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Circular 04/2011. Ejercicios Espirituales

A TODOS LOS SACERDOTES DE LA ARQUIDIOCESIS DE DURANGO

Muy estimados hermanos en el Señor:

El presbítero tiene que santificarse, ante todo, en y por su deber de estado sacerdotal y apostólico, pues «el principio interior, la virtud que anima y guía la vida espiritual del presbítero en cuanto configurado con Cristo Cabeza y Pastor es la caridad pastoral, participación de la misma caridad pastoral de Jesucristo: don gratuito del Espíritu Santo y, al mismo tiempo, deber y llamada a la respuesta libre y responsable del presbítero» (PDV 23).
Los Ejercicios Espirituales son una gran oportunidad para seguir profundizando en esta cualidad específica de nuestra espiritualidad diocesana; por lo tanto, TE CONVOCAMOS a realizarlos en el próximo mes de Agosto, en las instalaciones del Seminario Mayor y asistir con alegría y disposición. Los dos grupos de ejercicios serán dirigidos por Mons. Vitorino Girardi Obispo de Tilarán, Costa Rica.

1er GRUPO:
Fecha: del 15 al 19 de Agosto
Inicio: lunes 15 a las 4:00 p.m.

2do GRUPO:
Fecha: del 22 al 26 de Agosto
Inicio: lunes 22 a las 4:00 p.m.

Adjuntamos las listas de los grupos, para que puedan identificar el grupo y la fecha en que deberán vivir sus ejercicios. Solo por alguna razón de urgencia podrán cambiarse de grupo. Para hacerlo, deberán avisar al Pbro. Refugio Estrada Noris (tel. cel. 618 1638352). La cuota de recuperación será de $900.00 (novecientos pesos).

Pedimos a Nuestro Señor que los próximos Ejercicios Espirituales sean de gran provecho para nuestra vida y ministerio sacerdotal.

Durango, Dgo., a 1 de Abril del 2011

+Mons. Héctor González Martínez
Arzobispo de Durango

+ Mons. Enrique Sánchez Mtz.
Obispo Auxiliar
Coordinador de la Comisión del Clero

Circular 03/ 2011. El valor pedagógico de la Confesión sacramental.

A todos los sacerdotes diocesanos y religiosos que desempeñan su ministerio en la Arquidiócesis:
Estamos celebrando en nuestra Arquidiócesis la V Etapa de la misión diocesana que en esta ocasión versa sobre la Iniciación Cristiana; muy a propósito dentro del itinerario cuaresmal enseña el Papa Benedicto XVI en su reciente mensaje para éste tiempo litúrgico: “el Bautismo es el encuentro con Cristo, nos lava del pecado original que heredamos de nuestros primeros padres y del resultado de todos sus pecados, e imparte una naturaleza nueva, permitiéndonos entrar en “la mentalidad de Jesucristo”.
También me permito retomar las palabras del Santo Padre sobre el valor pedagógico de la Confesión sacramental tanto para los confesores como para los penitentes, resalta que “de la administración del Sacramento de la Penitencia podemos recibir profundas lecciones de humildad y de fe: es un fuerte llamado para cada sacerdote a la conciencia de su identidad propia”.
Y continúa exhortando a los sacerdotes a dar el oportuno espacio al ejercicio del ministerio de la Penitencia en el confesionario; pues cuando los penitentes son acogidos y escuchados constituye un signo humano de la acogida y de la bondad de Dios hacia sus hijos. Y concluye resaltando que “la confesión integral de los pecados, además, educa al penitente a la humildad, al reconocimiento de su fragilidad y a la conciencia de la necesidad del perdón de Dios y a la confianza en que la gracia divina puede transformar la vida”.
Valiéndome de las enseñanzas del Santo Padre, en la dinámica penitencial de la Cuaresma, exhorto a los sacerdotes que brinden a los penitentes la Confesión sacramental, con días y horarios para la reconciliación con Cristo y con su Iglesia.
En el espíritu del canon 972, concedo facultades a todos los sacerdotes diocesanos y religiosos durante el tiempo cuaresmal y pascual, absolver del pecado de aborto, y demás pecados contra la vida, si no hay duda de la buena disposición del penitente y éste pide ser absuelto, aplicable en todo el territorio de la Arquidiócesis.
Que en la próxima Pascua de Resurrección, se dé un verdadero encuentro con Jesucristo, que a través de su Palabra y demás sacramentos se manifiesta la misericordia, y que éste camino dé abundante fruto la semilla plantada en el Bautismo.
Durango, Dgo., a 30 de marzo de 2011.

