LA CARIDAD EN LA VERDAD XIII

La lógica mercantil no es suficiente para resolver todos los problemas sociales de la actividad económica, debe estar ordenada a la consecución del bien común, éste es responsabilidad de la comunidad política. Por tanto, separar la gestión económica de la acción política, es causa de graves desequilibrios.
La actividad económica no es antisocial, por esto el mercado no es el campo donde el más fuerte destruye o domine al más débil. La sociedad no debe protegerse del mercado. Cuando el mercado se orienta en sentido negativo, no es por sí mismo, sino por cierta ideología que lo guía hacia allá. Así, la economía y las finanzas pueden ser mal utilizadas cuando quien los gestiona lo hace de manera egoísta. Así se transforman medios de por si buenos en perniciosos. Esto lo produce la razón oscurecida del hombre, no el medio en cuanto tal.
Se pueden vivir relaciones auténticamente humanas de amistad y de sociabilidad, de solidaridad y de reciprocidad, dentro de la actividad económica, esto lo ha afirmado constantemente la Doctrina Social de la Iglesia. El sector económico no es ni éticamente neutro ni inhumano o antisocial por naturaleza. Es una actividad el hombre, y por esto, debe ser articulada e institucionalizada éticamente.
El gran desafío que tenemos es mostrar que no solo no se pueden olvidar o debilitar los principios tradicionales de la ética social, como la transparencia, la honestidad y la responsabilidad, sino que en las relaciones mercantiles el principio de gratuidad y la lógica del don, pueden y deben tener espacio en la actividad económica ordinaria. Es una exigencia del hombre en el momento actual, pero también es una exigencia de la caridad y de la verdad al mismo tiempo.
La Doctrina Social de la Iglesia ha sostenido que la justicia afecta a todas las fases de la actividad económica y tiene que ver con el hombre y sus derechos. Toda la actividad económica tiene consecuencias de carácter moral. Es necesario que en el mercado se dé cabida a actividades económicas de sujetos que optan libremente por ejercer su gestión movidos por principios distintos al del mero beneficio, sin renunciar por ello a producir valor económico. Muchas iniciativas de este tipo vienen son de grupos religiosos y laicos y demuestran que en verdad esto es posible.
En la globalización, la economía refleja modelos competitivos vinculados a culturas muy diversas entre si, esto lleva a que el comportamiento económico y empresarial que se desprende de ello, tiene en común el respeto de la justicia conmutativa. Sin dudad, para ello, es necesario el contrato para regular las relaciones de intercambio. Pero también necesita leyes justas y formas de redistribución guiadas por la política, además de obras caracterizadas por el espíritu del don.

Durango, Dgo. 11 de octubre del 2009.

+ Héctor González Martínez
Arz. de Durango

LA CARIDAD EN LA VERDAD XII

“Fraternidad, Desarrollo Económico y Sociedad Civil”.

