Episcopeo 27 de mayo 2012

El Espíritu Santo nos hace decir: Jesús es el Señor

Hoy solemnidad de Pentecostés San Agustín nos dice: «Creemos con firmeza y religioso amor en un Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, sin creer, sin embargo, que el Padre sea el Hijo ni el Hijo el Padre, ni el Espíritu Santo, que procede de uno y de otro, sea el Padre o sea el Hijo. Este es el misterio escondido desde la eternidad en Dios y ahora revelado a sus santos, a sus pequeños, a sus humildes, sobre los que reposa su Espíritu, tranquilos y temerosos de sus palabras: todas las cosas, dice, me han sido entregadas por mi Padre”

Jesús resucitado es, para nosotros, aquel que nos ha dado su mismo Espíritu, su Espíritu Santo. La resurrección de Jesús significa para los discípulos experimentar que en su interior tienen aquel mismo Espíritu que movió a Jesús, y que los identifica con él: incluso Jesús hace el gesto físico de exhalar el aliento sobre ellos, para significar que les traspasa lo que él lleva en su interior.

Y este don del Espíritu es lo que hace realidad en el creyente y en la Iglesia lo que Jesús dice y da en la aparición a los discípulos: la paz que es la síntesis de todos los bienes; la misión de anunciar la Buena Noticia, para continuar la misión que el Padre encomendó a Jesús; el mensaje del perdón y la reconciliación de los hombres con Dios, de la que los continuadores de Jesús quedan constituidos también intermediarios.

            Quiero comentar un hecho acontecido en nuestra ciudad episcopal: El Congreso del Estado de Durango, el día 22 de mayo, aprobó la Reforma de Ley a los  artículos constitucionales 24 y 40, en materia de Libertad Religiosa y el Estado Laico.

            Esta reforma viene a beneficiar a todos los mexicanos, porque se refiere a todas las iglesias  e instituciones religiosas, y no solo a la Iglesia católica. Esto significa un avance en lo que se refiere a la plena libertad religiosa. Existen voces en el país en contra de dicha reforma la razón es que en general se ha desvirtuado el contenido de la reforma

El nuevo texto del Artículo 24 tras la reforma reciente señala: “Toda persona tiene derecho a convicciones éticas, de conciencia y de religión, y a tener o adoptar en su caso la de su agrado. Esta libertad incluye el derecho de participar, individual o colectivamente, tanto en público como en privado en las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la  ley. Nadie podrá utilizar los actos públicos de expresión de esta libertad con fines políticos, de proselitismo o propaganda política. Los actos religiosos de culto público se celebrarán ordinariamente en los templos. Los que extraordinariamente se celebren fuera de éstos se sujetarán a la ley reglamentaria”.

            La reforma es un avance pero todavía falta camino por recorrer. Uno de los grandes meritos de la reforma ha sido el de adecuar al texto del primer párrafo del artículo 24 al contenido del artículo 12 del pacto de San José, que México ha firmado comprometiéndose a cumplirlo, de manera que se consideran las libertades de conciencia, convicciones éticas y de religión, tutelando los derechos de participación individual o colectivos, en los ámbitos público y privado, en actos de culto. En general en materia de libertad religiosa existen otros temas de importancia para los derechos humanos que aun no se plasman en nuestra Constitución.

 

Durango, Dgo., 27 de Mayo del 2012                      + Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango

Email: episcopeo@hotmail.com

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