Neoliberalismo
John Maynard Kaynes (1883-1946), manteniendo los principios liberales de la propiedad privada y de la iniciativa individual, considera que es el Estado la autoridad central y el actor económico determinante. Las finanzas públicas constituyen el Instrumento principal para dirigir la economía, y los impuestos el medio para una redistribución equitativa de la riqueza nacional. En vez de una Providencia invisible, existe una Providencia estatal que guíe las relaciones económicas. Este primer neoliberalismo se acercaba al socialismo democrático europeo.
Ludwig von Mises (1887-1973), repropone la idea del “Estado mínimo” y presenta un concepto humanitario del “interés por uno mismo”: el individualismo se identifica con el altruismo, puesto que en el mercado se da una dependencia reciproca entre los individuos y buscando el bien propio también se busaca el bien ajeno. Milton Friefmann y Friedrick Hayeck de la Escuela de Chicago propusieron redimensionar al Estado, pues el mundo económico tiene una cierta naturaleza espontánea que hay que respetar; la función del Estado debe reducirse a la protección y a la defensa de los débiles.
John Rawls (1921-20029, en su obra “Una teoría de justicia”, en torno a la neutralidad del Estado sobre toda doctrina moral y religiosa, considera que la sociedad es una empresa de cooperación para beneficio mutuo, con reglas compartidas por todos. Por tanto los criterios ordenadores de la sociedad no deben privilegiar conceptos del “bien” o de la llamada “vida buena”; en la vida social haya tiene prioridad lo justo sobre lo bueno, dejando a un lado los conceptos morales de la vida privada de los ciudadanos. Rawls se manifiesta a favor de un liberalismo meramente político, distante de toda doctrina metafísica o moral. En una sociedad bien ordenada, cada uno convive y coopera manteniendo las propias convicciones de bien, dentro de los límites establecidos por la estructura de base, que es la concepción común de justicia.
El Liberalismo del Modus Vivendi de Charles Larmore, se basa en el concepto de neutralidad o moral mínima que sirva de base a una convivencia pacífica, con dos reglas mínimas: el respeto mutuo y el diálogo racional; Ahí, el hombre sería incapaz de aprender valores morales absolutos derivantes de una verdad completa.
En contraposición, algunos teóricos liberales proponen un liberalismo antineutralista, que promueva unos valores morales determinados y sus correspondientes virtudes como la libertad de elección de la más amplia gama de estilos de vida y excentricidades, que no gustará nunca a quienes buscan un sentido último a la existencia humana. En esta corriente se presentan teorías anarquistas o sea la desaparición completa del Estado; lo único absoluto es el individuo autónomo, que tiene derechos igualmente autónomos sobre su cuerpo, sus propiedades y sus convicciones morales. El Estado aparece como opresor, y debe ser sustituido por relaciones interindividuales.
La esencia del liberalismo y de los neoliberalismos se concentra en la matriz ideológica de libertad e individuo implícitos en el contenido semántico de autonomía. Hace de la autonomía del hombre una bandera política, económica y moral. La libertad creatural, absolutizada, se vuelve contra sí misma, y se convierte en totalitarismo ideológico en nombre de una libertad que no es respetada cuando se piensa diversamente.
Durango. Dgo. 31 de agosto del 2008.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango
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