La caridad en la verdad pone al hombre ante la sorprendente experiencia del don. La gratuidad está en la experiencia del hombre de muchas maneras pero no la percibe. El ser humano está hecho para el don que desarrolla su dimensión trascendente. El hombre moderno cae en el error de considerar que él es el único autor de sí mismo, de su vida y de la sociedad, esto es fruto del egoísmo que procede del pecado de los orígenes. No hay que olvidar el pecado original, ni siquiera en la interpretación de los fenómenos sociales y en la construcción de la sociedad. “Ignorar que el hombre posee una naturaleza herida, inclinada al mal, da lugar a graves errores en el dominio de la educación, de la política, de la acción social y en la construcción de la sociedad”. Creerse autosuficiente y capaz de eliminar por sí mismo el mal de la historia, ha inducido al hombre a confundir felicidad y la salvación con formas inmanentes de bienestar material y de actuación social. En la economía se manifiestan los efectos perniciosos del pecado, cuando exige autonomía y no estar sujeta a injerencias de tipo moral, esto ha llevado a abusar de los instrumentos económicos y a veces de manera destructiva. Todo esto ha desembocado en sistemas económicos, sociales y políticos que han tiranizado la libertad de la persona y de los organismos sociales. De esta forma se elimina de la historia la esperanza cristiana, no hay que olvidar que es un poderoso recurso social al servicio del desarrollo humano integral, en la libertad y en la justicia. La esperanza sostiene la razón y le da fuerza para orientar la voluntad, la fe la suscita. La caridad en la verdad se nutre de ella y la manifiesta. La verdad, que como la caridad es don, nos supera. Nuestra propia verdad, nuestra conciencia personal, nos han sido dadas. La verdad no es producida por nosotros, se encuentra, se recibe.
Como don, al caridad en la verdad es una fuerza que funda la comunidad, unifica a los hombres. Nunca podrá ser organizada solo por las solas fuerzas del hombre. La unidad del género humano, la comunión fraterna, nace de la Palabra de Dios-Amor que nos convoca. El desarrollo económico, social y político, si quiere ser auténticamente humano, necesita dar espacio al principio de gratuidad como expresión de la fraternidad.
Cuando en la sociedad exista confianza recíproca, el mercado será: “la institución económica que permite el encuentro entre las personas, como agentes económicos que utilizan el contrato como norma de sus relaciones y que intercambian bienes y servicios de consumo para satisfacer sus necesidades y deseos”. Pero debe estar sujeto a los principios de la justicia conmutativa, que regula la relación entre dar y recibir entre iguales. La Iglesia en su Doctrina Social ha subrayado siempre la importancia de la justicia distributiva y de la justicia social para la economía de mercado; si el mercado se rige únicamente por el principio de equivalencia del valor de los bienes que se intercambian, no llega a producir la cohesión social que necesita para su buen funcionamiento. Sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica. Hoy la pérdida de confianza es grave.
Pablo VI afirmó que el sistema económico se habría aventajado con la práctica generalizada de la justicia, ya que los primeros beneficiados del desarrollo de los países pobres hubieran sido los países ricos. No fue así. Es equivocada la visión de quienes piensan que la economía de mercado tiene necesidad estructural de una cuota de pobreza y de subdesarrollo para funcionar mejor.

Durango, Dgo. 04 de octubre del 2009.

+ Héctor González Martínez
Arz. de Durango

LA CARIDAD EN LA VERDAD XI

31-33.- La Doctrina Social de la Iglesia (DSI) puede desempeñar una función extraordinaria en lo que se refiere la búsqueda de una interdisciplinariedad de las distintas ciencias, la fe, la teología, la metafísica, y colaborar eficazmente al desarrollo humano integral. Una de las causas del subdesarrollo es una falta de sabiduría, de reflexión, de pensamiento capaz de elaborar una síntesis orientadora y requiere una clara visión de todos los aspectos económicos, sociales, culturales y espirituales, la DSI puede ejercer esta dimensión sapiencial. Cuando no hay diálogo, apertura entre las ciencias y la fe, dañan el desarrollo del saber y también el desarrollo de los pueblos. Ampliar nuestro concepto de razón y de su uso, para conseguir ponderar todos los términos de la cuestión del desarrollo y de la solución a los problemas socioeconómicos.
Las grandes novedades que hoy plantea el desarrollo de los pueblos exigen nuevas soluciones. Éstas deberán buscarse en el respeto de las leyes propias de cada cosa y a la luz de una visión integral de la persona humana. La justicia y la dignidad de la persona humana exigen detener las desigualdades y buscar como prioridad el acceso al trabajo por parte de todos. Cuando aumentan las desigualdades, es decir la pobreza relativa, se erosiona la cohesión social y tiene un impacto económico negativo, ya que se desgasta el capital social, es decir, las relaciones de confianza, fiabilidad y respeto de las normas, indispensables en toda convivencia civil.
Hay que recordar que rebajar la cultura a la dimensión tecnológica, a la larga obstaculiza el enriquecimiento y las dinámicas de colaboración. Se debe valorar las consecuencias que tienen sobre las personas las tendencias hacia una economía de corto plazo. Esto exige una nueva y más profunda reflexión sobre el sentido de la economía y sus fines. Hay que revisar el modelo de desarrollo, para corregir, sus disfunciones y desviaciones. Esto lo exige el estado de salud ecológica del planeta, lo requiere la crisis cultural y moral del hombre.
La crisis económico-financiera que se está produciendo ha revelado que el argumento de fondo de la Populorum Progressio siga siendo un problema actual y más profundo. Es cierto que ha habido crecimiento económico en algunas zonas del planeta, pero en otras partes sigue habiendo miseria. Algunas causas de esta problemática Pablo VI ya las habías señalado: altos aranceles aduaneros que impedían a los productos de los países pobres llegar a los mercados de los ricos; la valoración del proceso de descolonización que ha tenido un camino difícil, ya que han aparecido nuevas formas de colonialismo y dependencia en los países poderosos, y graves irresponsabilidades internas en los países que se han independizado.
La novedad principal ha sido el estallido de la interdependencia planetaria: globalización, que parcialmente Pablo VI ya lo había previsto. Ha sido sorprendente el alcance y su auge; surgió en los países económicamente desarrollados y ha implicado, por su naturaleza, a todas las economías; ha sido el motor principal para que regiones enteras superaran el subdesarrollo, ha sido una gran oportunidad. Pero sin la guía de la caridad en la verdad, este impulso planetario puede contribuir a crear riesgos de daños hasta ahora desconocidos y nuevas divisiones en la familia humana. La caridad en la verdad nos plantea un compromiso inédito y creativo: se trata de ensanchar la razón y hacerla capaz de conocer y orientar estas nuevas e imponentes dinámicas animándolas en la perspectiva de la civilización del amor, de la cual Dios ha puesto la semilla en cada pueblo y en cada cultura
Así terminamos el capítulo segundo que partió del análisis de la Populorum Progressio sobre la realidad del desarrollo humano, reconociendo la realidad actual y los retos y perspectivas que implica en nuestro tiempo el desarrollo humano desde la “caridad en la verdad”.
Durango, Dgo. 27 de septiembre del 2009. + Héctor González Martínez
Arz. de Durango

