde la Navidad toma valor salvífico; “he aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad”, “justamente, hemos sido salvados y justificados, por esta voluntad: por esa ofrenda hecha por Cristo Jesús, una vez para siempre”.
En el Evangelio de S. Lucas, leemos hoy, que, después de la anunciación del Ángel, María viajó
a una ciudad de Judá, “y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel”, su prima, que también estaba en cinta, de modo admirable. Y narra S. Lucas, que “apenas Isabel escuchó el saludo de María, el niño exultó de gozo en su seno. E Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó con fuerte voz: bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre”. La escena une dos anunciaciones, a María y a Zacarías, y los dos nacimientos, el de Jesús y el de Juan Bautista. En medio está María, que exclamó: “mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi Salvador; porque ha mirado la humildad de su sierva”.
Este encuentro nos ofrece la primera bienaventuranza evangélica: “bienaventurada tú que creíste en el cumplimiento de las palabras del Señor”: por la fe de Abraham inició la obra de la salvación; por la fe de María inició su cumplimiento definitivo. Por María, Jesús aparece como el Mesías; porque su presencia atrae el Espíritu y con Él, el gozo.
Jesús, Hijo de María e Hijo del Altísimo, gusta de hacerse preceder y anunciar por los pobres y los humildes; quiere rodearse de sencillez y verdad. Belén, era la más pequeña entre los ciudades de Judá; ella tendrá el honor de dar lugar al nacimiento del Mesías prometido por los profetas, a aquel que extenderá su Reino de paz los últimos confines de la tierra.
Humildes y pastoriles serán también los orígenes de David. El futuro Mesías fue presentado más como el humilde descendiente del David, pastor de Belén, y no del David glorioso de la ciudad real. Humildes y pobres son los primeros portadores de la esperanza y de la salvación. Así es María al igual que Isabel. Por la misma humildad y pobreza Isabel, iluminada por el Espíritu Santo, reconoce en María a la Madre del Salvador y proclama el misterio cumplido en Ella.
Y María, prorrumpiendo en el cántico del Magnificat, por las grandes cosas obradas en Ella, y por la gracia concedida a su pariente, dice: “el Señor ha mirado la humildad de su sierva”. La salvación prometida a Israel, inició con la Encarnación del Mesías, Todo esto, con una admirable atención y respeto a los protagonistas. Signo de este inicio, es la concesión de los bienes mesiánicos y espirituales, hecha aún a los pobres y a los humildes, y a quienes se reconozcan necesitados de salvación. En este punto, María es la morada viviente de Dios en medio de los hombres; es la portadora de la presencia divina que salva.
El autor de la Carta a los Hebreos, afirma que, en fuerza de su pobreza y de su obediencia, Jesús nos mereció el perdón de los pecados y nos ha salvado. Para el encuentro de los hombres con Dios, para su unidad y paz, en el designio de Dios se requería alguien que fuera plena y totalmente hombre, exceptuando el pecado. Por ello, Jesús quiso ser hijo de María.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango
ADhttps://arquidiocesisdurango.org/wp-content/uploads/2019/08/logotexto-arquidiocesis-02-1-300x99.pngAD2013-12-21 16:13:542013-12-21 16:13:54Domingo IV de Adviento; 22-XII-2013 Jesús, hijo de María