Rogativa Arquidiocesana para implorar las lluvias
P.- En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
R.- Amén.
P.- La gracia y la paz de Dios nuestro Padre y de Jesucristo el Señor, estén con ustedes.
R.- Y con tu espíritu.
Canto de entrada.
A Ti levanto mis ojos; a Ti que habitas en el cielo. A Ti levanto mis ojos porque espero en tu misericordia.
Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores, así están nuestros ojos en el Señor, esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de burlas; misericordia, Señor, misericordia que estamos saciados de desprecios.
Nuestra alma está saciada, del sarcasmo de los satisfechos; nuestra alma está saciada del desprecio de los orgullosos.
Oración
Dios Padre providente y generoso, que cuidas la tierra y la riegas y cuyos canales están llenos de agua, concédenos la lluvia que tanto esperamos: la lluvia que nuestros campos necesitan y que nuestros animales aguardan. Que el agua llegue a nosotros como una bendición del cielo. Te lo pedimos, por intercesión de Jesucristo, nuestro señor. Amen.
Aclamación antes de la 1ª. lectura:
Escuchar tu Palabra, es inicio de fe en Ti Señor.
Meditar tu Palabra, es captar tu mensaje de amor.
Proclamar tu Palabra, Señor, es estar embebido de Ti.
Proclamar tu Palabra, Señor, es ya dar testimonio de amor (2).
1 Lectura, Jeremías 14, 1-9:
Estas son palabras dirigidas a Jeremías, a propósito de la gran sequía: Judá está de duelo, y sus ciudades van a la ruina; están en el suelo, y de Jerusalén suben lamentos. Los ricos mandaron a los pobres a buscar agua; fueron a los pozos y no encontraron, y volvieron con sus cántaros vacíos.
Ya no produce la tierra por falta de lluvia y los campesinos andan apenados, cubierta la cabeza en señal de luto.
Hasta los animales del campo abandonan sus crías porque no encuentran pasto. Los burros se paran sobre los cerros pelados, aspiran el aire como suelen hacer los chacales, y desfallecen por que no hay ni un cardo.
Aunque nuestras faltas nos acusen, Tú, Yahvé, haz algo para gloria de tu nombre. En verdad muchas son nuestras rebeldías y grande nuestro pecado contra Tí.
Oh. Yahvé, esperanza de Israel, que nos salvas en tiempo de angustia, ¿porqué te portas como extranjero en este país, o como huésped por una sola noche? ¿Por qué has de ser como un hombre aturdido, como un guerrero que no salva a los suyos? Pues Tú estas entre nosotros, Yahvé, y sobre nosotros fue invocado tu Nombre: no nos desampares. Palabra de Dios
Salmo responsorial.
Antífona: Caminaré en presencia del Señor (2).Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante; porque inclina su oído hacia mi el día que lo invoco. Me envolvían redes de muerte, caí en tristezas y en angustia. Invoqué el Nombre del Señor: “¡Señor salva mi vida!”
El Señor es benigno y justo; nuestro Dios es compasivo; El Señor guarda a los sencillos, estando yo sin fuerzas me salvó. Alma mía, recobra tu calma, que el Señor fue bueno contigo; Arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída.
Aclamación antes de la 2ª. lectura:
Escuchar tu Palabra, es inicio de fe en Ti Señor. Meditar tu Palabra, es captar tu mensaje de amor. Proclamar tu Palabra, Señor, es estar embebido de Ti Proclamar tu Palabra, Señor, es ya dar testimonio de amor (2).
2 Lectura: 1 de Reyes 18, 41-46.
Elías mandó decir a Ajab: “come y bebe ahora, porque ya siento ruido de lluvia que cae”. Subió Ajab a comer y beber, mientras que Elías subía a la cumbre del monte Carmelo, donde se postró con el rostro entre las rodillas. Dijo a su muchacho: “sube y mira para el mar”; este fue a mirar, y dijo:”No veo nada”, Elías ordenó: “vuelve hasta siete veces”. A la séptima vez, el muchacho dijo: veo una nube pequeña, como la palma de la mano, que sube del mar. Entonces Elías mandó decir a Ajab: “prepara tu carro y baja para que no te detenga la lluvia”. Empezó a soplar el viento y las nubes oscurecieron el cielo, hasta que cayó una gran lluvia. Ajab entonces subió a su carro y se fue a Jezrael. Yahvé tenía con su mano a Elías; este se amarró el cinturón y se puso a correr delante de Ajab hasta la estrada de Jezrael.
Palabra de Dios. Aclamación antes del Evangelio:
Escuchar tu Palabra, es inicio de fe en Ti Señor. Meditar tu Palabra, es captar tu mensaje de amor. Proclamar tu Palabra, Señor, es estar embebido de Ti. Proclamar tu Palabra, Señor, es ya dar testimonio de amor (2).