LA CARIDAD EN LA VERDAD X

28.- El respeto a la vida es otro tema que ha tomado mayor relieve y que tiene mucho que ver con el tema del desarrollo de los pueblos: la pobreza y el subdesarrollo están vinculados con las formas de cómo la vida se ve impedida de diversas formas. La pobreza provoca un alto índice de mortalidad; existen prácticas de control demográfico por parte los gobiernos que difunden la contracepción e imponen el aborto; en algunos países existen legislaciones contrarias a la vida y han condicionado la praxis y costumbres difundiendo una mentalidad antinatalista: organizaciones no gubernamentales difunden el aborto promoviendo en los países pobres la adopción de la práctica de la esterilización a mujeres sin su consentimiento; las ayudas al desarrollo se condicionan a determinadas políticas sanitarias que implican un fuerte control de la natalidad; es preocupante las legislaciones que aceptan la eutanasia y exigen reconocimiento jurídico.
La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo, si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger la vida se marchitan otras formas de acogida para la vida social; forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca.
29.- También la negación del derecho a la libertad religiosa está ligada al desarrollo. Esto se manifiesta no solo en los conflictos y luchas que se producen por motivos religiosos; hoy se mata en el nombre sagrado de Dios; la violencia frena el desarrollo auténtico e impide la evolución de los pueblos hacia un bienestar socioeconómico y espiritual; un ejemplo de ello es el terrorismo de inspiración fundamentalista que causa dolor, devastación, muerte, bloquea el diálogo entre las naciones, desvía recursos de su empleo pacífico y civil, impide el ejercicio del derecho a la libertad de religión; la indiferencia religiosa y el ateísmo práctico de muchos países contrasta con las necesidades de desarrollo de los pueblos. Dios es el garante del verdadero desarrollo del hombre ya que funda su dignidad trascendente y alimenta su anhelo de ser más. Cuando el Estado promueve, enseña o impone formas de ateísmo práctico, priva a sus ciudadanos de la fuerza moral y espiritual indispensable para comprometerse en el desarrollo humano e integral.
30.- El desarrollo humano integral es complejo ya que sus múltiples elementos están correlacionados y exigen un esfuerzo para que los diferentes ámbitos del saber humano sean interactivos para promover el verdadero desarrollo. No es suficiente aplicar ciertas medidas socioeconómicas, se necesita una doctrina, así las diferentes disciplinas deben colaborar en una interdisciplinariedad ordenada. La caridad no excluye el saber, lo exige, lo promueve, lo anima desde dentro. El saber nunca es sólo obra de la inteligencia. Sin el saber, el hacer es ciego, el saber es estéril sin el amor. Así el que está animado de verdadera caridad es ingenioso para descubrir las causas de la miseria, combatirla y vencerla.
La caridad en la verdad exige conocer y entender la competencia de cada ámbito del saber. La caridad no es una añadidura o un apéndice de las diferentes disciplinas, dialoga con ellas desde el principio. Las exigencias del amor no contradicen las de la razón. El saber humano en insuficiente, las ciencias no podrán indicar por sí solas la vía hacia el desarrollo integral del hombre, existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor.

