El Papa Juan Pablo II en Durango: la figura y el papel del empresario
En el mensaje dirigido en el Teatro “Ricardo Castro” en Mayo de 1990, el Papa destaca el papel tan importante que los empresarios ocupan en la configuración de la sociedad, ”Vuestras decisiones tienen un efecto multiplicador y especiales repercusiones en el tejido social y económico”. La Iglesia tiene esperanza en los hombres de empresa.
Cual es la figura y el papel que el empresario está llamado a desempeñar en las actuales circunstancias? No solo es una consideración para el tiempo y las circunstancias del inicio de la década de los 90s, hoy es importante hacerse esta pregunta, especialmente ustedes los hombres de empresa. En las circunstancias actuales del país y de nuestro Estado, la Iglesia sigue teniendo esperanza en que ustedes colaboren en la transformación del mundo según el deseo de Dios.
En el trasfondo de la reflexión del Papa está la Encíclica “Laborem exercens” (sobre el trabajo humano), la primera Encíclica social escrita por Juan Pablo II en 1981. Para enfocar el tema, es necesario contemplar la actividad humana a la luz de la colaboración con Dios, que todo hombre está llamado a prestar: “En la palabra de la divina Revelación está inscrita muy profundamente esta verdad fundamental, que el hombre, creado a imagen de Dios, mediante su trabajo participa en la obra del Creador, y según la medida de sus propias posibilidades, continúa desarrollándola y la completa, avanzando en el descubrimiento de los recursos y de los valores encerrados en todo lo creado… Deben, pues, los fieles conocer la naturaleza íntima de todas las criaturas, su valor y su ordenación a la gloria de Dios y, además, deben ayudarse entre sí para lograr una vida más santa, de suerte que el mundo se impregne del espíritu de Cristo y alcancen más eficazmente su fin en la justicia, la caridad y la paz … Procuren, pues, seriamente, que por su competencia en los asuntos profanos y por su actividad, elevada desde dentro por la gracia de Cristo, los bienes creados se desarrollen… según el plan del Creador y la iluminación de su Verbo, mediante el trabajo humano, la técnica y la cultura civil” (cf. Laborem exercens, 25)
Cristo llama a transformar el mundo en cada época. Cristo llama desde las necesidades de cada época. Llama desde los hambrientos y los sedientos; desde los que no tienen casa para alojarse, ni ropa con que vestirse: desde los enfermos y los privados de su legítima libertad (Mt 25, 31-46). Allí está él; en todos ellos se puede reconocer la voz y el rostro de Cristo.
La Iglesia no cesa de despertar la conciencia de sus hijos, de todos los hombres de buena voluntad, especialmente a ustedes hombres de empresa. La voz del Señor debe hacerse sentir con fuerza en México, pues “las profundas diferencias sociales existentes están a la vista de todos y constituyen un gigantesco desafío a quienes tienen una relevante responsabilidad en el campo socio-económico”.
El papa hace un análisis de la situación que vive México en ese momento: a pesar de los vastos recursos con que el Creador ha dotado a este país, se está muy lejos del ideal de justicia. Al lado de grandes riquezas y de estilos de vida parecidos a los de los países más prósperos, se encuentran grandes mayorías desprovistas de los recursos más elementales. Se ha visto un creciente deterioro del poder adquisitivo del dinero; los signos de la situación económica como la inflación, han producido dolorosos efectos a todos los niveles. Es preciso repetirlo una vez más: son siempre los más débiles quienes sufren las peores consecuencias, viéndose encerrados en un círculo de pobreza creciente; y ¿cómo no decir, con la Biblia, que la miseria de los más débiles clama al Altísimo? (Ex 22, 22s). El endeudamiento externo ha agravado más la situación.
La situación actual, decía el Papa a los empresarios, es el resultado de sistemas y decisiones que vienen de muy atrás; situaciones complejas que requieren un cuidadoso análisis para detectar las causas, comprender los mecanismos y, con creatividad, proponer nuevas estrategias capaces de establecer sólidamente las condiciones necesarias para el desarrollo de todos.
La búsqueda de soluciones reales supone sacrificios por parte de todos, pero sabemos que con frecuencia son los pobres quienes se sacrifican más, mientras que los poseedores de grandes fortunas no se muestran dispuestos a renunciar a sus privilegios en beneficio de los demás. La ciencia económica constata que los bienes materiales son limitados y, por tanto, deben ser administrados racionalmente. El Creador, por su parte, ha destinado el conjunto de los bienes de la creación para beneficio de todos los hombres. El acaparamiento excesivo de los bienes por parte de algunos priva de ellos a la mayoría, y así se amasa una riqueza generadora de pobreza.
La Iglesia, en su magisterio social, ofrece principios suficientes que tendrían que ser llevados a la práctica por una economía justa. La Iglesia constantemente cumple su misión al proponer tales principios de reflexión. Corresponde ahora, a ustedes los expertos, los empresarios que también son miembros de la Iglesia, realizar un esfuerzo serio por encontrar soluciones reales, valientes, prácticas. Nuevas y complejas situaciones dentro y fuera de la Iglesia, a nivel social, económico, político y cultural, exigen hoy con renovada fuerza, la acción de los fieles laicos: “El país, señoras y señores, necesita la colaboración de todos y cada uno de ustedes. Cada cual, según su especialidad, está llamado a aceptar con humildad y generosidad el reto que plantea la actual situación de injusticia, para dedicar lo mejor de su experiencia y de su capacitación profesional al servicio de una patria grande, justa y fraterna, por encima de cualquier egoísmo de partido o de clase”.
Que estas mismas palabras fuertes, estrujantes, que el papa Juan Pablo II nos dijo aquí en Durango, vayan hoy a lo más profundo de la conciencia de nuestros empresarios. Los nuevos retos de hoy: la justicia social, la corrupción, impunidad, la violencia e inseguridad, el desempleo, la pobreza endémica, la familia, los jóvenes, el tejido social, requieren la colaboración de todos, especialmente de ustedes empresarios.
Durango, Dgo., 27 de Marzo del 2011.
+ Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango
email:episcopeo@hotmail.com
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