Episcopeo «Qué es la Iniciación Cristiana»
Qué es la Iniciación Cristiana
La realidad de nuestra Iglesia y concretamente de nuestras parroquias es que hay muchos bautizados, muchos creyentes que no participan normalmente en la Eucaristía de los domingos, tampoco reciben los demás sacramentos con regularidad. El grupo de los alejados es considerable. Existe un alto porcentaje de católicos fieles laicos que no tienen conciencia de su misión de ser sal y fermento en el mundo, en los ambientes de la sociedad, de la política, de la economía, de la cultura, de la educación, etc.; muchos otros tienen una conciencia cristiana débil y vulnerable, fácilmente sucumben ante los embates de otras religiones o espiritualidades, de otras creencias, y ante las demás confesiones cristianas protestantes.
La realidad, que es más cruda, nos interpela, nos desafía, ya que nos muestra la manera de cómo hemos evangelizado, de cómo hemos educado en la fe, la iniciación cristiana que se ha impartido en nuestras parroquias ha sido pobre, no hemos evangelizado ni catequizado convenientemente, no la hemos implementado como un proceso.
En nuestra Arquidiócesis hemos estado reflexionando desde hace tiempo sobre el qué, de la iniciación cristiana, ahora es tiempo de precisar el cómo y el dónde se debe realizar.
Pero ¿Qué es la Iniciación Cristiana? “Es la manera práctica de poner en contacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado. Nos da también la oportunidad de fortalecer la unidad de los tres sacramentos de la iniciación y profundizar en su rico sentido. La iniciación cristiana se refiere a la primera iniciación en los misterios de la fe, en la forma de catecumenado, y está íntimamente unido a los sacramentos de la iniciación: bautismo, confirmación y eucaristía.
Desarrollaremos en nuestras parroquias un proceso de iniciación en la vida cristiana que comience por el kerigma y, guiados por la Palabra de Dios, que conduzca a un encuentro personal cada vez mayor con Jesucristo, perfecto Dios y perfecto hombre, y que lleve a la conversión, al seguimiento en una comunidad eclesial y a una maduración de fe en la práctica de los sacramentos, el servicio y la misión.
Es un itinerario formativo del cristiano que se desarrollará en etapas: Kerygma o Pre-catecumenado, Catecumenado o catequesis, Celebración de los Sacramentos y Mistagogia. Tiene un carácter de experiencia, en la cual será determinante el encuentro vivo con Cristo, anunciado por auténticos testigos. Se trata de una experiencia que introduce en una profunda y feliz celebración de los sacramentos, con toda la riqueza de sus signos. De este modo, la vida se va transformando progresivamente por los santos misterios que se celebran, capacitando al creyente para transformar el mundo.
¿Hacia dónde nos quiere llevar la iniciación cristiana? Lleva a forjar al discípulo teniendo como centro la persona de Jesucristo, nuestro Salvador y plenitud de nuestra humanidad, fuente de toda madurez humana y cristiana. Fomentará en él el espíritu de oración, que sea amante de la Palabra, que practique la confesión frecuente y participe de la Eucaristía. Que se inserte cordialmente en la comunidad eclesial y social, sea solidario en el amor y fervoroso misionero. La iniciación cristiana da la posibilidad de un aprendizaje gradual en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesucristo.
¿Dónde es el lugar apropiado para la iniciación cristiana? Es la comunidad cristiana, la parroquia quien debe asumir la dinámica catequética de la iniciación cristiana. Una comunidad que asume la iniciación cristiana renueva su vida comunitaria y despierta su carácter misionero. La parroquia ha de ser el lugar donde se asegure la iniciación cristiana y tendrá como tareas irrenunciables: iniciar en la vida cristiana a los adultos bautizados y no suficientemente evangelizados; educar en la fe a los niños bautizados en un proceso que los lleve a completar su iniciación cristiana; iniciar a los no bautizados que habiendo escuchado el kerigma quieren abrazar la fe.
Implementar la iniciación cristiana en nuestras parroquias requiere nuevas actitudes pastorales de parte de obispos, presbíteros, diáconos, personas consagradas, agentes de pastoral y de toda la comunidad de fieles. También requiere de nuestras parroquias una renovación de la forma en que se lleva la catequesis inicial, es decir cambiar la manera de cómo iniciamos a los niños y adultos no bautizados en la vida cristiana y también un fortalecimiento de la catequesis y a formación permanente para todos (niños, jóvenes y adultos).
Durango, Dgo., 24 de Marzo del 2013 + Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango
Email: episcopeo@hotmail.com
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