Durango, Dgo. 20 de septiembre del 2009.
+ Héctor González Martínez
Arz. de Durango

LA CARIDAD EN LA VERDAD IX

25.- En el plano social otros aspectos han cambiado y se manifiestan diferentes que en tiempos de Pablo VI, son: los sistemas de protección y previsión; el mercado aunque ha estimulado nuevas formas de competencia con el fin de atraer centros productivos de empresas extranjeras, ha adoptado medidas de fiscalización favorable a ellas y con pocos beneficios al mundo del trabajo; se ha reducido la red de seguridad social a cambio de buscar mayores ventajas competitivas en el mercado con grave peligro para los derechos de los trabajadores y dejarlos impotentes ante riesgos antiguos y nuevos debido a los recortes del gasto social; las organizaciones sindicales tienen mayores dificultades para su tarea de representación de los intereses de los trabajadores, también porque los gobiernos limitan las libertades sindicales o la capacidad de negociación de los mismos sindicatos.
La invitación de la Doctrina Social de la Iglesia a dar vida a las asociaciones de trabajadores para defender sus propios derechos ha de ser respetada, hoy mas que ayer, dando una respuesta pronta a la urgencia de establecer nuevas sinergias en el ámbito internacional y local; el fenómeno de la movilidad laboral ha sido importante porque estimula la producción de nueva riqueza y el intercambio entre culturas diferentes, sin embargo cuando hay incertidumbre sobre las condiciones de trabajo y la desregulación se hace endémica, surgen otros problemas, se producen situaciones de deterioro humano y de desperdicio social. Quisiera recordar a todos, en especial a los gobernantes que el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad: “pues el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social”.
26.- Actualmente en el plano cultural, las posibilidades de interacción entre las culturas, ha aumentado dando nuevas perspectivas de dialogo intercultural. Pero la progresiva mercantilización de los intercambios culturales implica un doble riesgo: a un eclecticismo cultural donde se piensa en las culturas como superpuestas unas a otras, sustancialmente equivalentes e intercambiables, lo que conduce a un relativismo; el otro peligro es el de rebajar la cultura y homologar los comportamientos y estilos de vida, así se pierde el sentido profundo de la cultura de una nación, de las tradiciones de los pueblos. Una y otra cosa puede terminar por reducir al hombre a mero dato cultural, cuando esto ocurre, la humanidad corre nuevos riesgos de sometimiento y manipulación.
27.- Otra amenaza importante en muchos países pobres es la extrema inseguridad de vida a causa de la falta de alimentación. Dar de comer a los hambrientos es un imperativo ético para la iglesia universal, que responde a las enseñanzas de su fundador sobre la solidaridad y el compartir. El hambre se debe a la falta de un sistema de instituciones económicas capaces de asegurar que se tenga acceso al agua y a la comida de manera regular y adecuada desde el punto de vista nutricional. El problema de la inseguridad alimentaria debe ser planteado en perspectiva de largo plazo promoviendo el desarrollo agrícola de los países pobres mediante inversiones en infraestructuras rurales, sistemas de riego, transportes, organización de los mercados, formación y difusión de técnicas agrícolas apropiadas, etc. No se debe descuidar una adecuada reforma agraria. Es necesario que madure una conciencia solidaria que considere la alimentación y el acceso al agua como derechos universales de todos los seres humanos, sin distinciones ni discriminaciones. La vía solidaria hacia el desarrollo de los países pobres puede ser un proyecto de solución de la crisis global actual, apoyando a los países pobres mediante planes de financiación inspirados en la solidaridad.
Durango, Dgo. 13 de septiembre del 2009.

