DESPENALIZACION DE LAS DROGAS
Durango, Dgo., 21 de abril de 2010. La Arquidiócesis de Durango, en voz del secretario canciller, presbítero José de la Luz Guerrero Haro, comentó que los medios de comunicación están dando a conocer la opinión de personas que expresan que sería bueno despenalizar y legalizar el mercado de las drogas, así como regular su consumo. Explicó que estamos viviendo en un País democrático, en el cual todo mundo puede opinar y dar a conocer sus puntos de vista; pero en último término la opinión pública toma sus criterios y sus decisiones de acuerdo a sus intereses muy personales o de grupo.
«Ayudando a crear conciencia en la opinión de la comunidad, en nuestra Iglesia Católica tenemos enseñanzas muy valiosas que favorecen la toma de criterios morales, incluso para la convivencia social y así como para la elaboración de las leyes civiles que normen nuestras conductas; por ejemplo, el respeto de la salud del cuerpo propio y el de nuestros prójimos, es un bien que nos ha confiado Dios a nuestro cuidado, y requiere la ayuda de la sociedad y de las instituciones civiles y sociales, para lograr las condiciones de existencia que permitan crecer y desarrollarnos como ciudadanos que aportemos al bienestar de nuestra Patria».
Ante esta propuesta de legalizar las drogas en nuestro País, el secretario canciller dijo que se ha de pensar en las consecuencias que traería, pues si se legaliza para los farmacodependientes, se tendría que hacer un censo de este sector, se requerirían mecanismos jurídicos para distinguir los identificados y controlados de los que no quieren darse a conocer; porque se ha visto que en los países donde sí es legal, el abaratamiento de la droga no equivale a erradicar la delincuencia.
Por último, aseveró que debemos llegar a las conclusiones referentes a una propuesta de legalización. La responsabilidad del Estado de velar por la salud de sus ciudadanos quedaría deslegitimada al permitir la venta de productos tóxicos con efectos secundarios. «Las enseñanzas de la Iglesia en el Catecismo número 2291, respecto al uso de drogas, dice que inflige muy graves daños a la salud. Fuera de los casos en que se recurre a ello por prescripciones estrictamente terapéuticas, es una falta grave. Todos somos responsables de nuestra vida y de nuestra salud, ante Dios que nos la ha dado. Él sigue siendo nuestro soberano y Dueño. Estamos obligados a recibirla con gratitud y a conservarla para su honor y gloria, y para nuestra salvación eterna», concluyó.