+Héctor González Martínez
Arzobispo de Durango.

Pbro. José de la Luz Guerrero Haro.
Secretario Canciller.

El Papa Juan Pablo II en Durango: la figura y el papel del empresario

En el mensaje dirigido en el Teatro “Ricardo Castro” en Mayo de 1990, el Papa destaca el papel tan importante que los empresarios ocupan en la configuración de la sociedad, ”Vuestras decisiones tienen un efecto multiplicador y especiales repercusiones en el tejido social y económico”. La Iglesia tiene esperanza en los hombres de empresa.
Cual es la figura y el papel que el empresario está llamado a desempeñar en las actuales circunstancias? No solo es una consideración para el tiempo y las circunstancias del inicio de la década de los 90s, hoy es importante hacerse esta pregunta, especialmente ustedes los hombres de empresa. En las circunstancias actuales del país y de nuestro Estado, la Iglesia sigue teniendo esperanza en que ustedes colaboren en la transformación del mundo según el deseo de Dios.
En el trasfondo de la reflexión del Papa está la Encíclica “Laborem exercens” (sobre el trabajo humano), la primera Encíclica social escrita por Juan Pablo II en 1981. Para enfocar el tema, es necesario contemplar la actividad humana a la luz de la colaboración con Dios, que todo hombre está llamado a prestar: “En la palabra de la divina Revelación está inscrita muy profundamente esta verdad fundamental, que el hombre, creado a imagen de Dios, mediante su trabajo participa en la obra del Creador, y según la medida de sus propias posibilidades, continúa desarrollándola y la completa, avanzando en el descubrimiento de los recursos y de los valores encerrados en todo lo creado… Deben, pues, los fieles conocer la naturaleza íntima de todas las criaturas, su valor y su ordenación a la gloria de Dios y, además, deben ayudarse entre sí para lograr una vida más santa, de suerte que el mundo se impregne del espíritu de Cristo y alcancen más eficazmente su fin en la justicia, la caridad y la paz … Procuren, pues, seriamente, que por su competencia en los asuntos profanos y por su actividad, elevada desde dentro por la gracia de Cristo, los bienes creados se desarrollen… según el plan del Creador y la iluminación de su Verbo, mediante el trabajo humano, la técnica y la cultura civil” (cf. Laborem exercens, 25)
Cristo llama a transformar el mundo en cada época. Cristo llama desde las necesidades de cada época. Llama desde los hambrientos y los sedientos; desde los que no tienen casa para alojarse, ni ropa con que vestirse: desde los enfermos y los privados de su legítima libertad (Mt 25, 31-46). Allí está él; en todos ellos se puede reconocer la voz y el rostro de Cristo.
La Iglesia no cesa de despertar la conciencia de sus hijos, de todos los hombres de buena voluntad, especialmente a ustedes hombres de empresa. La voz del Señor debe hacerse sentir con fuerza en México, pues “las profundas diferencias sociales existentes están a la vista de todos y constituyen un gigantesco desafío a quienes tienen una relevante responsabilidad en el campo socio-económico”.
El papa hace un análisis de la situación que vive México en ese momento: a pesar de los vastos recursos con que el Creador ha dotado a este país, se está muy lejos del ideal de justicia. Al lado de grandes riquezas y de estilos de vida parecidos a los de los países más prósperos, se encuentran grandes mayorías desprovistas de los recursos más elementales. Se ha visto un creciente deterioro del poder adquisitivo del dinero; los signos de la situación económica como la inflación, han producido dolorosos efectos a todos los niveles. Es preciso repetirlo una vez más: son siempre los más débiles quienes sufren las peores consecuencias, viéndose encerrados en un círculo de pobreza creciente; y ¿cómo no decir, con la Biblia, que la miseria de los más débiles clama al Altísimo? (Ex 22, 22s). El endeudamiento externo ha agravado más la situación.
La situación actual, decía el Papa a los empresarios, es el resultado de sistemas y decisiones que vienen de muy atrás; situaciones complejas que requieren un cuidadoso análisis para detectar las causas, comprender los mecanismos y, con creatividad, proponer nuevas estrategias capaces de establecer sólidamente las condiciones necesarias para el desarrollo de todos.
La búsqueda de soluciones reales supone sacrificios por parte de todos, pero sabemos que con frecuencia son los pobres quienes se sacrifican más, mientras que los poseedores de grandes fortunas no se muestran dispuestos a renunciar a sus privilegios en beneficio de los demás. La ciencia económica constata que los bienes materiales son limitados y, por tanto, deben ser administrados racionalmente. El Creador, por su parte, ha destinado el conjunto de los bienes de la creación para beneficio de todos los hombres. El acaparamiento excesivo de los bienes por parte de algunos priva de ellos a la mayoría, y así se amasa una riqueza generadora de pobreza.
La Iglesia, en su magisterio social, ofrece principios suficientes que tendrían que ser llevados a la práctica por una economía justa. La Iglesia constantemente cumple su misión al proponer tales principios de reflexión. Corresponde ahora, a ustedes los expertos, los empresarios que también son miembros de la Iglesia, realizar un esfuerzo serio por encontrar soluciones reales, valientes, prácticas. Nuevas y complejas situaciones dentro y fuera de la Iglesia, a nivel social, económico, político y cultural, exigen hoy con renovada fuerza, la acción de los fieles laicos: “El país, señoras y señores, necesita la colaboración de todos y cada uno de ustedes. Cada cual, según su especialidad, está llamado a aceptar con humildad y generosidad el reto que plantea la actual situación de injusticia, para dedicar lo mejor de su experiencia y de su capacitación profesional al servicio de una patria grande, justa y fraterna, por encima de cualquier egoísmo de partido o de clase”.
Que estas mismas palabras fuertes, estrujantes, que el papa Juan Pablo II nos dijo aquí en Durango, vayan hoy a lo más profundo de la conciencia de nuestros empresarios. Los nuevos retos de hoy: la justicia social, la corrupción, impunidad, la violencia e inseguridad, el desempleo, la pobreza endémica, la familia, los jóvenes, el tejido social, requieren la colaboración de todos, especialmente de ustedes empresarios.