+ Héctor González Martínez
Arz. de Durango

LA CARIDAD EN LA VERDAD VIII

22.- El cuadro del desarrollo se despliega en múltiples ámbitos: son variados los actores y las causas; las culpas y los méritos son muchos y diferentes. Algo que con frecuencia ha simplificado de manera artificiosa la realidad y limita ver la realidad social y humana de manera objetiva son las ideologías, es tiempo de liberarse de ellas. Juan Pablo II señaló esta realidad tan diferente y compleja hoy: la riqueza mundial crece, pero aumentan las desigualdades; en los países ricos nuevas categorías sociales se empobrecen y nacen nuevas pobrezas; en las zonas más pobres es grave el contraste de algunos que gozan de un superdesarrollo derrochador y consumista con la miseria deshumanizadora de la mayoría. Entre ricos y pobres existe la corrupción e ilegalidad; falta de respeto de los derechos humanos de los trabajadores; las ayudas internacionales se desvían con frecuencia de su finalidad. En el ámbito de las causas inmateriales o culturales del desarrollo también existe excesiva protección de los conocimientos de parte de los países ricos; el derecho a la propiedad intelectual es excesiva, lo mismo en el campo sanitario; existen modelos culturales y normas de comportamiento que frenan el proceso de desarrollo sobre todo en los países pobres.
23.- No basta progresar solo desde el punto de vista económico y tecnológico. El desarrollo necesita ser ante todo auténtico e integral. Varios países han entrado a formar parte del grupo de las grandes potencias, aún en ellos, el salir del mismo atraso económico no soluciona la problemática compleja del hombre, menos aún en los países pobres, los cuales sufren las consecuencias negativas de un crecimiento marcado por desviaciones y desequilibrios.
El derrumbe de los sistemas comunistas de Europa Oriental y el fin de los llamados “bloques contrapuestos”, hubiera sido el punto del inicio del replanteamiento total del desarrollo. Juan Pablo II señaló que la existencia de estos bloques era una de las principales causas del subdesarrollo. También pidió que el fin de los bloques se correspondiera con un nuevo modo de proyectar globalmente el desarrollo. Esto ha ocurrido solo en parte y sigue siendo un deber llevarlo a cabo.
24.- El mundo que Pablo VI tenía ante sí, estaba aún mucho menos integrado que el actual, por esto la Populorum Progressio asignó un papel central, aunque no exclusivo a los poderes públicos. Hoy el Estado enfrenta las limitaciones que el nuevo contexto económico-comercial y financiero internacional le impone. Este nuevo contexto ha modificado el poder político de los estados. Dentro de la crisis económica actual los poderes públicos se limitan casi a corregir errores y disfunciones. Ante esto, se necesita una renovada valoración del papel y del poder del Estado. Hay que revalorizar y reexaminar el Estado de manera que sean capaces de afrontar los desafíos del mundo actual.
Es necesario fortalecer la actuación en la política nacional e internacional nuevas formas de participación ciudadana, esta se da a través de la actuación de las organizaciones de la sociedad civil. Es necesaria una mayor atención y participación en la res publica por parte de los ciudadanos. Con un papel mejor ponderado de los poderes públicos, es previsible que se fortalezca esta participación ciudadana.

Durango, Dgo. 6 de septiembre del 2009.
+ Héctor González Martínez
Arz. de Durango

