El Nacionalismo Romantico.

El romanticismo fue un fenómeno cultural del mundo germánico que tuvo un desarrollo particularmente importante provocando por el rechazo del racionalismo ilustrado
Volver la mirada hacia el pasado. Si el concepto de nación más occidental se basaba en factores políticos, en Alemania el concepto fundante era el de pueblo, más romántico, cargado de imaginación y de emotividad.
Herder (1744-1803), delinea el concepto de espíritu del pueblo, convencido de que en la naturaleza y en la historia, autorrevelaciones de la Divinidad, hay que prestar atención no a lo general y común, sino a lo particular y único. Herder, inicia un gran movimiento de recuperación del folklore de muchos pueblos europeos.
Fichte (1872-18149, encarnó una etapa importante del nacionalismo político alemán. En sus Discursos a la nación alemana, exalta al pueblo alemán proponiendo el liderazgo mundial de su cultura y la divinización de la nación. A diferencia de otras naciones, la alemana es pura; conserva su lengua y su cultura, elementos de unificación nacional. La lengua alemana es superior a la de los oros pueblos, y quien la habla posee una misión cultural de superioridad.
Giuseppe Mazzini (1805-18729), cultivando un nacionalismo de misión cultural y de implicaciones políticas, considera que los italianos son el pueblo destinado a guiar la mundo hacia la libertad y la paz, con la ideología como religión sustitutiva. Un día, Italia será protagonista de la historia. El movimiento nacionalista “La Joven Italia”, no es una secta o un partido, sino una fe y un apostolado, con que Manzini intenta superar el Cristianismo, que ha hecho grande al pueblo italiano. El movimiento “La joven Europa” agrupaba diferentes movimientos nacionalistas. Cercano a Manzini estaba el escritor polaco Adam Mickiewiccz (1798-1855), emigrado en Paris, que sostuvo el patriotismo polaco con su mesianismo nacionalista. Junto a él se encuentran Juliusz Slowacki (1803-1849) y Zygmunt Krazinski (1812-1859). Para los románticos polacos, Polonia (territorio dividido en tres soberanías: rusa, prusiana y austriaca), era el Cristo de las naciones: inocentemente crucificada en el futuro resucitará y con su emancipación establecerá un período de paz y de amor.
Vincenzo Gioberti (1801-1852), con su obra El Primado moral y civil de los italianos, se declara favorable a la unificación nacional de Italia bajo la guía del Papa. Con Manzini comparte la visión del pueblo italiano como “pueblo elegido”, pero no trata de superar el Cristianismo. La misión de los italianos sería la de guiar a la humanidad no a través de la guerra y la conquista sino mediante el primado moral de la cultura. Sin embargo, su visión del Cristianismo tiene un marcado signo liberal.
La historia y la literatura revisten importancia en el nacionalismo romántico de los pueblos del Imperio austriaco, con sus once nacionalidades, lenguas, tradiciones e historias diferentes. En la primera mitad del siglo antepasado, hay dos tendencias nacionalistas en Europa central: una subraya la identidad propia de cada nación, apoyada por un Congreso Pangermánico en Frankfurt, que servirá para unificar a Alemania y crear la Europa Central con hegemonía alemana. La otra tendencia afirma la unidad substancial de los pueblos de lengua eslava; interviene el historiador y político Frantisek Palaccky promoviendo en 1848 el Congreso Paneslavo, proyectando a los eslavos como amantes de la libertad.
Durango, Dgo. 14 de septiembre del 2008.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango

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