Durango, Dgo., 27 de Marzo del 2011.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango

email:episcopeo@hotmail.com

III Domingo de Cuaresma. Agua para nuestra sed

“El pueblo sufría de sed por falta de agua… Moisés pidió ayuda al Señor… El Señor dijo a Moisés, toma el bastón de mando… yo estaré delante de ti, sobre la roca en el Oreb; golpearás la roca, saldrá agua y el pueblo beberá”. El pueblo siente la fatiga del desierto y murmura; Dios interviene y se demuestra fuerza, defensa y sostén de Israel. S. Pablo hace una relectura de este episodio, enseñándonos a mirar más allá de las necesidades materiales: para S. Pablo la roca es Cristo y ya al tiempo del Éxodo los que esperaban su venida en la historia atisbaban a Él. Un segundo simbolismo está en el hecho que el agua que sale de la roca-Cristo es precisamente el agua bautismal, que nos quita la sed o sea que nos justifica con el Espíritu Santo. Leer más

El Papa Juan Pablo II en Durango: Los empresarios y la doctrina social

El anuncio de la próxima beatificación del Papa Juan Pablo II ha provocado profunda alegría y regocijo en nuestro pueblo mexicano, y a nosotros especialmente por el recuerdo de su visita a nuestra Arquidiócesis en mayo de 1990. Nos ha dejado muchas cosas: el recuerdo de su personalidad, su testimonio de fe, su capacidad de comunicación con todos, pero especialmente sus mensajes.
En la Arquidiócesis de Durango, tuvo un encuentro con empresarios de todo el país a quienes animó a conocer y profundizar en la Doctrina Social de la Iglesia, donde podrán encontrar “principios suficientes que tendrían que ser llevados a la práctica por una economía justa”; fue al Centro de Readaptación Social y animó a los presos “Dios quiera que mi visita pastoral a México os haga sentir de modo más vivo que sois parte integrante de vuestra grande patria mexicana y cristiana. Que este tiempo de privación de libertad no debilite los lazos que os unen con vuestras familias y con vuestros conciudadanos, sino que estimule en vosotros el deseo de contribuir más eficazmente en la construcción de un país más laborioso, justo y fraterno”; en una celebración de la Eucaristía realizó Ordenaciones sacerdotales, a ellos les dijo: “¡Vosotros sois los sacerdotes de la última década del segundo milenio! ¡Vosotros sois los sacerdotes de una nueva etapa de esperanza para México! Sed siempre testigos de la verdad, de la justicia, del amor, especialmente hacia los más necesitados”.
Volvamos al Mensaje a los empresarios. Se encuadra en los acontecimientos que habían sucedido a finales de 1989, a los cuales hace alusión el Santo Padre. En la Encíclica que publicó en 1991 “Centesimus annus”, para conmemorar el centenario de la Encíclica “Rerum novarum”, dedica todo un capítulo para hablar sobre esos acontecimientos: las causas y las consecuencias de la caída de regímenes dictatoriales y opresores en Europa, en América Latina, en África. En Europa del este se verifica la caída del socialismo marxista en Polonia, en Hungría, la caída del Muro de Berlín, en Checoslovaquia. En varias ocasiones, en homilías, mensajes, el Papa ya preparaba este balance que hace del fracaso del socialismo marxista.
En Durango, en mayo de 1990 habla de ello: “Los acontecimientos de la historia reciente… han sido interpretados, a veces de modo superficial, como el triunfo o el fracaso de un sistema sobre otro; en definitiva, como el triunfo del sistema capitalista liberal. Determinados intereses quisieran llevar el análisis al extremo de presentar el sistema que consideran vencedor como el único camino para nuestro mundo, basándose en la experiencia de los reveses que ha sufrido el socialismo real, y rehuyendo el juicio crítico necesario sobre los efectos que el capitalismo liberal ha producido, por lo menos hasta el presente, en los países llamados del Tercer Mundo”. Ante el fracaso del socialismo real, el capitalismo liberal no es el único camino que queda, al contrario, siendo críticos, el capitalismo liberal es tan nocivo como el socialismo marxista, solo hay que mirar a los países del tercer mundo. No se trataba de un “triunfo del capitalismo”, al menos el Papa no se dejó impresionar por ello, al contrario hizo ver las insuficiencias del capitalismo, como también sus consecuencias sociales negativas.
La doctrina social de la Iglesia no condena una teoría económica así nada más, por lo tanto el análisis que hace del socialismo marxista como el capitalismo liberal, lo realiza en base a los principios de la ética cristiana. Solo “da un juicio sobre los efectos de su aplicación histórica, cuando de alguna forma es violada o puesta en peligro la dignidad de la persona”. La Iglesia, de acuerdo a su misión profética “alienta la reflexión crítica sobre los procesos sociales”, teniendo siempre como punto de mira la superación de situaciones no plenamente conformes con las metas trazadas por el Señor de la creación. No hace una simple crítica social. Corresponde a sus miembros (los laicos), en especial a los empresarios católicos, los expertos en los diversos campos del saber, “continuar la búsqueda de soluciones válidas y duraderas que orienten los procesos humanos hacia los ideales propuestos por la Palabra revelada”.

Durango, Dgo., 20 de Marzo del 2011.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango

email:episcopeo@hotmail.com

Reflexión dominical II domingo de Cuaresma; 20.III.2011 El riesgo de la fe

“El Señor dijo a Abrám: sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, hacia el país que yo te indicaré. Te haré padre de un gran pueblo y te bendeciré… Abrám partió como se lo había dicho el Señor”.

