Año de la Familia

Hace casi seis años que, habiendo regresado a Durango, me preguntaron en rueda de prensa sobre mis propósitos u objetivos en Durango; contesté que no traía nada preparado; que mi objetivo primero sería ver lo que estuviera bien para reforzarlo y ver lo que estuviera mal para enderezarlo.
En consecuencia, como Sucesor de los Apóstoles y Pastor de esta noble Iglesia, emulando al Apóstol Pablo, pasé un año, observando las realidades humanas, sociales y espirituales y la actividad pastoral; recorrí todos los rumbos de nuestra Iglesia local,
Especialmente me llamaron la atención las seis prioridades pastorales: 1.- Evangelización y Catequesis, 2.- Pastoral Litúrgica, 3.- Pastoral Social, 4.- Pastoral Familiar, 5.- Pastoral Juvenil y 6.- Formación de Agentes.
Detecté una profunda religiosidad, una liturgia viva y unos atisbos de Pastoral Social, impulsados por el II Sínodo Diocesano y por los dos Planes Diocesanos de Pastoral. Simultáneamente detecté pasividad, superficialidad, y abulia, sobre todo para la Nueva Evangelización, formar las conciencias y la proyección social de la fe. No observé generosidad y entusiasmo en la realización de tan altas y promisorias metas.
En consecuencia, hace casi cinco años, propuse a los cuadros pastorales un programa, resaltando aspectos apremiantes y entre ellos una Misión Diocesana que despierte el entusiasmo de ser cristianos y la generosidad por evangelizar.
Así, después de un año de preparación, “caminando, caminando”, ya hemos realizado tres Etapas de la Misión Arquidiocesana: 1ª Etapa Kerygmática, 2ª Etapa Bíblica y 3ª Etapa Catequética. Ahora nos aprestamos para una 4ª Etapa como Año de la Familia.
Año de la familia, porque la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es Familia Trinitaria y en su Nombre estamos bautizados. Año de la Familia, porque la Iglesia es la gran Familia de Dios, y, si en próximos días, la Iglesia Católica se concentra en Ciudad de México celebrando el VI Encuentro Mundial de las Familias, nuestra Misión Diocesana, dedicará todo este año a dicho tema. Año de la familia, para recoger la ancestral tradición de la familia mexicana, que es el aspecto humano-cristiano más afectado por el relativismo y el reduccionismo de la postmodernidad. Año de la familia, para repasar o recoger las raíces tradicionales de la familia mexicana y revitalizarlas con el injerto del Evangelio. Año de la familia, para hacer eco al tema del VI Encuentro mundial de las familias, a saber: “la Familia formadora de los valores humanos y cristianos”.
Pero para ello se necesita enjundia, entusiasmo y hasta valor para dejar el pellejo en las trancas por el Evangelio. Muchos se empeñan en la Misión Arquidiocesana, mientras que otros se contentan con recoger migajas del pasado.
Para enfervorizarnos en la búsqueda de estos objetivos, en la inauguración de la 4ª Etapa, anhelando una Iglesia bonita y sencilla, ayer, viva y dinámicamente, vigorosa y pujantemente proclamamos nuestro Pregón de compromisos.
Y después del Pregón llenos de alegría y optimismo, entonamos el himno de la familia: “que ninguna familia comience en cualquier de repente; que ninguna familia se acabe por falta de amor; la pareja sea uno en el otro de cuerpo y de mente, y que nada en el mundo separe un hogar soñador. ¡Bendecid oh Señor las familias, Amén; Bendecid, oh Señor, la mía también!”
Durango, Dgo. 11 de enero del 2009.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango.

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