LA CARIDAD EN LA VERDAD VII

19.- En la “Populorum Progressio”, se señaló que las causas del subdesarrollo no son principalmente de orden material, se deben buscar en otras dimensiones del hombre: en la voluntad, en el pensamiento; pero existe una causa más importante del subdesarrollo: la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos. ¿Alguna vez se podrá lograr esta fraternidad? La sociedad globalizada, nos hacer más cercanos, pero no más hermanos. La razón, por sí sola, es capaz de aceptar la igualdad entre los hombres y de establecer una convivencia cívica entre ellos, pero no consigue fundar la hermandad. Esta nace de una vocación trascendente de Dios Padre y que nos ha enseñado mediante el Hijo lo que es la caridad fraterna. La visión del desarrollo comporta que su centro sea la caridad, y en el proceso de desarrollo del hombre, está en lo más alto, la unidad de la caridad de Cristo, que nos llama a todos a participar, como hijos, en la vida del Dios vivo….
20.- Estas perspectivas siguen siendo fundamentales para dar vida y orientación a nuestro compromiso por el desarrollo de los pueblos. Es urgente llevar a cabo las reformas y actuar con valor y sin demora. Esta urgencia viene impuesta también por la caridad en la verdad. Es la caridad de Cristo la que nos impulsa “Charitas Chriti urget nos”, a alcanzar una auténtica fraternidad, solo con ella se podrán cambiar los procesos económicos y sociales actuales hacia metas plenamente humanas.
Capítulo Segundo
El Desarrollo Humano en nuestro tiempo
21.- Pablo Vi tenía una visión articulada del desarrollo: ante todo el objetivo era de los pueblos salieran del hambre, la miseria, las enfermedades endémicas y el analfabetismo. En lo económico: participación actica y condiciones de igualdad en el proceso económico; lo social: evolución hacia sociedades solidarias y buen nivel de formación; lo político: consolidación de regímenes democráticos capaces de asegurar libertad y paz. Hasta que punto se han cumplido las expectativas de Pablo VI? En las últimas décadas se ha adoptado un modelo de desarrollo meramente económico. Es verdad que éste, ha sido y sigue siendo un factor apositivo que ha sacado de la miseria a miles de millones de personas y países. Pero también hay que reconocer que ha estado y está aún, aquejado por desviaciones y problemas dramáticos, la crisis actual lo ha puesto aún mas de manifiesto.
Esta crisis nos pone ante decisiones importantes que afectan mas el destino mismo del hombre: decisiones sobre la misma naturaleza del hombre; la técnica; las interrelaciones planetarias; la actividad financiera mal utilizada, especulativa; los flujos migratorios; la explotación sin reglas de los recursos de la tierra; nos inducen a reflexionar sobre las medidas necesarias para solucionar problemas nuevos, diferentes a los que afrontó el papa Pablo VI; estos, tienen un efecto decisivo para el bien presente y futuro de la humanidad; los aspectos de la crisis y sus soluciones están interrelacionados, requieren además nuevos esfuerzos de comprensión unitaria y una nueva síntesis humanística. Nos preocupa la complejidad y gravedad de la situación económica actual; hemos de asumir con realismo, confianza y esperanza las nuevas responsabilidades que nos reclama la situación de un mundo que necesita una profunda renovación cultural y el descubrimiento de valores de fondo sobre los cuales construir un futuro mejor. Revisar nuestro camino, darnos nuevas reglas, encontrar nuevas formas de compromiso, apoyarnos en experiencias positivas; ocasión de discernir y proyectar de un modo nuevo; a esto nos obliga la crisis económica actual.

Durango, Dgo. 30 de agosto del 2009.

Héctor González Martínez
Arz. de Durango

LA CARIDAD EN LA VERDAD VI

14.- La técnica considerada en sí misma, es ambivalente: de un lado, hay quien confía completamente a ella el proceso de desarrollo; por otro lado surgen ideologías que niegan del todo la utilidad del desarrollo, como completamente inhumano y que sólo comporta degradación. La idea de un mundo sin desarrollo significa desconfianza en el hombre y en Dios; y es un grave error despreciar las capacidades humanas de controlar las desviaciones del desarrollo o ignorar que el hombre tiende constitutivamente a ser más.
También considerar ideológicamente como absoluto el progreso técnico y soñar con la utopía de una humanidad que retorna a su estado de naturaleza originario, son dos modos opuestos de eximir al progreso de su valoración moral y de nuestra responsabilidad.
16.- En el fondo pues. Pablo VI ha querido decirnos que ,en su fuente y en su esencia, el progreso es una vocación. Decir que el desarrollo es vocación nuestra, equivale a aceptar que el progreso nace de una llamada trascendente y que por otra parte, es incapaz de darse significado por si mismo.
La palabra vocación aparece de nuevo en otra parte de la Encíclica, afirmando: no hay, pues, más que un humanismo verdadero, que se abre al Absoluto en el reconocimiento de una vocación que da la idea verdadera de la vida humana.
Esta visión del progreso es el corazón de la Populorum Progressio y motiva las reflexiones de Pablo VI sobre la libertad, la verdad, y la caridad en el desarrollo. Es también la razón principal por lo que aquella enseñanza es todavía actual en nuestros días.
17.- La vocación es una llamada que requiere una respuesta libre y responsable; por lo que el desarrollo humano integral supone la libertad responsable de la persona y de los pueblos; en consecuencia, ninguna estructura puede garantizar dicho desarrollo desde fuera y por encima de la responsabilidad humana
Loa dinamismos prometedores, llenos de ilusiones, creyendo tenerlo todo a disposición, basan sus propuestas negando la dimensión trascendente del desarrollo Esta falsa seguridad se convierte en debilidad, porque comporta el sometimiento del hombre, reducido a un medio para el desarrollo; mientras que la humildad de quien acoge una vocación se transforma en verdadera autonomía, porque hace libre a la persona.
Pablo VI no tiene duda de que hay obstáculos y condicionamientos que frenan el desarrollo, pero tiene la certeza de que, cualesquiera que sean los influjos que se sufran,
Cada uno permanece el artífice principal de su éxito o de su fracaso.
Esta libertad se refiere al desarrollo que tenemos ante nosotros y también ante las situaciones de subdesarrollo, que dependen de responsabilidad humana. Por eso, hoy los pueblos hambrientos interpelan, con acento dramático, a los pueblos opulentos También esto es vocación, en cuanto llamada de hombres libres a hombres libres para asumir una responsabilidad común.
18.- El desarrollo humano integral como vocación, además de la libertad, exige que se respete la verdad, El auténtico desarrollo debe afirmar y justificar el valor incondicional de la persona humana y el sentido de su crecimiento; buscar la promoción de todos los hombres y de todo el hombre. El Evangelio es un elemento fundamental del desarrollo. Porque Dios pronunció el sí más grande al hombre, el hombre ha de abrirse a la vocación divina, para realizar el propio desarrollo; requiere autentificación en un humanismo trascendental: el desarrollo humano integral se mueve en los niveles natural y sobrenatural.