Se trata de la vocación de Abraham, pues también después de la alianza con Noé, la humanidad se alejaba de Dios, (como en el ejemplo de la torre de Babel). Dios entonces se reivindica del hombre y escoge a Abrám, pero le exige el riesgo de la fe, prometiéndole una descendencia numerosa, abundantes bendiciones y que por él serán benditas todas las naciones. Leer más

Agradecimiento a Presbíteros

A los Sres. Párrocos y Vicarios:

Estimado Padre:

Hemos vivido, en estos últimos días, acontecimientos que van marcando el caminar de nuestra Diócesis, de nuestro Plan de Pastoral y de nuestra Misión Diocesana que nos hacen experimentar el gran amor que Dios tiene para nosotros. De forma especial damos gracias a Dios por la reciente visita del representante de Su Santidad el Papa Benedicto XVI, Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en México, a pesar del clima de inseguridad que tenemos en nuestras tierras, su visita tan distinguida vino a dar realce a este acontecimiento del Encuentro de Laicos que nos renueva y compromete.

Así también, agradezco que con su esfuerzo y dedicación hicieran posible la presencia de una gran cantidad de Laicos de sus Parroquias para estar como una familia que es la Iglesia Diocesana, esta familia que nos reúne en una sola fe, un solo Señor, y un solo Bautismo.

Recordando palabras contundentes del Sr. Nuncio en su mensaje en la Eucaristía: «Frente a las diferencias sociales, frente al egoísmo, frente a la violencia urge comprometerse y trabajar a favor de la reconciliación y crear una cultura nueva de solidaridad en esta hora de la historia en la que necesitamos palabras verdaderas» y de todos nosotros depende que esta celebración se convierta en un mensaje que impulse la Evangelización.

Me despido de ustedes augurando un encuentro festivo y gozoso en las próximas reuniones de Decanato.

Afmo. En Cristo

Pbro. Lic. Manuel Olvera González
Vicario de Pastoral.

+Héctor González Martínez
Arzobispo de Durango.

La justicia y el bien común, criterios indispensables para el desarrollo integral auténtico