Evangelio Mateo 14, 13-21:
Jesús se alejó discretamente en una barca y fue a un lugar despoblado. Pero la gente lo supo y en seguida lo siguieron por tierra desde sus pueblos. Al desembarcar Jesús y encontrarse con tan gran gentío, sintió compasión de ellos y sanó a sus enfermos.
Cuando ya caía la tarde, sus discípulos se le acercaron, diciendo: “estamos en un lugar despoblado y ya ha pasado la hora. Despide a esta gente para que vayan a las aldeas y se compren algo de comer”.
Pero Jesús les dijo: “no tienen por qué irse; denles ustedes de comer”. Ellos respondieron: “aquí sólo tenemos cinco panes y dos pescados”. Jesús les dijo: “tráiganmelos para acá”.
Y mandó a la gente que se sentaran en el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los entregó a los discípulos. Y los discípulos los daban a la gente. Todos comieron y se saciaron, y se recogieron los pedazos que sobraron: ¡doce canastos llenos! Los que habían comido eran unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños”.
Palabra del Señor.
Canto responsorial. Amémonos de corazón, no de labios ni de oídos (2); para cuando Cristo venga, para cuando Cristo venga, nos encuentre bien unidos (2). ¿Cómo puedes tú orar, enojado con tu hermano? (2). Dios no oye la oración (2); si no estás reconciliado (2). ¿Qué recompensa tendrás , Cristo nos ha preguntado (2). Si te dispones a amar (2), sólo para ser amado?.
Homilía. Preces:
Por nuestros campos que parecen desiertos y la desolación se ve por todos lados. R. Te lo pedimos, Padre amoroso, por nuestro Señor Jesucristo Nuestras almas, como la tierra, esperan con ansia tus bendiciones.
R. Te lo pedimos, Padre amoroso, por nuestro Señor Jesucristo Padre nuestro que estás en el cielo; Tú prometiste escuchar la plegaria del que te pide con fe.
R. Te lo pedimos, Padre amoroso, por nuestro Señor Jesucristo ¿Permitirás que tus hijos sufran hambre y escasez?
R. Te lo pedimos, Padre amoroso, por nuestro Señor Jesucristo Para que no falte el pan de cada día, envíanos Señor la bendición de la lluvia.
R. Te lo pedimos, Padre amoroso, por nuestro Señor Jesucristo ¡Señor! Envía desde el cielo la lluvia sobre, nuestros campos para fecundarlos
R. Te lo pedimos, Padre amoroso, por nuestro Señor Jesucristo Envía Señor, la lluvia sobre nuestras ciudades para calmar nuestra sed y remediar las múltiples necesidades. R. Te lo pedimos, Padre amoroso, por nuestro Señor Jesucristo
Padre Nuestro:
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas; no nos dejes caer en la tentación; líbranos del mal. AMEN. Oración de Pablo VI para pedir la lluvia Dios Padre Nuestro, Señor del cielo y de la tierra. Tú eres para nosotros; existencia, energía y vida. Tú has creado al hombre a tu imagen y semejanza, para que con su trabajo, haga fructificar las riquezas de la tierra, colaborando así a tu creación. Somos conscientes de nuestra miseria y debilidad. Nada podemos sin Ti. Tú, Padre Bueno, que haces brillar el sol sobre todos y haces caer la lluvia, ten compasión de cuanto sufren durante la sequía en estos días. Escucha con bondad las oraciones que tu Iglesia te dirige con confianza, como escuchaste las súplicas del Profeta Elías, que intercedía a favor de su Pueblo. Haz que caiga del cielo sobre la tierra árida, la lluvia tan deseada, para que renazcan los frutos y se salven los hombres y los animales. Que la lluvia sea para nosotros el signo de tu gracia y bendición. Así, confortados por tu misericordia, te rendimos gracias por todo don de la tierra y del cielo, con que tu espíritu satisfaga nuestra sed. Por Jesucristo, Tu Hijo, que nos ha revelado tu amor, Fuente de Agua Viva que brota hasta la vida eterna. Amén. Señor: que te dignes enviarnos el beneficio de las lluvias: te rogamos, óyenos (3). Canto final: Oh Virgen santa, Madre Dios, Sois la esperanza del pecador (2). Vuela suspiro del alma mía, lleva a María mi ardiente amor; Haz que me mande mi Madre amada, una mirada de protección (2). Dile que has visto mi sufrimiento, dile que siento mortal dolor Que es su amor santo mi ardiente anhelo, que es el consuelo del corazón (2). Somos cual nave que va perdida y combatida del Aquilón; Más Tú nos llevas con rumbo cierto al feliz puerto de salvación (2). En Ti ponemos nuestra esperanza, todo lo alcanza tu intercesión; Hacia nosotros tu mano extiende benigna atiende nuestra oración (2).
Tengo fe que rezando esta oración Dios nos concederá la lluvia que necesitamos aqui en Panamá.El nunca nos desampara aunque seamos como somos Debemos rezarla todos voy a tratar de enviarla a mis amistades para que la recemos y no solamente por mi país sino por el mundo entero que fue creado por El Que Dios los bendiga.