Durango, Dgo. 23 de agosto del 2009.

Héctor González Martínez
Arz. de Durango

LA CARIDAD EN LA VERDAD V

11.- A lo largo de la historia, se ha creído que la creación de instituciones basta para garantizar a la humanidad el ejercicio del derecho al desarrollo; como si las instituciones pudieran conseguir el objetivo deseado de manera matemática. Las instituciones no bastan por sí solas, porque el desarrollo humano integral es ante todo vocación, comporta que libre y solidariamente, se asuman responsabilidades por parte de todos.
Este desarrollo exige además una visión trascendente de la persona, necesita a Dios. Sin Él, o se niega el desarrollo, o se le deja únicamente en manos del hombre, que cede a la pretensión de la autosalvación y termina por promover un desarrollo deshumanizado.
Sólo el encuentro con Dios permite no “ver siempre en el prójimo solamente al otro, sino reconocer en él la imagen divina, llegando así a descubrir verdaderamente al otro y a madurar un amor que es ocuparse y preocuparse por el otro.
12.- No hay dos tipos de doctrina social, una preconciliar y otra postconciliar, diferentes entre sí, sino una única enseñanza coherente y al mismo tiempo siempre nuevo. Ante las características de cada Encíclica o de cada Papa, no perder de vista la coherencia de todo el conjunto doctrinal.
Pues la doctrina social de la Iglesia está construida sobre el fundamento transmitido por los Apóstoles a los Padres de la Iglesia, acogido y profundizado por los grandes Doctores cristianos.
Esta enseñanza se remite al nuevo Adán y al Espíritu que da vida, y que es principio de la caridad que no pasa nunca. Ha sido atestiguada por los Santos y por cuantos han dado la vida por Cristo en el campo de la justicia y de la paz. En ella se expresa la tarea profética de los Papas de guiar la Iglesia y de discernir las exigencias de la evangelización.
13.- Su enseñanza es de gran relevancia: la importancia imprescindible del Evangelio para la construcción de la sociedad en libertad y justicia, en la perspectiva ideal a histórica de una civilización animada por el amor. Entendió claramente que la cuestión social se había hecho mundial. Captó la relación entre el impulso hacia la unificación de la humanidad y el ideal cristiano de una única familia de los pueblos, solidaria en la común hermandad. Indicó en el desarrollo, humana y cristianamente entendido, el corazón del mensaje social cristiano y propuso la caridad cristiana como fuerza principal al servicio del desarrollo.
14.- En la Carta Octogesima Adveniens, Pablo VI trató el sentido de la política y el peligro que representan las visiones utópicas e ideológicas que comprometan su cualidad ética y humana. Lamentablemente, las ideologías negativas surgen siempre. Pablo VI puso en guardia sobre la tecnología tecnocrática, consciente del riesgo de confiar todo el éxito del desarrollo a la técnica.
16.- En la Populorum Progressio, Pablo VI dice ante todo, que el progreso en su fuente y en su esencia, es una vocación. Esto es lo que legitima la intervención de la Iglesia en la problemática del desarrollo. Si el desarrollo afectara sólo a los aspectos técnicos de la vida del hombre, y no al sentido de su caminar en la historia junto con sus otros hermanos, ni el descubrimiento de la meta de este camino, la Iglesia no tendría porqué hablar de el. La Iglesia siempre ha entendido que es deber propio de su ministerio proyectar la luz del Evangelio sobre las cuestiones sociales de los tiempos.
Durango, Dgo. 16 de agosto del 2009. Héctor González Martínez
Arz.de Durango