El amor en la verdad, es un principio fundamental para la vida social ya que proporciona criterios orientadores para la acción moral (Benedicto XVI “Caritas in veritate”, nums. 6-9). Dos de ellos son importantes, porque son indispensables en una sociedad que busca su desarrollo integral: la justicia y el bien común. Es importante que todos (empresarios, comerciantes, servidores públicos, políticos, sociedad civil, la sociedad entera), tengamos en cuenta estos criterios para tomar las decisiones en favor de la unidad y de la paz que tanto necesitamos y que además es lo único que nos conducirá a un desarrollo integral auténtico; sin estos criterios jamás lo podremos alcanzar.
La justicia (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nums. 201-203). Toda sociedad tiene un sistema propio de justicia, pero éste debe estar impregnado del amor. La caridad (el amor) va más allá de la justicia, porque amar es dar, ofrecer de lo “mío” al otro; además del amor, la justicia, nos llevará a dar al otro lo que es “suyo”, lo que le corresponde en virtud de su ser y de su obrar. No puedo “dar” al otro de lo mío sin haberle dado en primer lugar lo que en justicia le corresponde. Quien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos.
La justicia es inseparable de la caridad, es propio de ella. La justicia es el primer camino que nos conduce a la caridad, ya que es parte integrante de ese amor “Hijitos míos, no amemos con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad” (1 Jn 3,18). La caridad exige la justicia, es decir, el reconocimiento y el respeto de los legítimos derechos de las personas. Se ocupa de la construcción de la “ciudad del hombre”, (la “pólis”) según el derecho y la justicia. La caridad supera la justicia y la completa. Esta “ciudad del hombre” no se promueve sólo con relaciones de derechos y deberes sino, sobretodo, con relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión.
El bien común (Compendio, nums. 164-170). Amar a alguien es querer su bien y trabajar eficazmente por él. Junto al bien individual, hay un bien relacionado con el vivir social de las personas: el bien común. Es el bien de ese “todos nosotros”, formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social. No es un bien que se busca por sí mismo, sino para las personas que forman parte de la comunidad social, y que sólo en ella pueden conseguir su bien realmente y de modo más eficaz.
El bien común exige a todos: un compromiso por la paz, una correcta organización de los poderes del Estado, un sólido ordenamiento jurídico, salvaguardar el ambiente, la prestación de los servicios esenciales para las personas, algunos de los cuales son, al mismo tiempo, derechos del hombre: alimentación, habitación, trabajo, educación y acceso a la cultura, transporte, salud, libre circulación de las informaciones y tutela de la libertad religiosa.
La responsabilidad de edificar el bien común compete también al Estado, porque “el bien común es la razón de ser de la autoridad política. El Estado, en efecto, debe garantizar cohesión, unidad y organización a la sociedad civil de la que es expresión, de modo que se pueda lograr el bien común con la contribución de todos los ciudadanos. La persona concreta, la familia, los cuerpos intermedios no están en condiciones de alcanzar por sí mismos su pleno desarrollo; de ahí deriva la necesidad de las instituciones políticas, cuya finalidad es hacer accesibles a las personas los bienes necesarios (materiales, culturales, morales, espirituales) para gozar de una vida auténticamente humana”.