LA CARIDAD EN LA VERDAD IV

Estamos todavía en la Introducción de la Encíclica de Benedicto XVI. El Sumo Pontífice expone su enseñanza en armonía y en dinamismo con la gran Tradición de la enseñanza social de la Iglesia, particularmente del Concilio Vaticano II y de Pablo VI.
La Encíclica Populorum Progressio de Pablo VI de 1967, recién terminado el Concilio Vaticano II, ilumina el desarrollo de los pueblos con el esplendor de la verdad y la luz de la caridad de Cristo. Afirma que el anuncio de Cristo es el primero y principal factor de desarrollo y deja la consigna de caminar por la vía del desarrollo con el ardor de la caridad y la sabiduría de la verdad. El amor de Dios, es lo que abre nuestra vida al don y hace posible esperar en su desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres. En el tránsito de condiciones menos humanas a condiciones más humanas.
A más de cuarenta años de la Encíclica Populorum Progressio, y habiendo otras Encíclicas publicadas, Benedicto XVI hace honor a Pablo VI, considerando a Populorum Progressio como la Rerum Novarum de la época contemporánea que ilumina los tiempos.
El amor en la verdad es un gran desafío para la Iglesia en un mundo en progresiva y expansiva globalización. El riesgo es que la interdependencia de hecho entre los hombres y los pueblos no se corresponda con la interacción ética de la conciencia y el intelecto, de la que pueda resultar un desarrollo realmente humano. Solo con la caridad, iluminada por la luz de la razón y de la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un carácter más humano y humanizador.
El compartir los bienes y recursos, de lo que proviene el auténtico desarrollo, no se asegura sólo con el progreso técnico y con meras relaciones de conveniencia, sino con la fuerza del amor que vence el mal con el bien y abre la conciencia del ser humano a relaciones reciprocas de libertad y de responsabilidad.
La publicación de Populorum Progressio fue poco después de la conclusión del Concilio Vaticano II; la misma Encíclica lo resalta en los primeros párrafos. También Juan Pablo II lo resalta en Sollicitudo Rei Socialis. Igualmente Benedicto XVI resalta la importancia del Concilio para todo el magisterio posterior. El Concilio profundizó en lo que pertenece desde siempre a la verdad de la fe, es decir, que la Iglesia, estando al servicio de Dios, está al servicio del mundo en términos de amor y verdad.
Pablo VI, parte de aquí para decirnos, primero: “que toda la Iglesia, en todo su ser y obrar, cuando anuncia, celebra y actúa en la caridad, tiende a promover el desarrollo integral del hombre. Segundo nos dijo: que el auténtico desarrollo del hombre, concierne de manera unitaria a la totalidad de toda la persona en todas sus dimensiones. Sin la perspectiva de una vida eterna, el progreso humano en este mundo se queda sin aliento. Encerrado dentro de la historia, queda expuesto al riesgo de reducirse sólo al riesgo del tener; así la humanidad pierde la valentía de estar disponible para los bienes más altos, para las iniciativas grandes y desinteresadas que la caridad universal exige.
La doctrina social de la Iglesia ilumina con una luz que no cambia los problemas siempre nuevos que van surgiendo. La doctrina social está construida sobre el fundamento transmitido por los Apóstoles a los Padres de la Iglesia, acogido y profundizado después por los grandes Doctores cristianos.
Por todo esto, con la Populorum Progressio insertada en la gran corriente de la Tradición, puede Benedicto XVI hablarnos todavía hoy a nosotros.
Durango, Dgo. 9 de agosto del 2009. Héctor González Martínez
Arz. de Durango