Trabajar por el bien común es cuidar y utilizar ese conjunto de instituciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmente la vida social. Se ama al prójimo cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades reales. Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la vida social. El compromiso por el bien común, cuando está inspirado por la caridad, tiene un significado superior al compromiso meramente político o económico.
El amor en la verdad es un gran desafío para la Iglesia y para todos, en una sociedad que tiende a la globalización y que busca su desarrollo integral. El riesgo es que en la búsqueda de tal desarrollo no se tenga en cuenta la ética de la conciencia y el intelecto. Sólo con la caridad, iluminada por la luz de la razón y de la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un carácter más humano y humanizador. Los bienes y recursos necesarios para el desarrollo integral de la sociedad, no se aseguran sólo con el progreso técnico y con meras relaciones de conveniencia, se necesita la fuerza del amor que vence al mal con el bien (Rm 12,21) y abre la conciencia del ser humano a relaciones recíprocas de libertad y de responsabilidad.
La Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende “de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados”. No obstante, tiene una misión que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una sociedad cuyo centro es el hombre, su dignidad y su vocación: anunciar la verdad. La fidelidad al hombre exige la fidelidad a la verdad, que es la única garantía de libertad (Jn 8,32) y de la posibilidad de un desarrollo humano integral. Por eso la Iglesia la busca, la anuncia incansablemente y la reconoce allí donde se manifieste. Para la Iglesia, esta misión de verdad es irrenunciable. Su Doctrina Social es una dimensión de este anuncio: está al servicio de la verdad que libera; la acoge, recompone en unidad los fragmentos en que a veces se encuentra, y la lleva a la vida concreta de la sociedad, de los hombres y los pueblos.

Durango, Dgo., 13 de Marzo del 2011.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango

email:episcopeo@hotmail.com

Reflexión dominical I Domingo de Cuaresma; 13-III-2011 Adorarás al Señor tu Dios

Leemos en el Génesis: “el Señor Dios formó al hombre con polvo de la tierra y sopló en sus narices un aliento de vida y el hombre se volvió un ser viviente… Luego el Señor plantó un jardín al oriente del Edén, e hizo germinar toda clase de árboles… entre ellos el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal, etc.” En este texto el autor sagrado afronta los problemas más graves de la humanidad: el diseño de Dios sobre el hombre, de donde viene el mal que arrolla a la humanidad, Leer más

Miércoles de ceniza; 9 de marzo del 2011 El ayuno que salva

“Así dice el Señor: regresen a mí de todo corazón, con ayunos, llantos y lamentos…regresen al Señor Dios vuestro Dios”. La calamidad de invasión de plagas en tiempo del profeta Joél, presagia que el día de Yahvé esta cerca y le da ocasión de exhortar al pueblo a la conversión. Pero, no basta prepararse con un rito penitencial; es necesario que todo el hombre, desde lo profundo de su ser, se dirija a Dios. Confiando en su misericordia, el pecador puede estar cierto del perdón; pero de por si el no podría presentar algún título. La plegaria presentada por los Sacerdotes solo apela al vínculo con que el mismo Señor ha querido ligarse con su pueblo. Para que todas las naciones puedan reconocer al único Dios verdadero, Él no puede dejar perecer su elegido. Leer más